El maestro del rey del mundo...

By FGonzalez29

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Un chico desafortunado llamado Nyron Zhongli de 15 años, recibe la visita de un viejo amigo "familiar". Pero... More

Prologo
Accidente #1: El maestro inesperado
Accidente #2: La semilla de la discordia
Accidente #3: La calma antes de la clase
Accidente #4: Primera lección, valor
Accidente #5: Saco de boxeo
Accidente #6: La respuesta y el recluta
Accidente #7: La dama de las agujas
Accidente #8: Tarde de caza
Accidente #9: Pasión vs Orgullo
Accidente #10: El erudito y el té
Accidente #11: El mercenario y el ladrón
Accidente #12: La última pieza
Accidente #13: El mago
Accidente #14: Supervivencia
Accidente #15: Reprobados
Accidente #16: Rutina
Accidente #17: El arma de uno
Accidente #18: Corpora
Accidente #19: Animarum
Accidente #20: Las cinco caras rojas
Accidente #21: Cordero negro, Cordero blanco
Accidente #22: Un secreto de octubre
Accidente #23: Razones inesperadas
Accidente #24: El contrato del pecado
Accidente #25: As del cegador
Accidente #26: La cueva de los héroes
Accidente #27: Los tres mosqueteros
Accidente #28: Aprendizaje bajo fuego
Accidente #29: El recuerdo de un invierno distante
Accidente #31: Byakko, el lobo y el pangolín
Accidente #32: Aquella que trae el invierno
Accidente #33: La paz que uno merece
Epílogo

Accidente #30: El nacimiento del pecado del orgullo

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By FGonzalez29

Jardín del ciervo blanco, Japón [Hace 10 años]

Los niños fueron acompañados por diez cuidadores hasta sus dormitorios, todos vigilantes del ambiente por la reciente alerta que se había emitido. Todo mientras algunos otros empacaban diversos tipos de documentos y materiales de laboratorio en cajas de contención que eventualmente se llevaban hasta las puertas rojas a las afueras del templo donde se perdían en la espesura del bosque blanco que les rodeaba. Pero nada de eso fue relevante para esos niños, lo único vital para ellos era mantener esos sentimientos de unidad con los cuales reconfortar a su hermana cuyo origen sería una pregunta muy clara para su padre, ¿cuál es el origen de su hermana realmente?

No obstante, ante el mar de emociones que los niños sufrieron, estos se mostraron completamente agotados, compartiendo un desgaste mutuo que solo les condujo a sus cuidadores a dirigirlos a sus respectivos cuartos hasta nuevo aviso. Todo siendo un plan idóneo para que estos mismos no agobiaran con preguntas a sus respectivos cuidadores. Fue así como cada niño fue arropado en su debido cuarto mientras las cosas seguían moviéndose por fuera de los dormitorios.

Las maletas de contención de poco en poco había vaciado casi por completo el segundo piso del edificio principal del templo mientras algunos de los científicos que representaban parte del 25% de estos, desertaba con una debida carta en el escritorio de un pasivo Wrath que solo se resignaba a aceptar las voluntades de aquellos que decidían apartarse de él y su organización. En dicha habitación no estaba solo, sino que lo acompañaban a los lados de su oficina, el resto de las jóvenes dagas reclutadas por Yukio y también el firme Hokori a su lado derecho. Cada uno de ellos expectante por alguna movida en contra de su líder al saber lo que esa reunión de negocios había significado, eso había sido una declaración de guerra para un monarca cuyos caprichos podían conllevar repercusiones severas ante aquellos que no se sometían hacía él.

Fue así como tras un último miembro que renunciaba a la organización, que la habitación quedó únicamente con las presencias de aquellos con la cabellera blanca y ojos zafiro.


—Ese fue el último, mi señor— mencionó Hokori solo para después emitir un suspiro lleno de alivio —El señor Lawless y Yukio vigilan la extracción de los recursos, sin mencionar que vigilan con cuidado que no realicen actos sospechosos


—Bien, bien... Por fin este martirio esta por acabarse— el anciano Wrath habló con calma sin evitar sonreír con amplitud —Gracias a todos por sus servicios... Con esto, nuestra familia estará a salvo de intereses egoístas e inhumanos, hay mucha gratitud en mi que no puedo expresar en palabras— el anciano trató de levantarse para hacerles una debida reverencia a sus dagas, siendo detenido por aquel pequeño de sombrero amplio con la nota pegada a su espalda


—No necesita hacer ese tipo de gestos, al menos a nosotros no— el pequeño habló con un tono propio digno de un adulto mientras se retiraba su sombrero y lo colocaba en su pecho en señal de respeto —Usted nos dio nombres y vidas nuevas... Nos aceptó en su templo sin pedir nada más que nuestras habilidades, y aunque fuesen para actos poco morales como el asesinato... Realmente no me arrepiento por mi parte si fueron por motivos justos como los que sostiene en su templo


—Los inocentes son intocables, son almas nobles que no deben ser castigadas por nuestra mano— esta vez habló aquel hombre de sonrisa jovial y tez morena


—Aquellos que merezcan nuestra visita, serán almas podridas cuyos crímenes absorberemos sin más cuidado por el bien de los débiles— esta vez fue turno de aquella joven de kimono mientras esbozaba una confiada sonrisa


—Los desafíos serán tomados, nunca será por la recompensa, sino por hacer un gran esfuerzo por ser mejores que aquellos que castigamos— el chico de lentes habló por lo bajo pero lo suficiente para ser audible por los demás


—Esas son las dagas capitales, cazadores de monstruos entre humanos— el hombre más alto en la cámara hablo de la misma manera que los demás, demostrando esa confianza propia en sus palabras


Fue así como el anciano se mostró con una sonrisa complacida ante sus palabras, con lo mismo que pudo reconocer como los miembros nuevos habían cumplido sus especificaciones. Y aunque reconociera que el asesinato no fuese un noble trabajo incluso cuando sus acciones también requería silenciar inocentes por el bien del anonimato, el anciano podía reconocer para si mismo que sus motivos para ejercer dicha profesión iban más allá de un simple capricho.

Y el mejor ejemplo eran las personas a su alrededor, un joven con un maldición que detenía su crecimiento, todo por haber desobedecido a un antiguo culto de operadores que capturaban niños para consumir años de vida por medio de su carne, y en cuyo caso tuvo que consumir al resto de sus compañeros reclusos por orden de sus captores, el pecado de la gula, Glutony; un pandillero de un país de América del sur que vivía de la venta de drogas en un cartel menor, pero su avance en el mundo criminal le dio fama de buen peleador y buen vendedor que capto la atención de las altas bandas, obteniendo riqueza a un gran precio, siendo su familia la que moriría en el fuego cruzado de su banda antigua y las bandas de arriba que lo querían muerto, el pecado de la avaricia, Greed; el veterano entre el equipo, un noble granjero proveniente de las tierras gélidas de la madre Rusia, viviendo completamente del campo como sus padres, su único defecto era el de siempre trabajar de más haciendo que este mismo se desmayara incluso tras dos días de jornadas sin descansar ni siquiera para comer, pero esos días de paz llegarían a su fin cuando se enterara que sus padres debían una gran cantidad de dinero a un grupo de cazadores, los mismos cuya impaciencia solo trajo a la destrucción de la granja y de los padres de ese joven granjero, y esa pereza por esperar al día del pago solo los condujo en una caza perpetua en la cual un joven que no tenía nada más por que perder decidió cazarlos a ellos uno por uno hasta haber coleccionado sus cuchillos impregnados de la sangre de estos mismos, alguien que no conocía el significado de pereza conoció lo peor que puede traer a los seres humanos, ese era Sloth; la única chica del grupo provenía de un barrio bajo cuyo única actividad económica eran las compañías intimas de la vida nocturna, de entre ese grupo de personas que brindaban su cuerpo a estos servicios, había una niña, una que tras la muerte de su madre fue acogida por una casa de señoritas que brindaban estos servicios, siendo la más joven cuya inocencia se esfumo entre lagrimas y pataleos desesperados ante aquel acto impuro, siendo esta una rutina de cada noche en la cual su cuerpo terminaba agotado al estar repleto de golpes en su delicada piel, el tiempo hizo de ella una chica cuyos sentimientos y placeres se esfumaron tornándola un cascaron vacío, uno que pudo encontrar el amor en un cliente recurrente al que dejó de ver con miedo y lo miraba con ternura, completamente embelesada por sus palabras de amor y promesas de separarla de dicho mundo, palabras que se ahogaron en la nada tras descubrir que dicho hombre dejó de verla en cuanto alguien mucho más joven fue reclutada por la casa, tornando su última noche en la cual su repudio y furia recayó en dicho hombre mientras su vida se acaba en el primer acto de su vida que le daba primordialmente placer, la lujuria marcó el inicio de su nueva vida tras huir de dicho lugar, esa era Lust; y finalmente estaba el joven de lentes y fleco, un chico que provenía de una notable familia de nobles de la cual siempre fue marginado, no estaba en cenas familiares o en eventos sociales debido a que era confinado en su habitación para no incomodar a sus visitantes, su vida tampoco tenía grandes lujos incluso con su fortuna, pues su familia prescindía de él para otorgarle más lujos y comodidades a sus otros cuatro hermanos, no fue sino hasta un evento tradicional de su familia en el cual por ordenes de su abuelo el joven marginado fue incluido, un evento de tiro al blanco en el cual el brillo más que sus hermanos entrenados por hábiles tiradores, atrayendo la única aprobación de su abuelo incluso sobre su propio hijo debido a que había reconocido a un prodigio verdadero en su familia, fue así como él paso más tiempo en casa de su abuelo aprendiendo de primera mano de los negocios familiares y mucho más gracias a que estaba obteniendo esa educación que se le había negado siendo encaminado de primera mano a ser el heredero de la fortuna de la familia incluso por encima de su padre, pero eso se acabo en cuanto una noche el grito ahogado de su abuelo provino de su oficina sin previo aviso, fue así como el propio chico vio al entrar como aquel al que llamaba padre estaba encima del inerte cuerpo de su abuelo cuyo cuello estaba completamente tajado y desprendiendo una gran cantidad de sangre, algo a lo cual aquel hombre intentó escapar de la propiedad a toda costa mientras el nieto lloraba a lado de la única figura paterna que había tenido desapareciendo con el tiempo y con el apreciado rifle familiar propiedad de su abuelo, y en la fiesta de sucesión en la que su padre sería nombrado cabeza de la noble familia fue recibido en las primeras palabras de su discurso por un disparo certero en medio de sus cejas, un disparo que escurrió su sangre hasta su copa como un riachuelo, un disparo que tuvo como perpetrador a varios metros fuera de la propiedad a ese hijo que nunca deseó y al que le había quitado la única felicidad que había tendido, su envidia había hecho de él un tirador capaz de quitar la vida, ese era el joven Envy.

Todos ellos reclutados por su pasado y la necesidad de rehacer sus vidas en un camino más correcto que el que habían elegido, usando nuevos talentos y sus pasados para salvaguardar el honor de muchas personas, justo cuando había sido fundada en la era feudal del antiguo Japón para proteger a las personas de sus propio feudo de las injusticias cometidas entre los señores feudales, prestando sus servicios a causas nobles de entre las guerrillas que se generaban en todo el país, jurándose que sus acciones siempre serían para que prosperara un Japón más honorable y unido; sin importarle los casos extranjeros, una política que sostuvo su longevo fundador hasta la llegada del chico llamado Yukio.

El joven tras notar como el fundador estaba contra la espada y la pared con el caso del proyecto de dichos niños no pudo evitar darse cuenta como este ya no quería entregarlos debido al enorme cariño que había ganado a ellos como un verdadero padre. Siendo comprendido por aquel joven que, tras meses de persuasión, hizo actuar su plan de reclutamiento en menos de un año, viajando por el mundo buscando aquellos que dispusieran sus servicios con tal de hacer pagar a aquellos que atientan contra personas como ellos. Siendo así terminó sorprendiendo al fundador y al propio Hokori, pues el no era un asesino, el no era un hombre de negocios, a su corta e inexperta edad de 14 años el solo quería fungir en el templo como paramédico, siendo así que en sus viajes fue supervisado por el propio Hokori, el cual constantemente ponía trabas en sus métodos del reclutamiento. Siendo así que terminaron conociendo de forma eventual a aquel castaño brillante en una ciudad remota de Colorado, llamada East Royal Forest.

