-¿Qué haces aquí? -pregunté, no pude evitar sonreír, me alegraba verlo aquí.
-Si quieres me voy. -dijo Matthew. Si, era él. Negué rotundamente y me abalanze a él para abrazarlo. Correspondió colocando sus manos en mi cintura y levantándome un poco del suelo.
-Bájame, me caeré. -pedí entre risas, más bien, carcajadas. Poco a poco sentí como mis pies se reincorporaban en el suelo.- Y, ¿vienes a buscar a Hayes y Nash? -cuestioné, acomodé mi mochila sobre mi hombro derecho. Matt negó.
-Tú y yo somos amigos, ¿no? -dijo a lo cual yo asentí concordando.- Bueno, ¿no puedo venir a ver a mi amiga? -preguntó encogiéndose de hombros. Matt y yo nos habíamos hecho buenos amigos después de conocernos más.
-Eres tan dulce. -dije sonriendo. Con mi dedo índice toqué su pecho y reí.
-Lo sé. -dijo restandole importancia. Rió y con su mano derecha revolvió mi cabello, dejándolo todo despeinado.
-Hey. -me quejé y le dí un suave empujón acomodando mis cabellos. Él rió algo burlón, pero se detuvo al verme observarlo mal, supuse que creyó que me había molestado.
Salimos de la escuela, la cual ya estaba casi totalmente abandonada, todos habían salido ya. Me topé en el estacionamiento a mis hermanos. Les dije que me iría caminando con Matt, y ellos asintieron.
Matthew se ofreció para llevar mis cosas. Me negué hasta que él logró convencerme. Fue agradable ir caminando hasta casa junto a él. El día estaba tan lindo. Un poco de nubes, podías sentir el aire acariciar tus mejillas y dejarlas algo heladas. Desvié mi mirada hasta Matt y lo observé durante un par de segundos, hasta que él se dio cuenta.
-¿Qué? ¿Pasa algo? ¿Tengo algo? -preguntó aterrado. Solté una pequeña risita y negué a cada una de sus preguntas.
-Sólo creo que te ves muy lindo cargando mi mochila color rosa. -comenté sonriendo, sabía que se molestaría, eso me causaba bastante gracia.
-Ja ja. -rió sarcásticamente.
-¡Es cierto! Esos corazones en ella te hacen ver tan varonil. -dije entre risas.
Noté que estaba a punto de tomarme para hacerme algo, pero falló cuando salí corriendo. Estábamos cerca, a un par de casas de la mía, así que me dirigía a el jardín. Volví mi mirada hacia atrás y él comenzaba a correr también para alcanzarme.
-¡No, Matt! -rogué entre risas y más risas. Me faltaba una casa para llegar, así que apresuré más mi paso.
Puse un pie en el verde césped de mi jardín y sentí que me tomaba por el brazo, tumbandome con cuidado y delicadeza, para no lastimarme. Lanzó mi mochila por un lado y se colocó encima de mi sin dejar caer su peso, para impedirme huir. Llevó sus manos a mi vientre y comenzó a hacer cosquillas en él. Sabía perfectamente que no soportaba eso.
-¡Matthew! ¡Matthew! -decía entre risas y carcajadas histéricas.- ¡Basta, basta, basta! -rogué. Él comenzó a reír, pero no sé detuvo.
-No lo haré. -me retó. Mis manos interfirieron, las utilizé para tratar de tomar sus muñecas y detenerlo. Pero resultó mal, ya que él tomó las mías y las colocó a mis costados. Lo bueno aquí era que ya había parado de hacer cosquillas.
-Suéltame, Matt. -dije riendo, perdía seriedad la orden.
-Sólo si dices que soy guapo. -dijo alzando su ceja izquierda. Negué.
-No diré mentiras, Lee. -bromee.
-¿Lee? -preguntó frunciendo el ceño.
-¿Que no ese es tu segundo nombre?
-No. Bueno, si. Pero nadie me llama así. -dijo y rió.
-Bueno acostumbrate. De ahora en adelante te llamaré Lee. -dije alzando ambas cejas.
Ambos reímos. De un momento a otro las risas desaparecieron. La mirada de Matt se fijó en mis ojos. Y de alguna forma, la mía se perdió en los suyos, eran tan hermosos. Él seguía sosteniendo mis muñecas, pero estaba bastante ocupada observándolo para darme cuenta. En un instante sentí como nuestras respiraciones chocaban, tan sólo un par de centimetros nos separaban. Su mirada bajó hasta mis labios y se quedó ahí por un par de segundos. Hasta que me percaté que se acercaba aún más, tanto que sentí sus labios rozar con los míos. Creí que lo haría, estaba segura.. pero no. Supongo que no lo estaba pensando, pues su reacción al separarse de mi fue extraña. Mis mejillas comenzaron a arder, estaba tan sonrojada.
