VI

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La cabeza de la reina sufre de un terremoto acompañado de audibles alarmas de pánico mientras la americana la observa esperando una respuesta.

Lauren: ah y-yo no... yo - maldice en su interior por lo ridícula que se debe estar viendo tropezando sobre sus propias palabras. - a qué te refieres?

Camila: a tu comportamiento. Es decir, sólo estamos cantando y siento que todo el tiempo te pongo incómoda. - su rostro expresa consternación. - lo siento si fui descortés en algún momento, no fue mi intención. No quiero incomodarte. - los ojos de Lauren ahora se entristecen.

Lauren: no no no, Camila. Para nada, yo... es solo que... no estoy acostumbrada a este tipo de relaciones. - baja la mirada, un tanto apenada.

Camila: entiendo... "este tipo de relaciones". - ríe un poco. «qué??!! Qué relaciones?!!»

Lauren: amistades tan cercanas. - aclara. Camila asiente.

Camila: me alegra que me consideres una amistad. - ambas sonríen.

Margot: señoritas, la cena está servida en el comedor. - Lauren se irrita un poco.

Lauren: no olvides tocar la puerta antes de entrar, Margot. - la asistente se disculpa y camina junto al par de mujeres hasta el comedor.

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Camila: hola, mi amor. - saluda por el teléfono a su esposo. - acabamos de cenar. Tu cómo estás?

Benjamin: cenaremos ahora en algunos minutos. Fue un día cargado de planes. Mañana será igual. Manchester es precioso, ojalá hubieras venido. - contesta con voz cansada.

Camila: sabes que tenía planes y compromisos aquí en Londres para la prensa. - frunce el ceño con culpa.

Benjamin: lo sé. Te extraño.

Camila: y yo más. Te amo, cariño. Buenas noches. - Ben se despide y finalizan la llamada.

Camila inhala profundamente. Luego deja salir el aire de sus pulmones mientras cae de espaldas sobre su cama. Tal vez la razón por la que decidió quedarse en Londres en lugar de acompañar a su pareja no era precisamente atender asuntos de prensa. Tal vez la primera dama no pudo detener el impulso de quedarse junto a la reina inglesa. Tal vez algo dentro de ella gritaba por necesidad de su compañía, necesidad de conocerla y de ocupar lugar en su vida.

La americana había estado experimentando sentimientos nuevos desde que llegó a Inglaterra. Sentimientos que sin dudas habían sido despertados por Lauren. Todavía sigue sorprendida del poder que la ojiverde tiene sobre ella. Podría admirar sus ojos todo el día y nunca cansarse. Una fuerza la empuja a buscar contacto, a acercarse cada vez más, a anhelarla a cada rato que no se encuentran juntas, a desear cosas que son impensables entre dos mujeres. Cosas que ni siquiera se atreve a mencionar en voz alta.

La realidad es que Camila descubrió un intenso deseo por proteger a Lauren, por abrazarla, acariciarla, obtener la atención de sus ojos, besarla, y explorar su anatomía. Deseo que crece de manera constante y en cierto punto se vuelve angustiante, ya que ella sabe perfectamente que debería sentirse avergonzada por ello.

Después de admirar el techo por algún rato, Camila decide apagar la luz e intentar dormir. Sin embargo, su conciencia no la deja tranquila. La americana se remueve entre las sabanas de seda intentando encontrar alguna posición que logre relajarla. Luego de varios intentos sin éxito decide rendirse y dar paso a los disturbios en su cabeza. Suspira audiblemente, estresada.

«No puedes tranquilizarte Camila? Es hora de dormir!» se regaña en sus pensamientos. «debo dejar de pensar en Lauren.» pasa sus manos por su rostro. «quisiera que estes aquí conmigo...» el sonido de la perilla hace que la primera dama se sobresalte.

La puerta se abre y Camila cierra los ojos para simular estar dormida. Luego, se escucha el sonido de la puerta volviéndose a cerrar. Por algunos segundos hay silencio, el cual es interrumpido por pasos de pies en la cerámica del suelo. «qué rayos?». Alguien se sienta a su lado generando un contrapeso que remueve el colchón.

Lauren: Camila... - susurra. Camila no contesta. Se queda quieta como piedra. «Lauren?»

Al no recibir respuesta, Lauren suspira profundamente. El colchón ya no se mueve, tampoco se escuchan sonidos. Camila se encuentra alerta, sin entender exactamente que es lo que sucede. Así transcurren algunos minutos; varios. Hasta que nuevamente se rompe el silencio. El sonido de pequeños sollozos hacen que el pecho de la americana se estruje de angustia. «por qué lloras? No llores que me destrozas.»

Lauren: qué mierda estoy haciendo? - susurra.

Despacio, el contrapeso de la cama desaparece, volviendo a su nivel original. La puerta se abre y se cierra sigilosamente. Camila aguarda algunos segundos para abrir los ojos. Cuando lo hace se encuentra con un cuarto vacío en medio de la noche. Se sienta sobre el colchón y se detiene a procesar lo que acaba de pasar. Conduce una de sus manos hacia su pecho, sintiendo lo acelerado que va su corazón.

El preguntarse cuáles eran las verdaderas intenciones de Lauren le carcome la cabeza. Si antes no podía dormir, entonces ahora menos. Luego de tomarse un tiempo para pensar, la primera dama decide hacer algo al respecto. Se levanta de la cama, sale de su habitación con sigilo, y se detiene en la puerta de al lado.

Camila respira hondo y traga en seco. Sabe perfectamente que está a punto de tomar un riesgo muy grande, pero ella lo hizo primero; Lauren fue la primera en tomarse el atrevimiento de irrumpir en su cuarto, así que nada muy malo puede pasar, verdad? La americana posiciona su mano en la perilla de la puerta pero se acobarda antes de girarla. «estoy a punto de entrar en el cuarto de la reina de Inglaterra mientras duerme? El cuarto dentro de uno de los palacios más famosos del mundo, repleto de guardias de seguridad y empleados trabajando las 24 horas del día para prever cualquier necesidad de los reyes, y que en el caso de siquiera dudar de algún peligro dentro de la recámara de Lauren de seguro me teclearían?» Vuelve a tomar la perilla. «así parece.» se responde.

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Camila, qué haces??? Que va a pasar una vez se encuentre del otro lado de la puerta? Entérate mañana...
Pregunta: qué les está pareciendo la historia hasta ahora?
Gracias por leer🤍

Silver.

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