Fue así como el fundador se separó finalmente de su escritorio y se encaminó a la puerta de la oficina para empezar a supervisar por si mismo lo que sería el evento final de su contrato con el diablo mismo. Siendo seguido de forma cercana por sus dagas y Hokori. Finalmente podrán seguir su camino sin exponer a esos niños que ya eran considerados por familia por todos y cada uno de los miembros del templo. No obstante, una ronca voz resonó a espalda de todos, abriéndose por mero instinto hacía el escritorio donde había resonado dicho ruido; pero nadie estaba en posición de combate, todos estaban paralizados por una presencia superior a la gravedad, una que les daba pavor para mover incluso una sola fibra de sus músculos. Los ojos de todos terminaron impactados por un terrible miedo inexplicable a la singular figura de un gato negro de ojos amatistas, uno cuya presencia no habían podido notar desde antes.


—E~ese gato...— incluso el estoico Hokori terminó balbuceando con su cuerpo completamente paralizado, dando así una imagen aterradora sobre el resto de las dagas que sentían y magnificaban dicho miedo


—Si... Hizo un desfase— mencionó un Wrath cuya calma había sido remplazada con una faceta sería ante la situación, era momento de pagar regalías


Paralelamente a dicha situación, Yukio y Walter observaban la mudanza de las investigaciones del templo. Notando como varios cuidadores les hacían grupo a sus espaldas a modo de guardia, reclutando así a aquellos que se quedarían al ser fieles al templo. Yukio tomando una cuenta mental de los recursos de los cuales se estaban jactando con una impresionante memoria y capacidad de analizar el ambiente que le caracterizaba su perspicacia; mientras que Walter observaba con una simple sonrisa el ambiente en alerta máxima a cualquier desplante de las hostilidades que habían generado en su riña legal con aquellos hombres, teniendo sus manos en sus bolsillos que ocultaban perfectamente como sus manos sujetaban sus armas sin vacilar. Sin embargo, el teléfono de Walter sonó, y sin que viera al contacto, respondió sin más.


—Oh, que bueno que llamas, las cosas terminaron bien, los niños están...— habló con elocuencia a la persona tras el otro lado de la línea; pero sus palabras fueron cortadas casi de inmediato, cambiando su rostro a uno completamente asustado intentando dirigirse al joven de pelo blanco a su lado —¡Yuki...


Todo el ambiente se sincronizó de forma impensable cuando una explosión azoto el ambiente con fuerza. El ultimo piso, la oficina del propio Wrath detonó en una nube de color morado que destruyó las ventanas en una dispersión que tornó en segundos el propio vidrio en meras partículas que se perdieron con las corrientes invernales que aún azotaban el recinto, corrientes que parecieron detenerse mientras la onda expansiva esparcía humo de forma alarmante hasta cubrir la mitad del perímetro del templo. El fuego se apoderó del techo de la torre, llamas moradas que encendían la estructura y el último piso como una vivida antorcha que señalaba el desastre.

Ante aquella impresionante escena, el único que pudo moverse con libertad al pavor fue el propio Yukio, el cual no dudó en ningún segundo el llegar a correr en dirección al edificio; pero fue frenado por una nueva explosión en la planta del edificio, una que se replicó en los demás pisos a excepción de aquel que detono primero. Haciendo que la propia lo arrojara lejos de ahí y lo dejara rendido contra el piso junto con el resto de los espectadores del caótico evento. Todo mientras nuevamente trató de correr al interior de este, siendo nuevamente frenado por su amigo Walter, el mismo que no tuvo de otra más que inmovilizarlo en el suelo mientras emitía alterados gritos al resto de cuidadores para iniciar un plan contraincendios y rescate ante el accidente.

Pero no únicamente ahí estaba ocurriendo una notable desgracia, una más se estaba llevando a cabo en el dormitorio de los infantes. Un evento incluso peor que el otro paralelo en el templo, uno que inició con un desgarrador grito femenino que fue silenciado de golpe en la cocina del dormitorio, un grito que sucumbió mientras la pared atrás de dicha mujer era cubierto por sangre generada en un fino tajo.

Mientras eso sucedía, en los últimos dormitorios el silencio azotó súbitamente mientras una niña dormía plácidamente en un cuarto hecho un caótico páramo. Un sueño que terminó con su pacifica sucesión de imágenes sin sentido hasta que su cabeza le trajo devuelta aquel gato negro de ojos amatista, y tras ello su cabeza empezó a emitir un tintineo agudo que lastimaba sus sentidos hasta levantarla de su letargo con un grito ahogado por si misma. Fue ahí donde se levantó alterada, sintiendo como su cuerpo se tensaba y empezaba a emitir temblores involuntarios, todo mientras en su cabeza aquel sonido agudo seguía emitiéndose. Pero todo eso cambió de golpe al escuchar en su cabeza una frase, una idea que apareció de la nada como un comando cuyo dueño no era ella misma.


"Mátenla"


Esa sola palabra resonó con fuerza mientras aquel ruido agudo se intensificó de golpe tras escuchar un sonido portentoso del exterior similar a fuegos artificiales, empezándole a traer un severo dolor de cabeza que le hizo rasgar de poco en poco la piel de su cabeza con tal de silenciarse a si misma en la desesperación. Su cuerpo vacilaba en moverse y solo logró mecerse sobre su cuerpo hasta llevar su cabeza hasta su almohada, apretándola con suma fuerza contra su rostro hasta envolver sus oídos, un acto que falló rotundamente tras la agonizante permanencia de aquel agudo sonido que ahora podía brindarle una sensación que le perforaba el cerebro hasta sus adentros.

Conteniéndose las ganas por gritar no pudo evitar que brotes de lágrimas descendieran por su rostro en compañía de diversos gruñidos que buscaba que le permitieran a dispersar su dolor, fallando notoriamente tras notar como su llanto no cesaba al igual que el dolor. Pero esas sensaciones dentro de ella la hicieron exaltarse tras recordar el vínculo, lo mismo que le hizo pararse con rapidez y caminar a duras penas hasta la puerta debido a que sus sentidos eran aturdidos de tal manera que sus pies no podían discurrir en línea recta sin balancear su cuerpo. Pero justo cuando tomó el pomo de la puerta, su cuerpo se paralizó nuevamente tras una horrorosa sensación que discurrió su cuerpo entero, una en la cual su sangre se heló hasta el punto de congelarse por el medio que la rodeaba mientras su cuerpo entero solo quería rendirse contra el suelo por una temblorosa sensación que discurrió desde sus rodillas hasta la planta de sus pies, haciendo que esto último finalmente la dejara de rodillas en el suelo con la punta de sus dedos aún puestos en el pomo de la puerta. Perdiéndose en aquel sonido agudo mientras más y más sensaciones discurrían su cabeza, unas que alteraban sus sentidos tras la inexplicable necesidad de reír descontroladamente, otra dándole indicios de querer llorar sin cuartel alguno y otra que solo quería dejarla paralizada lamentando su existencia.