-Ah, yo.. -balbuceó. Se dio cuenta de que seguía tomando mis muñecas, se levantó con rapidez y me extendió su mano para tomarla. Lo hice.
-¿Va-vamos adentro? -dije tartamudeando. Él rascó la parte posterior de su cabeza y asintió.
Entramos a casa, no sin antes tomar mi mochila y sacar mi juego de llaves para abrir.
-¡Llegue! -grité avisando que estaba en casa, obteniendo un simple "okay" de Grayson que descansaba en el sofá.
-Me encanta tu manera de saludar. -bromeo Matthew y ambos reímos. Siendo sincera, me sentía un poco incómoda por lo sucedido, pero trataría de actuar normal.
Subimos a mi habitación. Ambos nos sentamos sobre mi cama. Matt se recostó y yo comencé a jugar con su cabello despinandolo. La verdad es que nunca había pensado en él como algo más que un amigo, un gran amigo. Digo, es bastante atractivo, muy dulce y tierno, un chico de ensueño. Debo admitir que sentí algo extraño recorrer mis venas al estar tan cerca de él, pero era mejor olvdarlo.
-¿Qué hacemos? Me aburro. -me quejé.
-Bueno, ¿qué te pasa.. -fue interrumpido por un grito proveniente de la primera planta. Era Ethan.
-¡Enana! ¡Gray y yo saldremos con los chicos! Volveremos temprano. -dijo y después se escuchó la puerta principal cerrarse.
-¿Qué decías? -pregunté riendo un poco.
-Ah, sugería que podríamos ver una película. -dijo encogiendose de hombros.
-¿Terror? -sugerí alzando una ceja. Él me miró de la misma manera y asintió.
Ambos bajamos a la cocina para tomar todo lo que quisiéramos. La película la veríamos en mi habitación, ya que tenía una pantalla ahí. Tomamos de todo, palomitas, caramelos, frituras, sodas, y subimos. Acomodé todo sobre mi cama, con precaución de no ensuciar nada. Tomé el control y se lo lancé a Matt.
-Tú eliges. -dije y le guiñe un ojo, para después terminar riendo.
-Bueno.. -dijo alargando la palabra. Comenzó a buscar entre la gran variedad.- ¿Actividad Paranormal? -preguntó, yo negué.
-Elige la que quieras, no me preguntes. -dije, le sonreí.
Me subí a la cama cubriéndome con las cobijas suaves. Matt imitó cada uno de mis pasos, acomodándose junto a mi. Dio play a la película, haciéndola comenzar.
-¿Cuál es? -pregunté mientras tomaba un puñado de palomitas entre mis dedos.
-Se llama "El conjuro". -dijo. Tomó entre sus manos una lata de soda y bebió de ella.
-¿Espanta mucho? -cuestioné dirigiendo mi mirada a él.
-Sólo un poco. -dijo restando importancia.
La película comenzó a transcurrir. Todo iba perfecto en los primeros 15 minutos, aproximadamente. Comenzó con pequeños ruidos, algo leve, eso no me aterraba demasiado. Hasta que comenzó lo verdaderamente aterrador de la película. Estaba cubierta con las cobijas hasta mi nariz, dejando sólo mis ojos asomándose. Apareció una escena bastante aterradora, haciendome sobresaltarme y dar un pequeño grito. Inconsistentemente me tomé del brazo de Matthew y escondí mi rostro en su cuello, como una niña pequeña. Él sonrió y me rodeo con su brazo.
-Dijiste que asustaba sólo un poco. -me quejé, aún estaba situado mi rostro en su cuello, cubriendo mis ojos.
-Mentí. -dijo y rió burlón. Golpee su pecho suavemente y lo miré mal.
Un gran estruendo proveniente del cielo me sobresaltó nuevamente. Matt me tomó con más fuerza y dirigió su mirada a la ventana, que dejaba al visto que él día comenzaba a empeorar. Las nubes habían cubierto por completo el cielo, estas eran grises. El cielo se iluminaba a momentos, para después escucharse grandes estruendos que hacían la película más aterradora aún.
-Vamos, no te asustes. Estoy aquí contigo. -dijo Matt, con sus palabras provocó que de algún modo me sintiese protegida, cómoda.
-No me dejes. -supliqué y me aferré a él. Lucía como una pequeña bebé aterrorizada, pero me gustaba serlo si eso hacía que Matthew se quedara conmigo.