ANDRÉ
—Vamos nena ¿Ya puedo hacerte el amor? —pregunto como por milésima vez.
—No. — me vuelve a responder.
Desde que llegamos a casa no he dejado de perseguirla todo el día, insistiendo en que nos demostremos un poquito de amor en nuestra cama, pero no me la está poniendo fácil.
—Entonces deja de usar estos malditos provocativos camisones — gruño dejándome caer de espaldas a la cama.
Estoy solo en bóxer, solo vi que se ducho y se puso ese camisón de seda corrí directo al baño a ducharme también y al dejarme en bóxer, pensé que tendríamos acción, pero vaya sorpresa la mía, hace media hora que le estoy rogando.
—¿Y si no qué? —me pregunta desafiándome.
—Te violare una vez de acuestes— sonrió juguetón volviendo a quedar sentado en la cama.
Pero mi sonrisa se borra al ver su expresión, ¡mierda!
—Nena yo... lo siento no quise decir eso. —camino hacia a ella quien respinga al sentir mi mano en su rostro.
— No André yo solo... —Se queda callada viendo un punto fijo de la habitación.
—Soy un imbécil, Dacota, perdóname solo estaba bromeando. — beso su frente.
—No pasa nada solo... recordé algo, olvídalo, vamos a la cama. — trata de sonreírme.
—Se que recordaste las veces que abuse de ti. —digo deteniendo su andar.
—No cariño solo... —la detengo antes que quiera darme alguna excusa.
—Sabes de que me arrepiento de todo lo que te hice ¿verdad? —digo besando nuevamente su frente.
Siento como me rodean sus brazos, quisiera regresar el tiempo atrás y poder arreglar todo el daño que le hice, poder enamorarla como una persona normal, aunque de normal no tengo nada.
—Yo lo siento... sé que es pasado, pero a veces me es difícil olvidar todo eso, lo siento enserió. —solloza pegándose a mi pecho.
—No nena soy yo el que lo siente tanto y no me alcanzará la vida para arrepentirme y pedirte perdón por todo el daño que te hice. — bajo mis manos hacia sus muslos y de un solo tirón la levanto.
Escucho una pequeña risa que sale de sus deliciosos labios, camino con ella en mis brazos y en la forma más sutil posible nos arrojó a la cama donde rebotamos un poco en ella, su hermosa risa se escucha por toda la habitación.
Se acomoda en forma de quedar de espaldas a mí, pero maldita sea lo que mis ojos ven.
—мать твою. —maldigo viendo su culo.
Su camisón ha quedado enrollado en su cintura así dejando ver su grandiosas y exquisitas nalgas donde malditamente una fina capa de hilo se desaparece por ellas ¡puta madre!
—¿Es enserió? —pregunto jalando un poco está, dejándola caer nuevamente en entre sus nalgas donde hace un pequeño azote.
—Sí y la parte de adelante también es de en....— la callo pegando mis labios con los suyos y deteniendo su cuerpo ya que la muy chistosa quería voltearse a enseñarme.
— Omitamos detalles nena. — gruño separándome de sus labios.
—Como quieras. — me sonríe juguetona.
Una sonrisa también se me escapa de mis labios al verla, aunque su rostro tenga rastro de lágrimas sigue viéndose hermosa.
—Te amo. —beso su cuello para al fin taparnos con las sábanas.
—Yo también te amo, pero necesito dormir ya, los pelirrojos cada dos horas quieren comer. —me dice como si no lo supiera.
— A mí también me da hambre y no me alimentas.
—Y si no me dejas dormir ya, pasaras un buen tiempo así. —se atreve amenazarme.
—Ya, ya. —digo callándome.
Me niego a seguir más tiempo sin tocarla.
**
—Listo, solo no lo expongas al sol ni al a.…— me comienza a explicar, pero lo paro rápidamente.
—¿Es enserió? ¿Me quieres decir toda esa mierda?
—pregunto incrédulo.
—Ah ya sabes, es mi trabajo André. —se encoge de hombros.
Me veo en el espejo y sonrió negando.
—¿Me presentarás a tu familia? —me pregunta guardando sus cosas que utilizo.
—No. — digo viéndolo mal.
—Estúpido. —me dice en otro idioma, pero acaso piensa que no se el español.
—Sabes que si te entendí verdad.
Este solo levanta sus manos carcajeándose, el estúpido es él.
—Amor Noah no quiere.... —calla abruptamente al verme.
Muy bien, esa reacción quería que tuviera al verme.
—En unos momentos estaré con ustedes. —digo volteando a ver a Sebastián que no le quita la mirada a mi mujer.
— Y tú largo de mi casa. —Matías me pasa el pequeño maletín, se lo doy a este estúpido para que se largue de una vez.
—¿No nos presentarás? —pregunta burlón.
— Piérdete imbécil. —doy media vuelta y veo que Dacota aún sigue parada en el umbral de la puerta.
¿Tanto le sorprendió?
