CAPÍTULO CUATRO

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Carla

Confundida.

Así es como me siento después de lo de esta noche. No le encuentro sentido a lo que pasó.

Si el hermano de Lara trataba de algún modo defender a su padre, ¿Por qué se comportaba de esa forma tan grosera con él?

Si de verdad el hermano de Lara, es su hermano, ¿Por qué trabaja?, se supone que llegó de España hace poco, y estoy segura de que no es posible encontrar trabajo tan rápido, además, él no lo necesita.

Y lo que me tiene aún más confundida y también un poco aterrada, es el hecho de que sepa mi nombre... ¡Mi nombre y mi apellido!

Definitivamente mi nombre es Carla Lee, él lo sabe, y probablemente sabe más cosas sobre mí, lo cual, me da mucha curiosidad.

Puede que Lara le haya dicho mi nombre, pero no estoy muy segura de eso, porque ellos dos casi ni se hablan. De lo poco que sé sobre la relación de ellos dos, es que no es muy amena.

Tratando de organizar el desorden que tiene mi mente ahora, me despido de Lara, bajo de su auto y empiezo a caminar por la acera de mi casa hasta llegar a la entrada principal.

Al llegar, abro la puerta y lo primero que veo es a mi papá en la sala de estar, como lo había visto antes de salir. Mi padre nota mi presencia enseguida, y no tarda mucho en hablar.

—¿Qué pasó, Carla?, ¿Por qué llegaste tan rápido? —cuestiona, desorientado.

Miro el reloj de mi celular para informarme de la hora, y me doy cuenta de que apenas van a ser las diez de la noche.

—Se presentaron problemas. El hermano de Lara se puso a discutir y todo se canceló. Ni siquiera alcancé a comer —explico de la forma más breve posible mientras me dirijo a la cocina, y mi padre no demora en seguirme—. Estoy hambrienta, ¿Me guardaste algo de comida?

—No, no te guarde nada —dice eso como si fuera algo muy obvio—, se suponía que comerías en la cena, pero si quieres puedes prepararte un sándwich —se encoje de hombros—. Me iré a acostar, no te duermas muy tarde.

—Claro —respondo al no tener otra opción más que tratar de cocinar—. Que descanses, papá.

Mi padre sale de la cocina y se encamina directo a su habitación, mientras tanto, yo me encargo de quitarme los tacones para estar más cómoda, y los dejo justo al lado de la puerta, precisamente en una esquina. La verdad es que me da pereza subir a mi habitación a dejar las cosas, cambiarme, y después tener que bajar a preparar mi comida.

Me pongo a revisar lo que hay en la nevera para ver qué puedo hacerme de cena. No tengo ganas de comerme un sándwich y tampoco de cocinar, pero esa parece ser exactamente la única opción que tengo.

Me dispongo a sacar el jamón y el queso de la nevera, y después voy a la alacena en búsqueda de pan, pero, de repente, el tono de llamada de mi celular se activa, interrumpiéndome, y desvío mi camino en dirección a la isla, en donde dejé mi celular anteriormente para descifrar de quién se trata.

Miro la pantalla de mi móvil y capto un número desconocido, por ende, decido ignorarlo. Lo único que quiero hacer en este momento es comer e irme a mi habitación para poder leer un rato, y finalmente, dormir. Si el resultante de la llamada hubiese sido alguien conocido, como Lara, de seguro la hubiera atendido.

Cuando termino de comerme el sándwich, lavo lo que ensucié, recojo mis tacones del suelo, tomo mi celular y me dirijo a mi habitación.

Una vez llego, cierro la puerta detrás de mí, y voy directo al baño a lavarme mi rostro para poder retirar todo rastro de maquillaje que pueda llegar a tener. Me coloco una cómoda pijama, tomo mi libro actual, como tenía planeado hacer desde un principio, y me siento en mi cama, buscando una posición cómoda para leer.

No Soy Esa Chicaحيث تعيش القصص. اكتشف الآن