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CAT GOT YOUR TONGUE?

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El brazo de la heredera se encontraba entrelazado con el de Basilio, justo en la entrada del despacho del Profesor Slughorn. Su casi translúcido vestido le brindaba a la rubia una menor resistencia a la fría brisa que se colaba por el castillo a esas horas de la noche. El Gryffindor, por su parte, vestía un traje negro de sastrería. Pulcro e inmaculado, su corbata azure hacía juego con sus ojos pequeños. Las pecas de su rostro resaltaban como si fueran pequeñas gotas de lluvia marroncitas. Y antes de que Maxine pudiera llevar su mano a su cara para trazar el camino de manchas con sus yemas, la puerta se había abierto exhibiendo al profesor de pociones con una alegre sonrisa.

Horace Slughorn recibió a los prefectos, quienes tarde pero seguro, habían llegado justo a tiempo para la cena. Hubieran llegado más temprano, de no ser por la escandalosa escena en la Sala Común de Bringstone. La heredera había arrastrado al pecoso para que la ayudase con su atuendo unas horas antes. Acto seguido, ambos terminaron revolcándose por la alfombra amatista en apasionantes besos.

Con un pie dentro del despacho del profesor, Maxine pudo sentir inmediatamente el hilo invisible que la conectaba con su peor enemigo. Sin embargo, sin ánimos de darle importancia, caminó confiada y segura hasta la mesa en el centro de la mano de Basilio.

Su vestido rosaba la superficie del suelo en telas beiges casi transparentes

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Su vestido rosaba la superficie del suelo en telas beiges casi transparentes. De sus capas desprendían detalles dorados en forma de diminutas estrellas. En la parte de su esternón, la línea recta de la tela cubría su pecho unos dedos antes de llegar a sus clavículas. De su cabellera platinada y ondulada, una pequeña y sutil corona de laureles adornaba el centro de su cabeza.

El lugar era el más interesante que la princesa había visitado luego de la Sala de Menesteres; toda la habitación exhibía sobre sus viejos estantes y alacenas una incontable cantidad de frascos y botellas con pociones e ingredientes valiosos que la heredera moría por explorar.

𝐘𝐎𝐔𝐑 𝐇𝐈𝐆𝐇𝐍𝐄𝐒𝐒 | Tom RiddleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora