Capítulo 38 - Detén el tiempo

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Existen momentos en la vida en los que anhelas que el tiempo se detenga; en ocasiones porque estás viviendo algo increíblemente hermoso, mágico, casi irreal, y otras, otras porque el dolor sencillamente es demasiado, tanto que quieres desaparecer

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Existen momentos en la vida en los que anhelas que el tiempo se detenga; en ocasiones porque estás viviendo algo increíblemente hermoso, mágico, casi irreal, y otras, otras porque el dolor sencillamente es demasiado, tanto que quieres desaparecer.

Quieres que el tiempo se detenga para tratar de sobrellevar lo que está sucediendo.

Gabe había tenido que salir viaje de negocios, llevaba casi dos semanas sin verlo, y la verdad es que lo extrañaba muchísimo.

Nos habíamos mantenido en contacto mediante videollamadas, mensajes, audios, correos; la verdad es que ambos exprimimos los avances tecnológicos tanto como pudimos hacerlo, pero el deseo de abrazarnos de nuevo y poder besarnos no mermaba.

Las noticias de chismes no paraban de hablar de él, de lo guapo que se veía, de lo bien que estaba haciendo con todas las campañas que recién se estaban lanzando, y de lo mucho que lo extrañaban las mujeres que antes habían tenido el placer de caminar a su lado en las alfombras rojas: en los estrenos de películas, conciertos, aperturas de restaurantes, hoteles, clubes; en fin, se le extrañaba mucho en sus antiguos círculos sociales.

Yo extrañaba tenerlo entre mis brazos.

Antes de medianoche, con el pijama puesto y a punto de irme a la cama luego de un arduo día de trabajo, recibí una llamada suya.

— Usted está llamando a la línea caliente. Dime, nene, ¿qué puedo hacer por ti? —su rica risa me hizo cosquillas por todo el cuerpo.

Me gustaría que me dijeras qué traes puesto.

— Mi pijama de unicornios a los que has llamado medio drogados medio borrachos.

Jesús Samanta, esa me vuelve loco, en especial lo afelpada que es. Cuando la traes puesta no puedo dejar de abrazarte, y también cuando no la estás usando.

Me reí, porque otra de las sorpresas que Gabe se había llevado al iniciar una relación conmigo fue la de descubrir la infinita colección de peculiares pijamas de las que gozaba su ahora novia, una, que, según él, no era aburrida, pero si a la mar de interesante, colorida y bastante divertida.

Estoy pidiendo una idéntica para ti en este momento— fue su turno de reír.

¿Cómo estás, hermosa? —dejé salir un suspiro apesadumbrado, porque de verdad que estaba cansada, muy, muy cansada.

— Agotada. ¿Tú cómo estás?

Me metí debajo de las sábanas, coloqué mi computadora en su base; antes de dormir, tenía que revisar, responder y eliminar correos de mi bandeja.

El trabajo nunca termina.

Agotado. Fue un día bastante largo, pero mañana a primera hora regreso a Londres. Quiero verte. Chaparrita, te extraño mucho —sus palabras me animaron de inmediato.

Sam #PGP2021Donde viven las historias. Descúbrelo ahora