Capítulo 18

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•Perspectiva de Midorima•

- H-Hana.. - empecé a moverla delicadamente.

- Umm.. - gimió y no pude evitar sonreír como estúpido.

- Despierta - le besé la mejilla.
Sus preciosos ojos color sangre se abrieron en par, y me contemplaron como si nunca me hubieran visto.
Me fascinaba dormir con ella, no porque la pudiera tocar, además de eso, sino porque me embriagaba su olor y sentía que la podía proteger.

- Hola.. - me sonrió.

- Hola - me levanté de un brinco.

- ¿Quieres ducharte primero? -

- ¿Quieres que nos duchemos juntos? - bromeé.

Hana se ruborizó por completo.

- E-Eh.. ¿No puedes esperar hasta el matrimonio? - giró la mirada colorada.

Solté una carcajada.

- Solo bromeaba tonta, yo me ducharé primero - tomé la toalla y me dirigí al baño.

Un año sin verla.. vaya, después que encuentro la indicada mis padres vienen a joderme la vida.
Estarían los mensajes, videollamadas, fotos, vídeos, pero eso no sería suficiente, mis ganas de verla, tocarla, besarla no se irían.
Me sentía mal, pero era mejor que no volverla a ver nunca.

Entré al cuarto, ahí estaba ella aún en la cama, tecleando su celular. Me sonrió al verme y le devolví la sonrisa.
Me empecé a cambiar delante de ella, no me importaba.
Hana al verme desnudo se sobresaltó y giró la mirada más sonrojada que antes.
Después de colocarme los calzoncillos me volvió a mirar y ambos reímos avergonzados.

- Me iré a duchar - dijo tomando su toalla y su ropa interior.
Que astuta.

Me terminé de vestir con una camisa color beigue y un suéter marrón chocolate. Unos jeans oscuros y unas vans.

Bajé las maletas, vi a mi madre cocinar el desayuno.

- Buenos días hijo -

- Buenos días mamá - le abracé por atrás.

- ¿Y Hana? -

- Se está duchando -

- Me imagino que se extrañarán bastante -

- No me lo menciones, todo es culpa tuya y de papá -

- Vamos hijo, solo queremos que tengas un buen futuro. El plan era que te quedarías aya, y lo consideramos -

- Pues yo estaba bien aquí -

- Midorima - Vi a Hana acercarse.

- Hola ¿estás lista? - la abracé.

- Sí. Hola Misaki - sonrió.

- Hola linda ¿estás bien? -

- Bueno.. Mas o menos - rió.

- Vamos a terminar de bajar todo - dije.

Hana y yo bajamos todo nuestro equipaje; el de ella era menos pesado puesto que yo duraría todo un año.
Un maldito año lejos de ella, es demasiado.
Llevamos todo al coche y nos dirigimos rumbo al aeropuerto.
Desde el asiento del copiloto le dirigía miradas y sonrisas, y ella triste, me las devolvía.
No me preocupaba de cosas como la infidelidad, engaño, ni nada de eso.
Yo confiaba en ella, y no le haría eso, puesto que los hombres estamos hechos para una sola mujer, que debemos amar y respetar, claramente que puedes fijarte en otras y admirar su belleza, pero si te entregas, que sea sola a una, y eso es lo que el sexo masculino últimamente no entiende en estos tiempos. Por lo menos yo lo tenía claro.
Ella era diferente de las demás, teníamos muchas diferencias y a la vez semejanzas que despiertan curiosidad uno por el otro.

- ¿Midorima? - mi madre me miró asombrada.

- ¿Qué? -

- Estás llorando - no lo había notado.

- ¿Eh? - me limpié las lágrimas que raramente descendían de mis ojos.

- No me había dado cuenta - dije.

- Ya hemos llegado -
Pude oír un suspiro de parte de Hana.
Mamá se estacionó frente a la entrada. Cada uno bajamos nuestras maletas y las colocamos en un carrito.
Ambos nos miramos y no pude evitar llorar al verla con las lágrimas desbordando de sus ojos.
La abracé con tanta fuerza, olí su cabello y la besé con toda la fuerza que mi boca me permitía.

- Hana, no me olvides - pronuncié con la respiración entrecortada.

- Seguimos siendo novios Midorima, te esperaré - me rompió el alma verla así.

La volví a abrazar, mi cerebro no me permitía apartarme de ella. Yo la amaba como nunca había amado a nadie.
Yo no era así, no creía en el amor, hasta que ella llegó a mi vida. Simplemente era un basketbolista amargado y orgulloso, pero ella vino a darle luz a mi vida.
Me despedí de mi madre, que me susurró al oído "perdóname".
Después de volver a abrazar a Hana, cada uno se fue por su lado.

• Perspectiva de Hana •

Después de esa dolorosa despedida, aún las lágrimas seguían cayendo de mis ojos.
Me reuní con el entrenador y las integrantes del equipo.
Hicimos todo el procedimiento de chequeo y revisión. Y subimos al avión.
Fue un vuelo de poca turbulencia y bastante largo, aproximadamente de 12 horas.
Dormí bastante.
Llegamos a Estados Unidos a las 9 de la mañana. Realmente era maravilloso, saqué mi cámara y tiré una foto del paisaje desde la ventanilla.
Me enfoqué en lo que tenía que preocuparme, el juego, Midorima me había ayudado a practicar y me había enseñado nuevas técnicas.
Fuimos a alguna parte de Washington a comer junto al entrenador, el conocía el estado a la perfección.
Realmente me la pasé bastante bien con ellas y nos reímos un buen.
Después me dirigí a la casa de mi padre, tenía un año sin verlo.
Le dije todo lo que estaba pasando, le enseñé una foto mía junto a Midorima y me halagó bastante.
A la mañana siguiente me desperté a las seis de la mañana.
Tenía un mensaje, ansiosa lo leí.

"Hana ¿llegaste bien? Aquí son las 12 de la mañana. Alemania es muy bonito, me reuní con la familia y ya me inscribí en mi nueva escuela, lo cual es frustrante, al parecer me conocen y a la "Generación de los Milagros" te echo muchísimo de menos. Suerte en tu partido hoy, no olvides todo lo que te enseñé, y por favor, cuídate mucho.
- Midorima".

No pude evitar llorar, un año sin verlo era demasiado.
Decidí enviarle un mensaje.

"Llegué bien ¿cómo fue tu vuelo? Estados Unidos sigue siendo novedoso como siempre. Yo también te echo mucho de menos, pensar que no te veré por un año me dan ganas de matarme. Me mandas fotos ¿sí? Y haremos videollamadas. Procuraré llamarte.
Te amo".

Hoy era un día con muchas emociones.
Ganaría.

Rebote [Kuroko no basket: Midorima] {EDITANDO}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora