Esa misma tarde Brad me dijo que debía descansar, una linda y amable manera de decir, «Estás paranoica, querida», después lo vi marcharse en el auto sin mirar atrás, sentí un gran alivio cuando se fue, necesitaba estar sola para entender qué estaba sucediendo conmigo.
Y ahora mismo recostada en la cama, mirando el techo de madera me pregunto qué estará haciendo Aarón, sé que pretende enloquecerme y no le daré el gusto de salir victorioso.
Cierro los ojos intentando conciliar el sueño, pero poco después escucho que resuena entre las paredes la suave melodía del piano, la música suena triste y melancólica.
Me levanto de la cama, camino en silencio hacia la puerta, la abro y continúo caminando hacia la habitación ubicada al fondo del pasillo, giro la perilla y cuando la misma se abre noto que la habitación está vacía. Fijo mi atención en el piano blanco, las teclas se mueven por sí solas, en sincronía, desvío mi mirada del piano y presto atención al espejo, veo en el reflejo del mismo a Aarón, con los ojos cerrados, tocando las teclas del piano, su cabello negro cubre gran parte de su rostro y por primera vez su expresión es pasiva, neutral, se nota bastante... tranquilo.
Repentinamente abre sus ojos y mira en mi dirección.
—Deberías ir a dormir pelirroja.
—Y tú deberías cerrar la boca, Aarón —exclamo con frialdad.
Me siento en el banco de terciopelo, recargo mis brazos sobre mis rodillas y contemplo al chico fantasma a través del espejo.
—Catorce de octubre —murmura él bajo la oscuridad.
—¿Qué dices?
—El día de mi muerte... fue el catorce de octubre —su voz suena débil, quebrada, sin un mínimo rastro de vida.
No logro ver detalladamente su rostro, pero distingo un par de lágrimas que resbalan bajo sus mejillas.
—¿Puedo hacer algo para ayudarte, para liberarte?
—Nada puede salvarme pelirroja, y a ti tampoco podrán salvarte de mí —apoya su cabeza sobre las teclas del piano y aprieta los puños con fuerza, conteniendo sus sentimientos para que no se exterioricen frente a mí.
—Me arriesgaré, quiero descifrarte Aarón, yo... prometo liberarte.
—No tienes idea en qué te estás metiendo —espeta distante.
—No, quizás no tengo idea de quién fuiste ni de quién eres ahora, pero sé que detrás de tu máscara se esconde el verdadero Aarón.
—Tendrías miedo si conocieras al verdadero Aarón —susurra en un tono de voz escalofriante y pasa las manos sobre su cabello para despejar su mente—. Será mejor que no te acerques.
Volteamos al mismo tiempo, nuestras miradas se encuentran, sus ojos profundos me miran con oscuridad y los míos a él con luminosidad. Aunque estamos lejos puedo sentirlo cerca, como si está fuera una conversación normal, con alguien normal y real.
—Eres fascinante, Brooke —le escucho decir y seguidamente sonríe, su sonrisa es justamente como la imaginaba, cautivadora y tierna.
—Y tú eres un fantasma escalofriante, no tengo miedo de decirlo porque sé que está conversación se quedará entre nosotros dos.
—¿Te quedarás aquí? ¿Pase lo que pase?
—No me iré a ninguna otra parte —aseguro mientras deslizo mis dedos sobre las teclas del piano.
Comienzo a tocar una hermosa melodía que aprendí gracias las clases que me daba mi abuelo cuando era pequeña. Cierro los ojos para disfrutar del momento, Aarón sigue el ritmo de la música y también toca el piano, siento su mirada en mí y la sensación que eso me provoca es... explosiva.
Y al poco tiempo, sin darme cuenta cierro los ojos entrando en un sueño profundo.
†††††
A la mañana siguiente salí de la mansión a prisa, tomé el bus y llegué en treinta minutos a la universidad.
Bajé del autobús y subí los escalones rápidamente empujando a todos a mi paso, no me detuve hasta llegar a la puerta principal.
Al entrar comienzo a buscar a mis amigos mirando en ambas direcciones del pasillo y los encuentro conversando frente a una fila de casilleros.
Me acerco a ellos y al verme todos sonríen.
—Lo vi de nuevo chicos y aunque nadie me crea, me siento contenta porque él me ha dicho una pequeña parte de su pasado.
—Hola Brooke, que bueno verte, también nos alegra saludarte.
—Que irónico, Heather —dice Zoe rodando los ojos.
—¿Hablas del fantasma que ves en tu casa? —me pregunta Ron nervioso.
—Así es, hablamos anoche y él me dijo que...
—Brooke, somos tus amigos y creemos en lo que dices a pesar de que no hemos visto nada extraño en la mansión —me dice Heather rodeando mis hombros con sus brazos para animarme.
—¿En verdad me creen?
Ron se para delante de mí y dice,—Por supuesto que sí, hipotéticamente hablando.
—Tú y tus palabras raras —le dice Zoe a Ron con burla.
Los cuatro reímos, en ese momento Brad se detiene a lado de nosotros.
—La clase empezará pronto amigos, vamos.
Ellos asienten y comienzan a caminar hacia sus respectivos salones, cuando paso por su lado Brad me toma del brazo y me pregunta inesperadamente, —¿Estás bien?
—Ya mejor, gracias por preguntar. Eres un gran amigo Bradley.
—Gracias a ti por ser mi amiga.
Ambos sonreímos juntos y todo a nuestro alrededor parece detenerse.
†††††
AARÓN.
Estoy detrás de una columna de concreto observando a Brooke, no entiendo qué hace hablando con ese rubio de nuevo, es tan creído y falso. Lo odio tanto cada que está cercas de ella, es decir, la mayor parte del tiempo.
Lo odio por mirar algo que es mío, algo que me pertenece, y me enferma que ella lo mire de la misma manera.
¿Por qué no dejan de sonreír?
Se supone que ella tiene que sonreírme a mí, no a él, ella debe quererme a mí, tiene que quedarse conmigo.
—Brooke, ¿Por qué no puedo controlarme? He dejado mis planes de lado y solo te observo día tras día, ¿Por qué demonios me haces olvidar?
Una voz en mi subconsciente dice, «Deja que se vaya, déjala escapar de ti antes de que sea tarde, no la mantengas a tu lado o no podrás controlar tus emociones, solo aléjate de ella».
—Tú eres un experto en olvidar, quiero ser como tú, enséñame a odiar —le respondo a esa voz interna.
«Eso mismo estás haciendo, Aarón, estás odiando a todos los que te dañaron, ahora debes odiarla a ella, despues te será más fácil destruirla».
Mi pregunta es, ¿Cómo odiar a alguien tan increíble? Dime cómo puedo odiarte Brooke.
†††††
NARRADOR.
En la hora libre Brooke está sentada en su butaca escribiendo en su libreta los pocos datos que sabe acerca de Aarón Dallas.
Al terminar de escribir cierra la libreta y recarga ambas manos sobre la misma soltando un largo suspiro, de pronto la voz lejana y conocida de Aarón resuena en sus oídos causando que mire en todas direcciones.
—Hey, aquí en la ventana, pelirroja.
Ella mira en dirección a las ventanas y efectivamente allí está Aarón sentado en el marco de madera con aspecto pensativo.
—¿Quieres ver algo espeluznante?
—¿Me lo dices a mí?
—Eres la única que puede verme, Brooke, así que sí, estoy hablando contigo.
—Ok, muéstrame.
—Sígueme —él se acerca a ella y suelta una sonrisa genuina, Brooke le sonríe de vuelta incorporándose de su asiento.
Aarón sale del salón y ella lo sigue con entusiasmo, suben los escalones sin detenerse, llegan al último piso del edificio, la terraza es de un color verde turquesa y el azulejo es blanco.
Al encontrarse frente al barandal Aarón mira hacia abajo y observa a los estudiantes caminar en distintas direcciones, no tarda demasiado en brincar el barandal y se sienta al otro lado de la pequeña barandilla de color esmeralda.
—¿Qué se supone que haces? —le pregunta ella.
—¿Te gusta volar, pelirroja?
—¿Qué dices?
—Recuerdo a alguien que amaba volar —su semblante es totalmente serio cuando lo dice.
—¿Y por qué me trajiste aquí? ¿quieres que saltemos juntos?
—No es una mala idea, pero sería realmente estúpido que saltes conmigo ya que tú estás viva y probablemente no sobrevivas a la caída, y yo ya estoy muerto o quizá estoy muriendo, sea como sea me importa un carajo, bajo ninguna circunstancia te dejaría caer —alza los hombros, restándole importancia al asunto.
Brooke brinca la barandilla y se sienta a lado de él, ambos miran el atardecer mientras escuchan el eco de las voces apenas audibles, pues se encuentran a aproximadamente quince metros de altura de tierra firme.
—Eres un fantasma, pero puedo verte así que no creo que estés muerto.
—Y entonces, ¿Existe algo más allá de la muerte? ¿Cuál es la razón por la que sigo aquí?
—Estás aquí porque tienes un asunto pendiente, he leído sobre eso en revistas.
—No sé qué clase de revistas lees, pero dudo mucho que esa información sea cierta, no tengo nada pendiente por hacer.
—Tú tranquilo, yo te ayudaré —dice ella, suspira y eleva las manos en el aire, sin preocuparse de la altura—. Liberaré tu alma.
Él voltea y mira fijamente a la pelirroja, nunca imaginó que alguien le diría algo así, y mucho menos que ella, una completa desconocida le diría esas palabras tan significativas.
—No sabes lo que dices.
—Y tú tampoco sabes qué haces aquí, estamos igual.
—¿Todas las pelirrojas son como tú?
—¿Todos los fantasmas son como tú? Quizás nunca lo averiguaré —la pelirroja alza los hombros—. pero tú me agradas tal y como eres, Aarón.
—Estás loca.
Después de esas palabras ninguno dice nada, solo contemplan el atardecer sin cruzar miradas, sin decir absolutamente nada.
Los momentos imperfectos a veces son perfectos, y lamentablemente no duran para siempre.
†††††
En ese mismo momento, Brad y los chicos toman el sol sentados en el césped del campo universitario.
Todos charlan tranquilos hasta que uno de ellos dice.
—Chicos, ¿están viendo lo mismo que yo? —les dice Ron alarmado.
—¿Qué? —exclaman los demás.
—Allá en el último piso, es Brooke.
Todos voltean y observan a la pelirroja sentada en las tejas, cercas de la orilla de la terraza, un paso en falso y ella podría caer siete pisos abajo.
—¿Qué está haciendo? —menciona la rubia preocupada y toma la mano de Ron instintivamente.
—Parece que habla con alguien, pero no hay nadie con ella.
—Claramente está sola, debemos ir por ella chicos —sugiere Brad.
—No está haciendo nada, solo contempla el atardecer.
—Sí, a quince metros de altura sentada en la orilla de las tejas de un edificio que se construyó desde hace más de ciento cincuenta años—les dice Brad en tono exagerado y dramático.
—Sí, Heather tiene razón, si vamos por ella podríamos causar que resbale, mejor hay que avisarle a los profesores —les recomienda Zoe pasándose las manos por el cabello.
—Debemos hacer algo ahora.
—No haremos nada, ella quiere estar sola, démosle su espacio —exclama Heather.
—Y si ella salta...
—No lo hará, créanme.
—¿Cómo lo sabes?
—Estos días ha actuado muy extraña, como si algo en la mansión la estuviera enloqueciendo, la sacaremos de la mansión cueste lo que cueste.
—Lo haremos, aunque dudo que ella quiera marcharse —dice Zoe mirando a sus amigos.
—Ella ayer hablaba con alguien, le dijo algo en un idioma extraño —confiesa Brad a sus amigos mordiéndose el labio, un gesto que demuestra su preocupación por la pelirroja.
—Este tema me da pánico chicos, ¿Ustedes en verdad creen en lo que dijo ella? ¿en esa casa hay un fan...tasma? —menciona la rubia con voz temblorosa.
—Lo averiguaremos, pero mientras debemos cuidar de Brooke.
—Vale —dicen el resto de los chicos y voltean de nuevo en dirección al último piso del instituto, donde se encuentra sentada Brooke.
A lo lejos parece que sonríe y mira hacia la nada, ellos no entienden qué está pasando con ella, Brooke no era así, todos sospechan lo mismo, algo extraño está sucediendo en Stonehenge y lo más extraño es que eso comenzó desde su llegada.