CAPÍTULO OCHO

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Carla

Ya es lunes, el inicio de una nueva semana.

Esta vez mi alarma no falló, no ha fallado desde la última vez y agradezco por eso.

Hoy me levante temprano, y me encuentro alistándome para ir a clase. Lara, como siempre, quedó en recogerme, así que bajaré a esperarla en el porche de mi casa.

Estoy feliz y agradecida de que Lara me haga ese inmenso favor (el de venir por mí ), ya que, yo tengo mi propio vehículo y también mi licencia de conducir, pero no sé mucho de direcciones, y la verdad, a pesar de que llevo toda mi vida estudiando en el mismo lugar, no logro aprenderme el camino de mi casa al colegio, y utilizaría el GPS, pero de igual forma no soy buena conduciendo. Todavía no sé cómo logré conseguir mi licencia.

Una vez lista, cojo mi maleta, la cual yace a un lado de mi cama, bajo las escaleras y voy a prepararme algo de desayuno en la cocina. Por fortuna tengo un poco de tiempo antes de que Lara llegue.

Me decido por preparar un sándwich con jamón de pavo, queso y lechuga, y aprovecho que tengo suficientes ingredientes para prepararle a Lara uno también. Mi padre se encuentra durmiendo, así que no haré uno para él, además, no le gusta el jamón de pavo. Al terminar empaco ambos sándwiches en papel aluminio, pero solo guardo el de Lara y decido comerme el mío en el camino.

Me dirijo a la puerta mientras como de mi sándwich, y al salir, veo el vehículo de Lara acercarse. Ella estaciona frente a mi casa, yo cierro la puerta y me dirijo a su auto para poder subirme en el asiento del acompañante.

—¡Holaa! —me saluda mi amiga una vez me subo por completo.

—¡Hola! —le devuelvo el saludo—. ¿Estudiaste? —le pregunto de repente. El día de hoy tienen examen de recuperación los estudiantes que perdieron la evaluación que entregaron el lunes pasado... Y Lara es uno de ellos.

—¿Estudiar para qué? —pregunta con una mirada de confusión.

—Para el examen —le digo con un tono de obviedad—. El de biología, ¿Recuerdas?

—¡No puede ser! —dice mientras se pasa una de sus manos por su cabello rubio, exasperada—. Lo había olvidado por completo, y me odio por eso —bramó frustrada.

—No te preocupes, ya habíamos estudiado antes, de seguro te irá bien —le digo, tratando de consolarla.

—Eso es lo bueno... No me acuerdo de mucho, pero de seguro lograré pasarlo —habla con positivismo—, Tal vez no con la mejor calificación, pero lo haré.

—¡Así se habla! —la animo, orgullosa—. Ahora, a la escuela... El examen es a la primera hora.

—Carla —dice mi nombre entre dientes mientras niega con su cabeza, como si yo no tuviera remedio—. No ayudas, para nada.

Me río abiertamente, y Lara sin tener alguna otra opción, suspira, empezando a conducir.

*

La tarde llega y estoy en el estacionamiento de la escuela, apoyada en el auto de Lara, esperando a que ella llegue con los resultados de su examen. La profesora Anderson siempre entrega los exámenes al final de la jornada.

Pasan unos quince minutos y por fin, a lo lejos, veo a Lara acercarse. Cuando se aproxima lo suficiente logro verla con más detalle y noto en su rostro algo de tristeza, lo cual es rastro de una mala señal.

—¿Cómo te fue? —pregunto un poco preocupada, una vez está frente a mí.

—No muy bien —lo dice con la cabeza baja y su voz casi en un susurro—. Lo perdí, Carla. Me dijo que mis notas no eran muy buenas y que con este examen está definido.

No Soy Esa ChicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora