Capítulo 16 - Hogar, dulce hogar

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El aeropuerto estaba tan lleno de personas que apenas si podías moverte, pero localizar a nuestras familias nunca era problema, especialmente por el gigantesco cartel de colores chillones con el que nos daban la bienvenida

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El aeropuerto estaba tan lleno de personas que apenas si podías moverte, pero localizar a nuestras familias nunca era problema, especialmente por el gigantesco cartel de colores chillones con el que nos daban la bienvenida.

¡Orgullosos padres de dos aventureras!

Se lograba leer desde lejos. Apenas vimos a nuestros padres corrimos hacía ellos.

— ¡Papá! —Terin se le colgó del cuello a su padre, yo achuché a mamá y a papá, después a tía Lara, la mamá de mi amiga.

— Hola —me recibió ella con una enorme sonrisa en sus labios —. Como han crecido —Terin blanqueó los ojos, yo negué.

— Los extrañamos tanto —puntualicé intercambiando más abrazos y sonrisas con todos ellos.

— ¿Cómo la pasaron, jovencitas? —Vadim, el padre de Terin, preguntó apenas pudo respirar, las dos comenzamos a hablar sin parar.

— ¡Ay papá, fue maravilloso! —respondió ella.

— Las playas —respondí yo —. Mamá tenías tanta razón, las playas son tan hermosas, y la gente, aunque no toda, la mayoría fue tan amable y atenta, y cariñosa.

— La comida, por Dios —Terin sacudió a su madre enérgicamente, tía Lara dejó salir una carcajada —, mamá, la comida. Es que de verdad tienes que comer mole, es una verdadera delicia.

— Los animales, había tantos animales —me volví hacía mi padre —y las ruinas, son una verdadera belleza. Belleza por todos lados. A donde quiera que mirarás todo era magnifico.

— Las calles estaban empedradas y todas lindas —prosiguió Terin —. El sol, la arena, las bebidas.

— Me piche con una caracola y me dolió un montón.

— Sam me obligó a bajar en tirolesa, fue super emocionante.

— Terin se comió un burrito picante y comenzó a llorar porque le quemaba la boca.

— La música, bailamos mucho. Conocimos a una pareja de cubanos increíbles, se veían tan enamorados. Me recordaron a ustedes cuatro.

— Un zorrillo nos atacó, yo tuve que huir de un puercoespín.

— Probé chapulines y sabían bien, aunque Samy Sam casi se pone verde, pero nos atrevimos a probar casi de todo un poco...

Nuestros padres habían desarrollado sentidos especiales para entender nuestra habladuría imparable. Las sonrisas en sus rostros no sindicaban que les gustaba todo lo que estábamos diciéndoles.

En el corto, pero casi interminable trayecto del aeropuerto al estacionamiento, seguimos hablando sin parar, ellos aprovechaban las escasas y cortas pausas que Terin y yo hacíamos para respirar para poder preguntar más sobre nuestra aventura.

Sam #PGP2021Όπου ζουν οι ιστορίες. Ανακάλυψε τώρα