Pero dichos pensamientos en su cabeza se dispersaron de golpe tras escuchar un grito ahogado en la nada por el otro lado de la puerta fue seguido por un impacto en el suelo, y tras ello el silencio del ambiente la distrajo de su caos interno mientras preocupantemente aquella sensación de risa descontrolada aumentaba significativamente, así como un nuevo sonido similar al chapoteo del agua era audible del otro lado. Aunque su cuerpo estaba paralizado por el caos en el exterior como en el interior de su cabeza, sus sentidos le devolvieron el control de su cuerpo tras notar como una laguna carmesí oscura empezaba a entrar a su cuarto por el espacio por debajo de la puerta, una que asoció directamente con la sangre misma, sangre que puede ser de algún ser querido y tras tener presente el gran cúmulo de emociones en su cabeza relacionó dicha sangre con alguno de sus hermanos, haciéndole abrir la puerta con apuro hasta dar quien estaba del otro lado sangrando de forma tan alarmante.

Su cabeza en apuros estaba a punto de llegar a un límite tras abrir la puerta; pero ella no imaginó jamás sí que fuese para bien o para mal, y fue para su agria sorpresa el encontrar que dicho flujo de sangre no venía de la respuesta que creía. Frente a su puerta, solo pudo encontrar una imagen que le hizo ahogar un grito de miedo que logró contener tras poner sus manos sobre su boca, forzándose a taparla. Frente a ella se estaba cometiendo un asesinato brutal, un cuidador cuyos ojos abiertos ya no parpadeaban y se mostraban sin brillo alguno, estaba siendo apuñalado repetidamente en su tórax haciendo que la sangre salpicara por todas partes, las paredes estaban ya no teñidas con aquel café oscuro de la madera. Mientras que en el suelo la sangre empezaba a discurrir en todas direcciones de donde se encontraba el cuerpo, una perdida de sangre que evidentemente acabaría con la vida de cualquier ser humano. Y su atacante, no era más que una figura que impactó aún más a su inesperada espectadora, un pequeño de ropas térmicas blancas que ahora cuya playera ya estaba completamente mojada y teñida de un carmesí profundo por culpa de una victima que aún seguía siendo apuñada tras haber dejado de emitir un destello de vida desde hace tiempo.

La niña reconoció al niño inmediatamente como uno de sus hermanos, trató de llamarlo; pero sus palabras no salían por el miedo que ahora erizaba su piel. Y fua ahí donde la niña hizo caso a su propio sentimiento de familia y se le acercó con una valentía que se atenuaba en sus temblorosas extremidades. Llegó al punto de finalmente tocar su hombro con un ligero piquete de su dedo índice. Algo que vagamente logró percibir por lo aún vigente del vínculo en ambos niños. Siendo así que la mirada de su hermano finalmente fue atraída por ella, viendo así unos ojos cuyas pupilas estaban contraídas de forma preocupante mientras sus ojos estaban tan abiertos que permitían ver como alrededor de aquel iris zafiro, su esclerótica estaba repleta de venas más que visibles que discurrían cada punto de su globo ocular. Viendo de igual manera como parte de su rostro estaba salpicado en su mejilla derecha por grandes gotas de la sangre del mismo cuidador que aún apuñalaba.

Ella esperó una palabra o mínimo que su hermano saliera de aquel transe que solo atemorizaba a la pequeña Ryoko; no obstante, lo único que recibió fue una curiosa sensación discurriendo el interior de su antebrazo con el que tocaba a su hermano como un fino tajo, uno que aún no había ocurrido. Fue así como llevó su mirada a dicha zona de su brazo y no pudo reaccionar hasta ver como su hermano en un solo movimiento desplazó su mano de forma ascendente a ella, un tajo que pudo evitar con un movimiento involuntario de su cuerpo al dar un brinco a su espalda, haciendo que su premonición no se cumpliera completamente como lo había sentido. Y aunque estaba maravillada por aquella premonición y sus reflejos, todo se ahogo por el pavor que le dio ser casi apuñalada en el brazo por aquel que era su hermano.


—He~herma...


—Mátenla— mencionó mientras forzaba una sonrisa a la cual se le escapaban grandes cantidades de lágrimas de forma involuntaria


Fue así como la pequeña sintió una enorme necesidad de huir de ahí. Y eso mismo la condujo a correr sin previo aviso a las escaleras que estaban hasta el otro punto del pasillo, resbalando a primera instancia por el charco de sangre que había llegado hasta sus rodillas mientras sujetaba su mano sangrante por el tajo en su antebrazo. No miró atrás ni una vez, no quería volver a ver a su hermano en ese estado por lo que correría hasta encontrar ayuda. Un acto que iba tan bien por ser siempre de las más rápidas de entre los hermanos; sin embargo, justo al estar a unos pasos de las escaleras, su caminar cesó de forma abrupta al sentir como su pantorrilla derecha era perforada como si se tratara de una aguja a gran velocidad. Este nuevo hecho le hizo tener un escalofrió discurriendo por su espina mientras giraba poco su cabeza con tal de ver a su espalda, haciendo que su atención fuera robada tras ver como un chuchillo cuya punta estaba impregnada en sangre era disparado a sus piernas, algo que nuevamente evitó con un salto lateral a una reacción inhumana, haciendo que este en vez de encajarse, solo provoco un corte ligeramente profundo en su pantorrilla. Un hecho que le hizo perder el piso a la pequeña Ryoko, dejándose llevar por la gravedad de unas escaleras que había olvidado que había dejado atrás.

