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La noche era estupenda. Syaoran era estupendo. El día en sí había terminado de la mejor manera posible. Diría que me sentía cansada por todo el ejercicio físico de la mañana, pero no era así, era como si la felicidad pudiera con todo cansancio en mí.

Mientras pensaba en eso baje a la cocina para buscar un poco de agua y algo para comer un poco, tanto "ejercicio" me había abierto el apetito. Me fije en el reloj de la cocina, eran casi las 3 de la mañana. Tomé un vaso de jugo y preparé un emparedado. Quería ir a la cama cuanto antes. Al salir de la cocina me tope con Hien Li, quien se veía tranquilo y poco descansado con la ropa con la que posiblemente había salido ese día. Era algo tarde para volver del trabajo.

–. Buenas noches –le saludé en cuanto lo vi y este volteó para dirigirme una mirada llena de amargura.

–. Buenas noches –dijo con simpleza. Estaba por seguir mi camino cuando a mitad de la escalera sostuvo mi brazo.– Señorita Kinomoto ¿le importa si hablamos un momento?

Aquella petición me pareció muy rara. El padre de Syaoran y yo no habíamos hablado mucho desde que llegué, y tras haber descubierto que él es la verdadera razón por la cual Syaoran no está ejerciendo la carrera que más le gusta, no tengo una buena impresión de él... al menos como padre. Accedí a hablar con él y este me guió hasta una habitación no muy lejana de las escaleras, el lugar al parecer era su estudio privado.

–. Dígame ¿qué quiere hablar conmigo a estas horas?

–. Es muy directa –observó.

–. Lo soy cuando presiento que la conversación es más de negocios.

–. ¿Y qué le hace creer que le quiero proponer un negocio? –me estaba retando.

–. Porque son las tres de la madrugada, usted y yo no hemos hablado mucho directamente desde que llegue hace unos días y... por lo sorpresivo de la reunión no quiere que su hijo se entere.

Él se sentó en la silla de su escritorio y dejando unos cuanto papeles sobre este.

–. Tiene razón. Es muy observadora –aquella palabras no parecían ser un elogio, algo se traía entre manos– Pero lo que quiero hablar con usted no se trata de negocios.

–. ¿Entonces en qué le puedo ayudar?

–. Quiero que se aleje de mi hijo –sus palabras me sorprendieron– Ya estoy al tanto de su engaño y de lo que estipuló su difunta madre en el testamento, no es más de una mujer desesperada por mantener su herencia, pero no permitiré que siga usando a mi hijo para algo tan ruin.

–. Disculpe, pero el asunto del testamento de mi madre no es asunto suyo.

–. Tiene razón, pero involucra a mi hijo así que se vuelve mi asunto.

–. ¿No lo convence el compromiso?

–. Usted es la que no me convence, señorita Kinomoto. Yo le ofrecí a Xiaolang la libertad que tanto había estado buscando, incluso le prometí ayudarlo si así lo quería en desempeñar su carrera... pero con la condición de que la abandonara a usted y se casara con Mei Ling.

–. ¡Usted está loco! ¡Ellos dos son primos!

–. ¡Y usted japonesa cualquiera! Al menos sé que con Mei Ling estará aquí, cerca de su familia, de su madre. Si no fuera por usted Xiaolang cumpliría con el compromiso que tenía con Mei Ling.

Podía sentir la cólera recorrer todo mi cuerpo, la felicidad que antes me embargaba se había desvanecido gracias a Hien Li.

–. Syaoran me dijo que ellos nunca estuvieron comprometidos.

La Propuesta 【SCC】Where stories live. Discover now