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Estaba un tanto emocionada por la salida de chicas que tendríamos hoy en la tarde. Ciertamente creí, en un principio, que no sería una buena idea, pero Futie me terminó convenciendo. Solo espero que entre ella y Tomoyo no me vayan a tener como muñequita para modelarles, sería muy vergonzoso.

Debo admitir que abrirme hacia Syaoran no fue tan malo como lo supuse en un principio. Tenía miedo de acercarme, pero le permito entrar, él me permite entrar.

La confianza es una vaina seria.

–. ¿Segura de salir con ellas? –me pregunta Syaoran en cuanto me ve arreglarme el cabello.

Había decidido salir con un vestido color blanco que diseño mi hermano para mí, junto con unos tacones plateados y una cartera del mismo color. Había dejado el ordenador de lado para poder divertirme, aunque sea el día de hoy.

–. Si. Será divertido. Además, si no acepto Futie vendrá a secuestrarme.

Y era cierto, fue una de las amenazas que me dio ayer en la noche antes de irnos a dormir.

–. Te deseo suerte –dijo finalmente antes de volverse a lanzar a la cama.

–. Flojo –le recrimine.

–. Tengo sueño –declaró.

–. A mí me parece que dormiste mucho anoche.

–. Dormí más no descansé. Son dos coas muy diferentes. Deberías aprender –dijo en lo que se colocaba una almohada en la cara para seguir durmiendo.

Estaba de buen humor aquel día, y bromear con Syaoran no sería mala idea.

Con ese pensamiento en mente me le acerque cuidadosamente hasta la cama, tome el edredón por un de los extremos y hale de él hasta dejarlo completamente al descubierto. No estaba haciendo tanto frío gracias a que ayer en la noche regule el aire acondicionado, pero tal parece que eso a Syaoran no le afecta.

Este, debido a la sorpresa, se quitó la almohada de la cara y me miro con aquellos enormes ojos ámbar con sorpresa por mi atrevimiento.

–. Te va a arrepentir de eso Kinomoto –amenazó.

Syaoran se levantó de la cama y tiro del edredón para atraerme a él. Me tomo por los brazos y me lanzó a la cama, yo no podía evitar reírme de él en lo que intentaba vengarse. No fue hasta que estuve debajo de él que comprendí sus verdaderas intenciones: hacerme cosquillas.

Estuve a punto de darle un golpe para así librarme de él, pero ya era tarde, me estaba haciendo cosquillas.

–. Para... para... ¡PARA! –gritaba entre risas pero él siguió con su tortura otro par de minutos los cuales parecieron interminables. Cuando por fin termino, se puso a un lado de la cama y me miró divertido.

–. Eso es para que aprendas a no quitarle a un hombre el edredón cuando quiere dormir.

Yo no podía articular muchas palabras, aquel ataque de risa me dejo agotada, pero aquello no evitaría que me vengara de aquel hombre. Tomé algo de impulso y lo tiré a la cama para esta vez estar yo sobre él, por un momento pensé en hacerle sufrir a risas, pero luego de verlo a los ojos me quedé petrificada.

–. ¿Qué...? –comenzó a preguntar. Fue ahí cuando me di cuenta de nuestra situación y no pude evitar sonrojarme ante ello.

No he estado con un hombre en mucho tiempo, y no pensaba en tener relaciones con Syaoran, pero estar en aquella posición me avergonzó, más que todo por lo que podría pensar él de mí. Estaba por bajarme cuando alguien abrió la puerta de la habitación de par en par.

La Propuesta 【SCC】Where stories live. Discover now