Su descenso por las escaleras fue sumamente rápido, pero para ella, pareció el momento más largo de su vida. Cada escalón solo le traía dolor mientras algunas partes de su cuerpo crujían con cada impacto, su cabeza finalmente se olvidaba del caos mientras su cuerpo era expuesto en uno nuevo. Pero fue cuando llegó al suelo firme de la planta baja donde finalmente su cabeza retomó el control del cuerpo, uno sumamente dañado al cual todas sus extremidades aullaban de dolor mientras con quejidos trataba de moverse en el suelo con tal de alcanzar la salida de aquel lugar. Frenándose así misma cuando de las escaleras empezaban a escucharse pasos notablemente lentos, logrando percatarse que aquel que venía era su hermano aún sonriente mientras su caminar se alteraba con cada paso con espasmos de dolor visibles en su rostro, el vínculo de igual manera le había afectado.

Ryoko trató de pensar en una nueva forma de llegar al exterior; pero nuevamente fue interrumpida tras sentir con fuerza en su frente un gran número de impactos, unos que iban acorde con un sonido repetitivo de uno de los muros de madera de aquel lugar. Llevando su mirada a dicho lugar, solo pudo ver a dos de sus hermanos caminando hacía ella con la misma expresión que aquel que bajaba de las escaleras, ambos con un arma en mano completamente enrojecida y goteando aquel líquido escarlata que pudo notar que empezaba a teñir el suelo justo como lo hacía aquel cadáver de cuidador en el piso superior; todo mientras una de sus hermanas estaba con el rostro contra la pared brindándose así misma un gran número de impactos sin medir su fuerza en contra de la pared. No obstante, en dicha planta baja eso no era la excepción, el solo férrico olor de la sangre inundo los sentidos de la chica a tal grado que una sensación de asco le hijo querer expulsar desde sus entrañas todo lo que fuese posible hasta sentirse medianamente bien, sin mencionar que la imagen que acompañaba aquel ambiente solo le hizo gritar de forma desgarradora hasta incluso ser audible por todo el piso, esto se debía a una enorme pila de cuerpos que eran amontonados en la mesa del comedor central, todos ellos de cuidadores cuyos pechos estaban perforados al igual que sus cuellos y extremidades en señal de haber querido defenderse. Toda esa pila de cuerpos desprendiendo un gran cumulo de sangre que empapaba el suelo mismo a modo de una inundación producto de una terrible tormenta.

Fue en su acto de desesperación que intentó levantarse tras gatear de espaldas contra su única salida; sin percatarse que cuando su espalda topo pared, estas solo eran las piernas de otras de sus dos hermanas cuya presencia había sido casi inexistente para ella. Y tras ver aquellas mismas miradas de locura y la sangre manchar sus rostros que alguna vez fueron inocentes, su cuerpo emitió nuevamente esas premoniciones a modo de agujas; sin embargo, esta vez no pudo ni evitar que se cumplieran por completo.

Ryoko fue levantada por una de sus hermanas mientras la arrastraba con fuerza hasta el centro del comedor justamente a un lado de aquella pila de cadáveres. Tras ello, uno por uno cumplió la premonición de sus agujas, recibiendo fieros tajos en sus extremidades y torso a modo de castigo, uno en el cual los tajos eran profundos hasta dejar ver como los bordes de su piel fuesen visibles tras desprender una cantidad significativa de sangre. Los gritos de la pequeña ante aquellos actos contra ella eran ahogados por la mano de la hermana que aún la retenía mientras apuntaba su cuchillo en su cuello a modo de amenaza. Todos reaccionado entre si en cada tajo con una notoria alteración en sus sonrisas mientras una alterada Ryoko poco a poco sentía como sus cuerdas vocales le ardían terriblemente por sus intentos por gritar, mientras varias partes de su cuerpo escurrían sangre por montones, y sin notarlo incluso hasta había generado un descuido en sus pants térmicos por la falta de contención por pánico que albergaba su ser.

Su tortura se llevó a cabo incluso hasta que su playera térmica ahora estaba tajada en vertical con múltiples manchas de sangre discurriendo en unas mangas que ya estaban más que rasgadas, dejando al descubierto su tórax entero, captando así la atención de sus hermanos en una singular cicatriz en el centro de este mismo. Haciendo que sus hermanos empezaran a sentir la descontrolada sensación de emitir una risa elocuente que incluso hizo que la hermana que sujetaba a Ryoko le dejara caer en el suelo. Haciendo que nuevamente la cabeza de la niña se tornara igual que desgarradora que su cuerpo, por aquella sensación incontrolada que reprimía con sus propias ganas de llorar mientras de forma esporádica a todo eso repetía una sola pregunta a sus hermanos cuyos estaban más que alertados por una tenebrosa sed de sangre: "¿Por qué?".

Fue así como aquella hermana que la sujetaba le dio vuelta al cuerpo de Ryoko y acto seguido se sentó encima de ella mientras dos de sus hermanos se paraban en sus brazos extendidos con tal de inmovilizarla. Su hermana alzó el cuchillo en dirección a aquella niña indefensa cuyas lagrimas ahora eran acompañadas por una mueca que reflejaba el dolor mismo mental y físico que estaba teniendo en ese momento con sus fosas nasales expulsando una gran cantidad de moco. Fue esa misma faceta que la hermana encima suya pudo contemplar, completamente decidida a hacer descender su cuchillo en dirección de la cabeza de su hermana mientras portaba ese rostro repleto de locura. No obstante, esa imagen se rompió en un solo instante en el cual por su cabeza resonó un pensamiento con la voz de aquella hermana encima de ella...


"Perdóname, Ryoko"


Tras aquellas palabras, esa misma niña con el arma prosiguió a realizar un acto que le helaría la sangre a la pequeña Ryoko. Ella en un parpadeo dejó caer el cuchillo de una forma sumamente extraña, y en menos de un segundo ella ya estaba siendo apuñalada en el cuello por su propia mano, expulsando así una salpicadura de sangre que llegó a la niña que estaba por debajo de ella. Al unisonó todos los niños empezaron a retorcerse de dolor mientras emitían un grito de dolor que mezclaba su locura con una sensación obstructiva en su garganta. Pero incluso cuando el vínculo llegó a todos al mismo tiempo, la única que lo percibió de forma diferente fue la propia Ryoko, la cual se vio liberada por sus hermanos en medio de la conmoción y le permitió atrapar en sus brazos el cuerpo ya sin vida de su propia hermana. Todo mientras en los adentros de la niña aquellas sensaciones dolorosas le hacían enterrar sus uñas de forma involuntaria al cuerpo de su hermana; sin embargo, una nueva sensación se atenuaba en su pecho como si de una llama cuya vida se había extinguido, una que se intensificó mientras un enorme remordimiento se acuñaba en ella al ver un sinfín de recuerdos de ella en su cabeza como una fugaz película. Una perdida que fue recibida por sus hermanos con un desgarrador grito que les permitía ocultar como las lagrimas intensificaban su flujo por sus rostros.