—André que mierda te hiciste. —me pregunta una vez llegó enfrente de ella.
—Lo que tú me dijiste que hiciera nena.
Vuelve a quedarse callada viendo fijamente el lugar en mi cara.
—Soy Sebastián. — hablan al lado mío, ¿acaso no le dije que se largara a este idiota?
—¿Tú fuiste el que le hizo eso a mi esposo? —pregunta no muy contenta que digamos.
— Ese y todos los demás que ves, ¿pero acaso dijiste esposo? —Sonríe, pero con burla al preguntar lo último.
—Estupendo— Sonríe forzadamente, ahora ¿qué mierda hice mal? — y sí, es mi esposo.
—Pensé que te había adoptado, pareces más bien su hija— la risa de Matías y Erick no se hacen esperar en la habitación.
Ah no este imbécil ya me colmo.
En un rápido movimiento saco mi arma y le apunto en su frente y este chistoso levanta sus manos, enserió piensa que estoy jugando.
—Estaba bromeando hermano.
—Yo también estoy bromeando, pero si no te largas ahora también te disparare bromeando hermano. —gruño.
—¡André! —me reprende sujetándome del brazo.
—Solo bromeaba nena. —sonrío sínico viendo a Sebastián negar.
—Vamos. —me dice dando media vuelta saliendo de la habitación.
—Haces buenos chistes. —lo palmea en el hombro Matías.
—Para la próxima, métete tus putos chistes en el culo. —le advierto.
—¡André! — Me vuelve a gritar Dacota.
Solo los miro por última vez antes de salir de la habitación.
—Corre André o dormirás en el sofá. — me grita el estúpido de Matías.
Estoy por darme de regreso pero nuevamente el grito de Dacota hace que no lo haga. Solo escucho las carcajadas de estos.
— Noah no quiere comer. —me dice una vez entro a nuestra habitación.
Veo como este está sentado en la alfombra balbucea cosas, y sé que está enojado por su cara roja, siempre se pone así cuando no lo atendemos rápido.
—¿Qué pasa campeón? — lo cargo y este ni se inmuta.
Siempre cuando me ve o lo cargo se pone eufórico.
—Está muy raro. — susurra Dacota preocupada.
Un pequeño llanto sale de la cuna de una de mis copias, Noah voltea a ver hacia ellas y hace un puchero intenta bajarse de mis brazos al ver como Dacota se levanta de la cama para ir a atenderlos.
Veo como su cara se pone aún más roja al ver como su madre tiene en brazos a Alek.
No puede ser, lo que no quería que sucediera.
—Hey, hey tranquilo. — Le digo intentado calmarlo recibo un manotazo en mi cara como respuesta. —Pegas duro, te meteré a clases de boxeo. — sonrió sobando mi cachete.
—¡André! Tienes que regañarlo no felicitarlo.
Bajo a Noah y este gatea hasta estar al otro lado de la habitación donde se sienta y nos ve enojado.
—Solo tiene celos. —Suspiro colocando mis manos en mi cintura.
—¿Celos? —Pregunta incrédula.
— Sí, tal vez porque ahora hemos puesto primero a los bebés que a él.
—Pero lo atiendo igual que a ellos.
— No te preocupes nena, ya se le pasará. —Beso su frente para caminar hacia él.
—Sabes que te amo como amo a tus hermanos ¿verdad? Se que tú no eres de mi sangre, pero lo eres ante Dios, antes la ley y lo eres para mí, sé que ahora no me entiendes mucho pero cuando lo hagas te explicaremos todo y sabrás qué, aunque no eres de nuestra sangre te amamos como si lo fueras. — beso su frente repetidas veces y este al fin sonríe.
Se que cuando crezca él se preguntara porque no tiene el mismo color de ojos como los nuestros, o porque es diferente el color de su cabello, y juro por mi vida que estaré preparado para tener esa charla con él junto a Dacota pero por el momento no es algo que tengamos que preocuparnos.
**
Sus suaves dedos pasan alrededor de el tatuaje, tengo mis ojos cerrados, su cuerpo esta encima del mío.
—Me gusta. —dice sin dejar de pasar sus dedos.
Sonrío, ya lo savia.
—Salgamos a una cita. —digo de repente y ella también detiene sus movimientos.
—¿A una cita?
—Sí, nunca te lleve a una por eso quiero hacerlo, ¿qué dices? —pregunto abriendo mis ojos.
Esta me ve y me sonríe.
—Me encantaría.
Beso sus labios hundiendo mis dedos en su cabello para acercarla más a mí.
—¿Será una cita muy romántica? —Me pregunta separándose de nuestro beso.
—Claro que lo será. —sonrío de lado dando un pequeño azote a su culo.
Me levanto dejándola en la cama saliendo de la habitación.
Puta madre claro que será romántico, ya tengo unas cuantas ideas. Jodida mierda ¡ja! Yo de romántico, nunca en mi maldita vida lo imagine.
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Pueden ayudarme, se los agradeceré o pueden pedirme lo que sea :))