CAPÍTULO DOS

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Carla 

El día de la cena ha llegado y me encuentro buscando un lindo vestido en una de las tiendas del centro comercial.

La familia de Lara es una familia adinerada y sus celebraciones siempre son elegantes.

A diferencia de la familia de ella, mi papá y yo no poseemos mucho dinero, pero si el necesario como para cubrir los gastos de la escuela, la casa y también darme gustos de vez en cuando.

Tiempo después, entro a una tienda que me llama la atención, nombrada Glamour Femminilie, y la señora de la caja me recibe con una amable sonrisa.

—Buenas tardes, ¿En qué puedo ayudarte?

—Hola —me muestro amigable, al igual que ella—. Estoy buscando un vestido un poco elegante.

—Por supuesto, ¿Cuál es la ocasión? —cuestiona con cortesía.

—Es una cena —ella me regala una sonrisa de oreja a oreja.

—Bien, ya te mando a un asesor para que pueda ayudarte. Si gustas, puedes pasarte por la tienda y mirar si algún diseño te llama la atención.

—Muchas gracias.

Asiento con mi cabeza y mientras espero a el asesor me paso por la tienda mirando algunos vestidos, como me propuso la señora que atiende la caja. Todos los diseños están muy lindos y elijo un par para llevármelos al vestidor y medírmelos después.

Justo cuando estaba mirando un vestido dorado muy hermoso, de repente, escucho una voz detrás de mí.

—Me parece que el dorado es un color un poco fuerte para una cena, te vendría mejor un vestido lila o azul pastel, ¿No crees? —me doy vuelta para mirarlo.

—¿Eres el asesor? —pregunto.

—Exactamente —me dice, señalándome la placa que está al lado izquierdo de la camisa manga larga negra de su uniforme, que dice claramente: asesor.

Es un chico alto, de ojos grises, cabello ondulado y de un negro oscuro muy lindo.

—¿Quieres que te muestre algunos diseños o te conformarás con los que tienes en la mano?

—Me gustaría ver otros diseños, gracias.

—Sígueme.

Hace un gesto con su mano, y obedezco, siguiéndolo a través de la tienda.

Llegamos a un pasillo en donde tienen muchos vestidos de tela muy liviana, colores suaves y que se ven cómodos, ideales para la cena de hoy.

—Aquí puedes encontrar vestidos perfectos para tu ocasión, como este —dice, extendiendo un hermoso vestido de color lila frente a mí.

—Es hermoso. 

—¿Quieres probártelo?

—Por supuesto —acepto, entusiasmada. Tomo el vestido y me encamino a los vestidores.

Cuando termino de ponérmelo, salgo del vestidor para poderme ver en un espejo de cuerpo completo. El vestido es muy bonito, pero no de mi estilo.

No muy conforme con el, decido probarme los otros que había elegido anteriormente como posibles opciones y mirar si alguno me convence. Por alguna razón, quiero verme bien esta noche, y no quiero presentarme con un vestido cualquiera o con el que me sienta incómoda. Siempre que compro ropa, lo primero que hago es verificar si de verdad me gusta y me siento cómoda con lo que me voy a llevar, porque si no es así ¿Entonces para qué la compro?

No Soy Esa ChicaWhere stories live. Discover now