SEASON 5
alien eggs
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—Y estar cerca de él está intoxicándome—Explica Brooklyn, tomando un poco de la taza de café—Porque... aunque tratemos de ser amigos ahora, sigo sin dejar de pensar en lo que pasó y... aveces siento que fue mi culpa que él lo hiciera—Confiesa por primera vez.
Era posible que Brooklyn no lo reflejase, pero desde que pasó lo de Bianca, y desde que la argentina y Henry quedaron en ser solo amigos, ella no dejaba de cuestionarse si había hecho algo mal para que Henry la engañase.
Sabía que estaba mal pensarlo, pero no podía evitarlo, era insegura consigo misma y con muchas cosas a su alrededor; lo que pasó hace un mes solo había aumentado su ansiedad e inseguridad.
Pero en parte, sentía como un gran peso se liberaba de sus hombros; no había tenido la oportunidad de hablarlo con nadie porque, su círculo social más cercano a ella tenían relación con Henry, y dada la casualidad que su propio padre estaba al otro lado del océano, estudiando especies marinas.
Brooklyn simplemente pensó que debía reservarse todo ese sentimiento, hasta que la extraña pero comprensiva anciana entró por la tienda preguntando por narices de payasos.
—Muy bien, le cobraré cuando descrubra como abrir esta cosa—Murmura la de ojos verdes, oprimiendo los botones en la antigua caja registrado
Si era completamente sincera, era la primera vez que atendía la tienda como tal desde que Ray la contrató, por lo general Jasper siempre era quién pasaba más tiempo arriba que en la Capicueva, pero ahora estaba en su descanso, y ella necesitaba distraerse.
—Oye jovencita, ¿No eres tú la del sueño de la otra niña?—Pregunta, después de un largo tiempo, analizando el rostro de la chica
—¿Huh?
—¡Si eres! La novia de ese apuesto muchachito—Brooklyn frunce el ceño confundida, y las imágenes pasan por su cabeza.
Ya la recordaba, era la anciana que pedía un cambio cuando pasó todo lo de zoológico, ¿Acaso Charlotte le había dicho sobre su sueño?
—Huh. Si, ya no estamos juntos—Comenta incomoda.
—¿Ahora sales con la muchachita? Porque sonaba muy confundida, pero no la culpo—Reitera, haciendo un gesto cual abuela orgullosa
—Serían seis con treinta centavos—Señala la argentina, logrando por fin abrir la caja registrado después de marcar la factura.
—¿Por qué no están juntos entonces?—Indaga la anciana, interesada.
Tenía que admitir que al momento que la otra adolescente la sacó de la tienda, había regreso en alguna ocasiones, pero solo se encontraba con un extraño niño de rulos.
—Las cosas no funcionaron—Responde Brooklyn sin más, levantando la mirada curiosa, ¿Acaso estaba loca al pensar que la señora de verdad la escucharía sin juzgarla?
—Niña, creo que necesitas alguien con quien hablar de eso, y creo que es tú día de suerte porque... ahora tengo todo el tiempo
—¿Y las narices para su esposo?
—¿Qué esposo?—Ignora con gracia, lanzando las narices de plástico—Ahora solo quiero oír lo que interesa
—Prepararé el café
—Por mi experiencia, y créeme niña, los setenta fueron una época muy movida para mi—Comienza a decir, haciendo un extraño ademán con sus manos—No debes culparte por las decisiones de los demás, tal vez sea una señal del destino.
—¿Y qué está queriendo decirme el destino?—Manifiesta con una mueca—¿Debo dejar de amar a Henry?
—Amar es una palabra fuerte, ¿No?—Pregunta la señora de un momento a otro, mirando a la confundida argentina de forma expectante—¿Amar es una palabra fuerte, jovencita?—Repite, viendo como la posición de la chica frente a ella se vuelve algo reservada.
—Si—Responde la chica, dudando en su respuestas—Eso creo
—Entonces, si amar es una palabra muy fuerte, Brooklyn, ¿Por que amas a Henry?
La argentina frunce el ceño, sabía que lo amaba por todo lo que vivieron con anterioridad, pero hasta ese momento; no se lo había planteado después de lo que pasó con Bianca.
¿Seguía amando a Henry, o solo extrañaba la sensación?
—Bueno, veo que aún tienes mucho que pensar niña. Yo me llevaré mis narices, pero regresaré cuando tengas la respuesta, quiero escucharla—Enfatiza la mujer levantándose del sillón azul para tomar la bolsa de narices del suelo—Y cuando lo haga pagaré.
Cuando Brooklyn estaba por replicar contra ella, solo ve a la anciana salir más rápido de lo que había entrado. Sin gran importancia, la de ojos verdes se encoge de hombros, seguramente a Ray no le interesarían unas estúpidas narices de plásticos.
De pronto, el bolsillo izquierdo de su falda vibra, indicándole que tenía alguna notificación; la adolescente saca el teléfono verificar de que se trataba, y no tarda en fruncir el ceño al leer:
"Bee, Ray y yo jugaremos a lanzar lychees a nuestras bocas, ¿Quieres jugar?"
"P. D: Ray pregunta por unas narices"
La de ojos verdes rueda los mismos, por supuesto.
Sin embargo, solo se apresura hacia el letrero de abierto en la puerta de la tienda para cambiarlo a cerrado antes de encaminarse en dirección al elevador para bajar a la Man Cave.
—¡Ya estás aquí!—Saluda Ray con una aperlada sonrisa, vestido de Capitán Man—¿Y las narices que pedí?
—Vaya Ray, ese peinado luce sensacional—evade con astucia, ganándose un "Si, me veo grandioso. Por eso eres mi favorita"
—Bueno... ¿Por qué no dejamos de alagar el cabello de Ray y jugamos?—Cuestiona Henry con recelo.
—Silencio Kid, están admirando mi perfeccto peinado—Reitera Ray, haciendo una extraña pose—Pero tengo hambre, lancemos esos litchis
—Creo que se pronuncia lychees / Son lychees, amigo—Corrigen al mismo tiempo los adolescentes, pero la argentina mira el tarro de "lychees" extrañada por la viscosa sustancia, definitivamente no se parecían a la fruta.
Cuando estaba por hablar, el rubio le entrega un guante para que esta agarre los lychees sin necesidad de manchar sus manos.
En ese momento, ambos sintieron una extraña sensación ante el contacto de sus dedos, Brooklyn agradece antes de voltear hacia Ray, confundiendo a Henry por la forma en la que su antigua novia actuó.
Todo ese tiempo trataba de sobrellevar su relación de amistad pero... ¿Qué tal si las palabras de la señora le habían afectado? ¿Estaba lista, o necesitaba más tiempo?
—Enserio pensé que lo haríamos mejor—Pronuncia Brooklyn, y Henry mira todos los "lychees" desperdiciados en el suelo.
Enserio eran terribles lanzadores.
—Uno creería que atraparíamos uno—Comenta Ray con las manos en su cintura.
—Si, es el último lychee, hazlo contar—Levanta la mano Henry, dispuesto a lanzar la fruta pero es detenido por la "mini" discusión entre Ray y él.
—¡¿Qué es lo que están haciendo?!—Escuchan a un lado, y Brooklyn gira en dirección de sus recién llegados amigos.
—¡Silencio Charlotte, voy atrapar un litchis!
—Se pronuncia lychees—Corrige la de ojos verdes, viendo como Henry lanza la fruta después que un sonoro grito de Schwoz se escuchase por toda la Man Cave.
Preocupados, Charlotte, Jasper y Schwoz observan en cámara lenta como el círculo se acerca a Ray, en cambio, Henry hacía unos pasos orgullo de su lanzamiento, y Brooklyn simplemente seguía el recorrido del lychee; que al final rebota en la nariz de Ray, haciendo que la "fruta" cayera al suelo.
—¡Hicieron que fallará!—Reprocha Ray molesto
—Lanzas increíble—Admira la chica con sinceridad hacia su amigo; quien le sonríe antes de intentar abrazarla por los hombros, pero luego se arrepiente.
Demasiado rápido.
—Ay, estuvo cerca—Pronuncia Schwoz aliviado, mirando el pequeño y viscoso redondo morado en el suelo
—¡Claro que lo estuvo!
—Si te comías eso un alienigena...
—Ya no te escucho, regla de los cinco segundos—Interrumpe el adulto, acuclillándose para recoger el "lychee" y meterlo a su boca para empezar a masticarlo y comerlo.
Brooklyn se cruza de brazos al notar la cara de los tres aludidos al pasado juego, ¿Por qué sentía que debía preocuparse!
—Casi olvido que no me gustan los lychees
—Ay si, tienen un mal sabor —Apoya Henry, sin notar las miradas sorprendidas de sus amigos.
—¡Esos no son lychees!, ¿No leíste la etiqueta que no puse en el tarro?—Pregunta, levantando dicha etiqueta con "Alien Eggs" inscrito en ella.
Oh oh.
—Son huevos alienigenas—Anuncia Jasper con seriedad.
—¿Huh?
—Son huevos alienigenas—Repite Charlotte con el mismo tono.
—¿Huh?
—¡Son huevos alienigenas!—Asevera Schwoz por lo alto.
—Huh... escuché bien—Murmura Ray con una extraña mueca,
—Schwoz dijo que si se comen, crecerán dentro de tu estómago—Expresa el de rulos, señalando su propio estómago.
—Schwoz—Llama Ray, colocando su mano derecha sobre el hombro del susodicho nervioso—¿Seré padre de un alienigena?—
—Lo sabré dentro de unos días—Henry y Brooklyn se miran a la par sin saber como reaccionar cuando Ray los voltea a ver con miedo, sin embargo; solo sonríen hacia el adulto.
Al parecer no sería ellos no serían los únicos en el grupo con hijos.