Capítulo 24

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Aquella noche nos acariciamos como nunca, nuestros cuerpos tenían una conexión extraña pero encajaban entre si. Yo me sentía en el cielo cuando estaba con él. Últimamente se había vuelto muy cariñoso, y eso era raro.
Recordando antes de que habláramos, él era bastante egocéntrico y reservado, y yo, bueno, no es que lo fuera, pero era algo aburrida.
Este día lo teníamos de descanso y tenía que permanecer en casa por mi pierna lastimada.
Momoi no quería hablarme, tenía que llamar a Daisuke.
Daisuke... mi segundo amor, que recuerdos tan estúpidos, simplemente éramos unos críos que no entendíamos el verdadero concepto del amor. Pero cuando entré a la preparatoria y raramente empecé a fijarme en Midorima, aparte de que siempre asistía a los juegos de Teiko y me encantaba el baloncesto, bueno, me encanta, comprendí que el amor no es un juego.

- Buenos días Hana - se dio cuenta de que estaba despierta. Aún seguía a mi lado, abrazándome.

- ¿Qué hora es? - pregunté.

Midorima revisó su celular.
- Las 1 de la tarde -

- Entonces es buenas tardes - bromeé.

Midorima besó mi mejilla.
- ¿Te sientes mejor? - acarició mi mano apretándola fuerte.

- Si, el dolor ha disminuido -

- Me alegro -

Nadie después dijo nada, solo permanecí quieta a su lado mientras él me tomaba de la mano y jugaba con mi cabello.
Miles de cosas pasaron por mi mente.
¿Cómo Daisuke enfrentaría su problema al llegar a la escuela? Digo, aparte de que aún me sigo sintiendo culpable, tiene un mollogón de admiradoras, y todas me odiarían.
Dios, no quería ni pensar en ello así que obvié el pensamiento.
Mañana Midorima jugaría, resultaba ser emocionante porque él es... hermosamente genial.

- Tu padre nos dejó la casa libre - dijo interrumpiendo mi conversación con mi subconsciente.

- ¿Ah si? Que extraño, a el no le gusta que su hija se quede sola con "hombres" - dije levantándome de la cama y dándome cuenta que estaba en ropa interior.

- Te ves jodidamente sexy - dijo riendo.

- Cierra la boca Shintaro - tomé una sábana y me cubrí avergonzada.

- Diablos, quería disfrutar del show, pero cerraste el telón - hizo puchero.

- ¿Desde cuando eres tan pervertido? - alcé una ceja riendo.

- Todos los hombres tenemos un lado pervertido, puede ser un poco pero siempre está ahí - sonrió.

- Qué va, son pervertidos y punto - me coloqué una camiseta.

- Te hice el desayuno - dijo parándose de la cama en calzones.
Juro por Dios y todos sus ángeles que si no me hubiera contenido me lanzo a él, se veía tan provocativo.

- ¡Cámbiate! - grité roja y me giré para abrir la puerta, pero el me agarró por un brazo y me besó. Luego se apartó y sonrió satisfecho sabiendo lo que el provocaba en mi.

- Vamos a desayunar - dijo sonriendo.
Y estúpidamente me caí, mi pierna aún no estaba bien del todo, fatal.

- No sabía que te hacia caer por ser tan irresistible, se que soy sexy pero no para tanto - dijo.

- Por favor, no me hagas reír idiota, me caí porque me golpeé la pierna, no tiene que ver nada con tu estúpido y hermoso y atractivo y perfecto cuerpo, escuchaste, zanahoria de copetillla -

- Cállate Akiiho y vayamos a desayunar -

Suspiré y él me cargó.
Así pasamos el día, viendo películas, comiendo e intercambiando caricias.
Mi padre no llegaría hasta algunos dos días, así que teníamos la casa para nosotros solos, como marido y mujer.
Decidí llamar a Daisuke para ver como estaba.

Rebote [Kuroko no basket: Midorima] {EDITANDO}Where stories live. Discover now