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El rechinido de la llanta contra el pavimento da el final del largo camino que tomó desde el departamento de Yoongi hasta el departamento donde vivía con Jungkook. El nerviosismo de su cuerpo se manifiesta con temblores imparables en sus sudorosas manos. Lo cierto es que por más rudeza y frialdad que pueda optar para enfrentar la situación, decirle a Jungkook que no pueden seguir juntos porque descubrió que aún ama a Yoongi puede romperle en mil pedazos; lo que no desea ni en mil años. Tal vez no ame a Jungkook como él lo desea, pero si le ama. Le ama con todo su corazón.

Yeonsoo se sube al ascensor que conoce como la palma de su mano y presiona el botón de su piso y la caja metálica comienza a subir. El discurso que se mentalizó vuelve a repetirse una vez más en sus pensamientos, solo que es interrumpido por una mirada felina que le hizo frente antes de salir.

Yoongi está totalmente en desacuerdo con lo que planea hacer. Dijo que Jungkook no era quien ella creía y en cuanto su boca soltó eso, solo salió. Aún con los gritos detrás Yeonsoo decidió no pensarlo demasiado. Jungkook es el amor de su vida.

Al pararse frente a la puerta de entrada al departamento, se replantea si fue idea y antes de que sus pies la traicionen y termine otra vez en los brazos de Yoongi, abre la puerta y entra con cuidado.

El silencio ensordecedor la invade de pronto y el perfume de Jungkook que solía invadir toda la estancia fue reemplazado por humedad y vacío. El pánico de creer que él puede haberle dejado antes de que pueda darle una explicación la invade. Sus pies se mueven de forma automática llevándole hasta la habitación donde la cama se encuentra vacía. Abre el closet con cuidado y la imagen frente a ella la descompone.

No hay nada más que poca ropa que ella dejó antes de irse al lado de Jimin. Sus ojos se cristalizan. Tal vez él siempre o supo y decidió hacerlo más fácil para los dos, y eso solo provoca más dolor en ella. Necesita que Jungkook sepa cuanto lo ama y cuan agradecida está de todo lo que hizo, aún si después de decirle la odia aún más.

—¿Qué buscas? —susurra una pastosa voz a sus espaldas. Yeonsoo se sobresalta y mira de inmediato, sin embargo, no hay nada.

Cierra los ojos al creer que se está volviendo loca. Sale a paso lento de la habitación y lo ve sentado en una butaca alrededor del desayunador con la mirada fija en ella. Una ola de alivio la invade al verle, pero al mismo tiempo siente el pánico asomándose.

—Creí que te habías ido sin despedirte —responde en un suspiro cansado, sin más no se mueve.

Jungkook ríe seco por lo bajo y toma la fotografía que tiene en sus manos y la tira a sus pies. Yeonsoo decide que sin importar qué no debe llorar. Aunque él se merezca todas las lágrimas del mundo.

—Entonces vienes a despedirte, después de todo —suelta con recelo.

—Sacaste toda tu ropa —comenta con más brusquedad de la que pretende. No quiere que suene a reclamo, pero es exactamente lo que hace.

—¿Debería haberla dejado? ¿Debería esperar a que volvieras a mí después de casi cinco días sin verte? —cuestiona con cierto matiz de esperanza.

Yeonsoo se muerde el labio nerviosa. Sabe que la conversación terminará por nombrar a Yoongi y aunque él fue la última razón por la que tomó la decisión de alejar a Jungkook de su vida, no quiere que él piense que es la única.

—Respóndeme, Yeonsoo. ¿Debería volver mis maletas a este lugar? —Señala a todo a su alrededor.

—No puedo volver a confiar en ti, Jungkook —murmura casi en un hilo.

—¡No me jodas! —Se levanta de la butaca y camina hasta ella—. La razón por la que me dejas tiene nombre y apellido, y un enrome expediente de mierda.

𝙴𝚏𝚎𝚌𝚝𝚘 𝙼𝚊𝚛𝚒𝚙𝚘𝚜𝚊 © » ᴹⁱⁿ ʸᵒᵒⁿᵍⁱ; BTSWhere stories live. Discover now