Capítulo 51 - Lágrimas

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Con o sin él.

Sonrío, dejando detrás a la Abadía, y sintiéndome un poco más ligera, y por tonto que parezca, me siento más valiente, y un poquito más entera.

Me aterraba volver aquí, me aterraba volver a verla, y aunque me tomó mi tiempo, ahora sé que de aterradora no tiene absolutamente nada, todo lo contrario, estar aquí me resulta sumamente pacífico.

Vuelvo a la casa de Lorelie, tomo una ducha calentita y bajo hasta la cocina, de donde brota un exquisito olor a especias y dulce.

— Hoy te ves radiante —me dice apenas me ve.

— Gracias, tú te ves magnífica.

— Cariño, yo siempre luzco magnífica —me rio, porque esta es Lorelie, optimista y modesta hasta la médula.

— ¿Cuál es tu secreto?

— Amor, mi querida Sam, el amor es mi secreto.

Lorelie es una romántica, me recuerda un poco a Terin, un poco a mí.

Me contó su historia de amor, de cómo conoció al hombre de sus sueños, sueños que ella nunca tuvo, pero que, de algún modo, se convirtieron en realidad.

— Ayer por la tarde un grupo de turistas vinieron y me preguntaron por historias de este lugar, les conté algunas que mi abuela me contaba.

— Me encantaría escucharlas.

— Entonces prepararé más chocolate.

Mientras me cuenta las historias, yo la escucho con suma atención. Los lugareños aquí son amables y atentos, y no porque deban serlo, su amabilidad es nacida de sus corazones.

Luego de un rato de historias y recuerdos que colorean cada rincón de la isla, Lorelie me analiza con cautela.

— ¿Qué sucede? —ella parece pensar muy bien sus palabras, y cuando las deja fluir, una pequeña grieta se abre en mi pecho.

— A todos nos rompen el corazón una o dos veces en la vida, pero cuando la persona indicada llega, todas esas heridas quedan en recuerdos, enseñanzas, y fortalezas que antes no imaginamos que necesitábamos —dejo la taza a escasos centímetros de mis labios.

— ¿Por qué siento que ese comentario tiene más significado del que dejas ver? —ella se toma un momento antes de continuar.

— Veo en tus ojos el dolor que cargas, niña hermosa, pero te diré una cosa —trago con dificultad colocando la taza sobre el platito —. El dolor pasa y la vida llega, y cuando menos lo esperas, te vuelve a sorprender. Samanta, deja que la vida pase, deja que las personas entren. No alejes de tu lado a aquellos que realmente te aman.

— Yo no... —me detiene.

— Si alguien llega a tu vida, será cuando menos lo esperes, será cuando menos lo imagines y tal vez cuando menos preparada te sientas, pero si no tomas el riesgo de comenzar de nuevo, entonces no estarás viviendo como te mereces.

Lorelie ha visto mi dolor, y desde el primer día me ha dado lecciones de vida que no pedí, pero que necesitaba. Me ha recordado que amar a quien te ha hecho daño no es malo, que enamorarte es lo máximo, y que nunca se necesitará de alguien para ser feliz; que cuando se es feliz de verdad, entonces compartes esa felicidad con alguien más.

Que cuando te rompen el corazón en mil pedazos, está bien caer, desmoronarte, y sentirte terriblemente mal no es una vergüenza. Que seguir adelante después de aquello cuesta, pero que hay que darlo todo para continuar andando el camino.

Sam #PGP2021Where stories live. Discover now