Pero esa escena nuevamente cuando sus hermanos recobraron su caótica compostura mientras apretaban sus cuchillos y se abalanzaban a la hermana que aún abrazaba el cadáver de otra como ellos. Algo que no pasó desapercibido por Ryoko tras sentir como esa sed de sangre inundaba nuevamente su cabeza con aquel mismo sonido agudo que revolvía sus pensamientos. Algo que solo le hizo cerrar los ojos y apretar aún más el cuerpo que abrazaba contra su pecho. Sin sentir su cuerpo, el cual empezaba a dispersar escarcha desde la punta de sus dedos. No sin antes, percibir un gran número de agujas proviniendo de cada parte de su cuerpo.

Y fue justo tras un agudo y desesperado grito con lo que sala terminó en un silencio absortó al cual lo único que le acompañaba era el crujir de la madera de forma atroz. Sin mencionar que para la propia Ryoko, su cuerpo se paralizó nuevamente mientras un frio indescriptible le hacía sentir como su piel se quebraba incluso con el mínimo acto de respirar; a la vez que sus extremidades las sentía completamente perforadas hasta sus huesos, incluso podía sentir un inmenso dolor proveniente de ellas como si se hubiera desprendido de alguna uña del pie mal cortada pero intensificado por toda una extremidad; las lágrimas involuntarias y quejidos de dolor la hicieron apretar aún más su firme abrazo mientras de forma desapercibida sentía como su piel se encontraba impregnada en alguna especie de líquido.

Fue así como tras abrir sus ojos, se fijo como una fina capa de hielo cubría el inerte cuerpo de la niña que abrazaba. Y tras ello notó como la piel blanca de su hermana estaba incluso con cristales cian de hielo incrustados en su piel. Elevó la mirada en aquel comedor e incluso con sus sentidos inundados de señales, notó como finos copos de nieve caían sobre ella, a su vez que el suelo mismo estaba cubierto de nieve mientras por debajo de esta el suelo mismo y la sangre que lo manchaba fueron congelados por una templada capa de hielo de color cian. Y tras percatarse del ambiente, llevó su mirada a su espalda, llevándose una imagen que la perseguiría incluso en años futuros.

Atrás de ella se elevaban finas condensaciones de hielo similares a las que representaciones de los polos. Firmes y amplias que formaban pequeñas columnas, un paraje nuevo en dicha habitación que había nacido por arte de magia. Pero dicha imagen se tornó tétrica en un solo instante tras ver como de entre dichas condensaciones, unas finas columnas como pinchos atravesaban cinco cuerpos que ella reconocía perfectamente por su cabellera blanca como la nieve. Dos de ellos atravesados por diversas columnas de hielo en su pecho y piernas, elevándolos casi hasta llegar al techo de la planta baja; uno más siendo completamente privado de sus extremidades hasta el punto de que uno de sus brazos separado de su torso por una de esas columnas mientras su brazo colgaba únicamente estando perforada por su palma; y el último cuerpo estaba completamente partido por la mitad teniendo un torso con sus brazos congelados en el suelo mientras sus piernas desde la pelvis estaban hasta el techo de la habitación por un pincho de hielo.

Todos sus hermanos estaban completamente destrozados por un hielo que había aparecido en su desesperación, dándole así un horroroso significado a la niña que veía toda la escena con un cadáver aún estando en sus brazos; sin embargo, todo ese dolor se diezmo hasta dejarla con la sensación de sus cortadas era la única que llegaba a tener tras tener nuevamente ese presentimiento de una llama apagándose, esta vez siendo más fuerte como si la multiplicara un par de veces más en su intensidad. Reconociendo esa sensación tras ver como la vida de su hermana se extinguía enfrente suya, sin mencionar que pensamientos nostálgicos volvían a su mente mientras suaves voces susurraban a su oído con mucha familiaridad para ella.


"Tu siempre serás nuestra hermanita"


Ryoko finalmente soltó el cuerpo de su hermana y se apartó de este hasta llegar a la pared de la puerta del recinto. Envolviéndose en sus piernas mientras temblaba sin control por no solo el frio, sino por el gran número de cosas que atormentaban su cabeza en dicho momento. Incluso con sus manos impregnadas en la sangre de su hermana, ella no dudo en taparse los oídos y cerrar sus ojos con fuerza deseando que todo lo que llevaba pasando en su día fuese meramente una horrible pesadilla producto de su mente traviesa. Pero lo único que pudo recibir de aquel acto fue una risa grave que le erizó por completo la piel.


—¿QuIeREs sALvaRlOs? — una voz distorsionada se emitió con fuerza en su cabeza, alterando sus sentidos al querer emitir un chillido de miedo —VeN... O uno POr unO... MorIRáN


Tras la última palabra de aquella voz, una breve pero significativa imagen vino a su cabeza. Esa era la de otro de sus hermanos, una en la cual se podía ver como si ella misma encarnara en otra persona tras ella, una persona que tomaba a su hermano por la espalda y sujetaba fuertemente uno de sus hombros, y todo para que acto seguido su espalda fue perforada con fuerza con un objeto similar a una estaca. Todo para que en ese mismo instante pudiera notar como esta atravesaba su tórax por completo desprendiendo una enorme cantidad de sangre del impacto y una notoria cantidad vista en el rostro de un asustado hermano cuyos ojos estaban repletos de lágrimas.

Ryoko sintió como su corazón se salía de su pecho por una implacable lanza que le hizo entumir su cuerpo en un espasmo que le hizo arquear la espalda, tras ello sintió en su cabeza una asfixiante necesidad de gritar y pedir auxilio, el niño pidiendo auxilio que fue ella fue intensificada con fiereza mientras la desesperación nublaba su conciencia; pero antes de que el pánico la hiciera desmayar ante aquellas desagradables sensaciones, una nueva llama de había extinguido.


—EL quE SigUE— mencionó aquella voz con una notoria burla


—¡YA BASTA! — gritó aquella niña que cargaba con las sensaciones de todos sus hermanos que ya no estaban con ella, todo eso le hizo perderse en la misma desesperación que provocó su desgarrador grito, todo mientras aún con sus entumidas extremidades intentaba pararse de una forma muy débil


Y tras finalmente levantarse, la misma imagen de su hermano se repetía nuevamente en su cabeza, encarnando así un nuevo asesinato de un ser querido. Uno que le hizo emitir un gruñido de dolor mientras sus lagrimas brotaban con intensidad al caer sobre una de sus rodillas por aquella agonizante sensación.


—SaBEs doNDe EstÁMOS... VeN— mencionó nuevamente con una burla aquella voz


Fue así como la pequeña Ryoko se levantó una vez más y abrió la puerta del dormitorio, guiándose a paso lento fuera de este. El ambiente caótico del exterior no la alarmó en lo absoluto, los cuidadores corriendo sin parar con equipo de bombero y mangueras en dirección a una decadente torre por el fuego no hizo ni una mínima reacción en ella debido a que su único objetivo se había fijado, debía seguir una tenue corazonada en su pecho que la conducía al santuario del templo. Con cada paso, se percató como el dolor en su cuerpo se mermaba gradualmente hasta volver dichas sensaciones inexistentes mientras lo único que lograba percatarse era del flujo de sangre que tenía fuera de su cuerpo por sus heridas. Inhalando y exhalando con fuerza notoria y un rostro al cual se le había desvanecido las emociones y solo podía mirar con esfuerzo al frente con un gran cúmulo de lagrimas cayendo de sus ojos.


—UstedES No DEBían Ser nada MáS Que MarIONetas...— tras sus palabras graves otro hermano fue asesinado dentro de los pensamientos de aquella niña, haciéndole arrugar el ceño por el dolor mientras se llevaba una mano al pecho y sus pisadas pequeñas empezaban a congelar su camino como un camino hecho de hielo —PErO SU "paDRe" Se ENCARiñÓ... Y LO ARRUInó TodO— la niña aún así siguió con su camino —MI PRobleMA NO Es Con UstéDES, Son Excelentes ASESINOS...— tras ello, uno más perdió la vida mientras la estaca esta vez acababa con su vida al atravesar desde la espalda su cuello, haciendo que la niña se frenara un momento para recuperar el aliento por aquella sensación obstructiva en su garganta; pero no tardó mucho para continuar caminando, incluso acercándose hasta las puertas del santuario, postrando sus manos en aquellas dos puertas corredizas —PaRA Eso FUEroN CreADoS... NuncA TuviERON Madre... UstedES NACIEroN De un Estúpido Tubo de ESAYo— la chica fue detenida nuevamente tras sentir como sus brazos se entumían por culpa de un extraño sonido del otro lado de la puerta, percatándose como su hombro y su brazo se encontraban entumidos hasta el punto que el mantenerlos en el marco de la puerta simplemente le era agonizante. Y nuevamente tras su cabeza, vio la espalda del último de sus hermanos siendo empujada por un pie mientras sus dos brazos eran extendidos hacía atrás en contra de su voluntad como si ella misma lo estuviera realizando. Asociando ese dolor con la agonía que sufría su allegado por dicha situación, una que empeoró tras ver como los huesos de su hermano lograban salir tenuemente de su piel agravando su dolor hasta el punto de querer gritar; pero conteniéndoselo con gran voluntad —Y Si yo NO vOY a UsarlOS... AL MenOS QUIerO SAbeR QuE nO FUERON un FracaSO...


Tras aquellas palabras Ryoko abrió la puerta solo para ver como un camino fúnebre los cuerpos de los hermanos que vio asesinar en carne propia hasta llegar al centro de dicho santuario donde también lo acompañaban diversos cadáveres de cuidadores. Estando en el centro la pequeña Rin, una con una mirada completamente sonriente que sujetaba con su mano derecha un cuchillo en el cuello de la otra y última hermana de ambas niñas mientras con su pie izquierdo presionaba con ligereza una estaca de madera creada con el suelo roto del templo que se encontraba con su punta ligeramente encajada en la cabeza de aquel hermano con sus extremidades superiores destrozadas que reposaba con agonía en el suelo.


—SabES... Una vez...— aquella voz distorsionada se aclaró hasta dejar ver que aquella que siempre le habló fue su hermana más cercana, Rin —Jugamos al Kudoku, todos metimos un insecto en la vieja vasija que encontramos en el bosque, todo para saber cual era el insecto más fuerte... Sin embrago, siempre vi dicho juego aburrido, nunca podíamos ver lo que ocurría en la vasija... Pero gracias a esta voz... ¡Ya se lo que se siente! — tras su eufórico grito lleno de alegría que se delataba por su sonrisa, ella procedió a desvanecer las vidas de sus otros dos hermanos cerca con solo mover ligeramente sus extremidades


El sonido de su hermana ahogándose en su propia sangre y el cráneo de su hermano siendo perforado finalmente alteró los sentidos inamovibles de la pequeña Ryoko, regresándola a la realidad con un gran grito que inundo la sala mientras una tormenta de nieve parecía comenzara en un remolino alrededor de la niña hasta expandirse e incrementar su fuerza para llenar la sala entera. Y tras ello, dos otras flamas se apagaron en el pecho de la niña.


—Cumplieron mis expectativas, tenían todo lo que se solicito en los requisitos de entrega... Altas capacidades de concentración, agilidad sobrehumana, fuerza sobrehumana, capacidad innata para dominar cualquier arma y convertir lo que sea en una, hemokinesis para controlar la sangre de sus blancos para guiarlos a ustedes o a un arma a sus presas lastimadas, la premonición de heridas gracias a la sobreestimulación de sus terminales nerviosas... El desfase innato— tras ello, Rin se acercó a paso lento a una Ryoko que se encontraba derribada en el suelo con sus dos manos en el suelo tratando de controlar sus lágrimas, respiración agitada y sus ganas de vomitar —Todos se supone que debían superar a las dagas, no unirse a ellas... Pero de entre todos esos insectos... Tu fuiste muy especial... Mi amada Byakko, todo este tiempo tú fuiste una... ¡Usuaria! — tras sus palabras Rin corrió con gran rapidez hacía donde estaba su hermana con su cuchillo dispuesto a acabar con aquella última vida


Ryoko apenas y logró colocarse en sus dos rodillas antes que su premonición se activara y un vacío inmenso se generara en su pecho a tal grado que su propio corazón le dolía por una punzante sensación. Y fue su reacción inhumana lo que le hizo atrapar con una de sus manos aquel cuchillo que buscaba ser encajado en su pecho, atrapándola por el filo y dejando que su piel se desgarrara atrozmente. Mientras con su otra mano cuidaba el interior de su camisa térmica desgarrada como si cuidara el flujo de una gran herida.

El pesar que tenía Ryoko se dejaba ver en como con el rostro roto por el llanto frenaba aquel ataque impulsado por las dos manos de aquella que siempre reconocía como su hermana más cercana, aquella en la que pensaba de forma individual incluso cuando le hacían recordar al resto de sus hermanos, con la que siempre se metía en problemas por sus competencias, con aquella hermana que le dio el significado de la palabra amor... La misma que había asesinado a dos de sus hermanos con una sonrisa monstruosa carente de arrepentimiento incluso en ese mismo momento en el cual el brillante color zafiro de sus ojos fue sustituido por un amatista oscuro que absorbía cada brillo de bondad en dicha niña.

Las memorias de sus hermanos, las fiestas que pasaban, las estaciones compartidas, las cenas, los juegos, la diversión y el cálido recibimiento que todos se tenían. Todo pasaba por su cabeza de forma fugaz mientras entre sollozos simplemente suplicaba que su hermana escuchara su única palabra que a duras penas y podía articular: "detente". Sin mencionar que la locura de su hermana podía ser percibida por la propia Ryoko como una embriagante y desesperada sensación de acabar con una vida, todo mientras su atención se concentraba de igual manera en el flujo de sangre fuera de su cuerpo. Pero aquellos pensamientos fueron pasados inadvertidos cuando un par de gotas lograron caer de forma suave en la superficie del rostro de la niña atacada, haciéndola ignorar el ambiente en cuanto logró ver de mejor manera el rostro de su hermana.

El rostro de Rin estaba inmerso en una amarga sonrisa en la cual desprendía un gran número de lágrimas involuntarias que empezaban a caer al suelo y a la propia Ryoko. Captando así un par de pensamientos que le hicieron compartir en ese momento una amargura que no creyó que viviera dentro de los últimos remanentes del vínculo.


"No quiero hacerlo"


La cabeza de Ryoko se encontró en blanco tras aquel fugaz pensamiento y con ello su cuerpo empezó a moverse por si mismo. Las emociones en su rostro se desvanecieron mientras el frio en su pecho se intensificaba a la par que sus emociones eran silenciadas como aquella vez en la oficina de su padre. Recordando como escalofriantes susurros "PaRA Eso FUEroN CreADoS". Tras ello, las memorias con su hermana finalmente cesaron mientras por los labios de la pequeña niña se colaba una singular palabra.


—Adiós


Tras aquella simple despedida, la mano de la pequeña Ryoko se movió sola hasta el pecho de su hermana, portando de forma camuflajeada un cuchillo de cocina que era envuelto en la rasgada ropa de la pequeña Ryoko, uno que aún tenía fragmentos de hielo cian. Siendo así que en cuestión de un parpadeo Rin fue perforada en el corazón por la propia mano de su amada y última hermana en vida.

No hubo sentimientos encontrados, no hubieron sensaciones extra tras ello, reconociendo una singular circunstancia, ambas en dicho momento habían entrado en el desfase. Rin se desplomó al soltar su cuchillo mientras Ryoko se precipitaba al abrazar al cuerpo de su hermana a la cual le había retirado el cuchillo con el que la había atravesado. Tras ello, ambas chicas sostuvieron sus miradas hasta sonreír con ternura la una a la otra, dejando ver como aquel color amatista se había esfumado, regresando sus ojos a aquel hermoso zafiro como el cielo.


—Siempre te amaré, Byakko... Gracias...— fueron las palabras que una débil Rin dijo solo para después acurrucarse en el pecho de su hermana a nivel de su pecho sintiendo sus latidos y justo en el mismo lugar donde la pequeña hermana sentía como la última llama de su familia se extinguía, dejando un vacío que le hizo salir de aquel frio estado, sacándola del desfase


Ryoko apretó con fuerza el cadáver de su hermana y tras ello, las lágrimas simplemente cesaron mientras se esforzaba de mirar al cielo con una mueca reacia al simple hecho de llorar. Algo que se vio reflejado en como se partió en un último sollozo mientras aquella tormenta invernal en el santuario se intensificó en un solo momento y tras ello múltiples elevaciones de hielo se generaron a su alrededor mientras otras detonaban en varias direcciones, destrozando las paredes del templo casi por completo.

Fue así como tras recordar aquella fúnebre voz alterada en su cabeza logró cesar su llanto y emociones autodestructivas. Dejándola con una fría faceta con la que miró como varias sombras se acercaban débilmente a su espalda, volteando su mirada a ellos con una gran hostilidad en unos orbes zafiro brillantes. Logrando ver a un gran número de cuidadores que se acercaban con cuidado a la pequeña niña aún con inquietud, dando un paso atrás en cuanto la vieron levantarse incluso cargando el cadáver de la pequeña Rin.


—Esto es lo que soy...


Siguió caminando hasta llegar a la salida del santuario donde unas horrorizadas muecas conocidas la miraban sin que esta hiciera lo mismo.


—Para esto fui creada...


Tras estar frente a ellos, alzó la mirada solo para notar a un horrorizado Wrath que tenía sus brazos dispuestos a abrazar a su afectada niña. Pero este fue ignorado tras ver como la pequeña Ryoko le apartó la mirada y la dirigió al suelo tras arrojar el cadáver de su hermana a los pies de otras personas a su lado, la mujer con un yukata ahora chamuscado y sangre curbiendo la mayor parte de su rosto cargando un desmayado "niño", estando a lado de un Greed completamente horrorizado por ver dicha escena, una que le trajo recuerdos de su pecado, sin mencionar a un Yukio embriagado en la furia que era detenido por cualquier medio por un Walter que se esforzaba por no ver a la niña mientras controlaba en no llorar de desesperación ante dicha escena.


—Soy la más fuerte asesina entre ellos...— tras ello, la niña paso de su padre y empezó a caminar a la nada dentro del templo, no sin antes dejarles una última frase con su muerto y monótono habla —Y por ello exijo ser una daga


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