Capítulo 17

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Hicimos calentamiento y jugamos por dos horas.
En mi mente no dejaban de flotar pensamientos sobre Midorima, perdía la concentración y me lo habían regañado ya varias veces.
¿Era que no estamos destinados a estar juntos? No, no podía ser eso.
El destino nos había puesto un sin número de pruebas y las superamos.
Después de salir de ahí agobiada y ponerme mi uniforme, fui en busca de Daisuke y Midorima.
Me dio bastante trabajo encontrar a Daisuke, estaba en el patio rodeado por lo menos por 20 chicas.

- Lindas, no se apresuren, podrán conocerme mejor - les guiñaba un ojo.

- ¡Daisuke! - grité saltando entre la multitud.

Volví a gritar varias veces hasta que me miró sorprendido.

- ¡Hana! - me tomó de la mano y me llevó a un lugar más tranquilo.

- Hola - intenté calmar mi respiración.

- ¿Pasa algo? -

- ¿Por qué Midorima no irá a la invernal? ¿Por qué lo cambiaron por ti? - mi voz sonaba melancólica.

Daisuke tardó para responder.

- Eso debería decírtelo el mismo - se giró y se fue.

¿Pero que le pasa? ¿Lo había ofendido?
Sin otra alternativa fui a la enfermería a buscar a Midorima, pero una enfermera me dijo que se había ido a casa, genial..
Estaba pensando en llamarlo por teléfono, pero una conversación así no podía ser hablada de esa manera.
No tenía opción.
Me fugaría de la escuela.
Me fui al final del patio donde habían unas paredes que al otro lado daban la calle.
Me escapé victoriosamente sin que nadie me mirara.
¿En que me había convertido? No, siempre fui así, solo era que no tenía a nadie por quién luchar. No me importaba las consecuencias que podría traer escaparme.
Toqué el timbre de la casa de Midorima.
Tardaron en abrir, salió el y me miró sorprendido. Corrí lo más que mis piernas me lo permitían y lo a abracé.

- Auch.. Hana, me l-lastimas.. - hizo una mueca de dolor.

- Lo siento - me aparté avergonzada y este me sonrió.
Me invitó a pasar, no había nadie en la casa.

- ¿Como es que estás aquí? -

- Me escapé -

- ¿Cómo que te escapaste? ¡¿Estás loca?! - gritó

- Necesitaba hablar contigo -

- ¿Tan importante es? -

- En el club de baloncesto me dijeron que te irías.. a otro lado - giré la mirada.

Midorima abrió los ojos como platos y su mirada se tornó triste.

- Así que ya lo sabes... - murmuró.

- ¿Por qué te vas? ¿Por qué no me dijiste nada? - las lágrimas comenzaron a caer.

- Me iré de intercambio, a Alemania -

Las palabras no me salían.

- Solo es un año, es lo más que pude llegar a acordar con mis padres.. Porque ellos querían que me quedara a vivir aya cuando empezara la universidad. -

- Por un lado es bueno que sea solo un año, pero así como suena, un año... - me aferré a su pecho.

- Siempre te querré - besó mis labios, y yo correspondí el beso sin lugar a dudas. Subimos las escaleras sin apartar nuestros labios, cada vez sentía mi cuerpo más caliente y el beso se tornaba más apasionado.
No sé de donde sacó tanta fuerza, pero me tumbó en la cama y me acarició.
Ese día me la pasé con el, intercambiando caricias y besos.
En ese momento no nos importaba nada ni nadie.

Noviembre se fue rápido y llegó Diciembre.
Midorima y yo pasamos todo el tiempo que pudimos juntos, íbamos a almorzar, me ayudaba a practicar para la invernal, o simplemente me acurrucaba en su regazo mientras teníamos un maratón de películas.
La noche antes de la invernal mi madre me permitió dormir en la casa de Midorima. Últimamente nuestras familias se llevaban bastante bien.

- ¿Por qué elegiste Alemania? - estábamos abrazados en la cama, eran las 11 de la noche, y nuestros vuelos eran mañana.

- Toda la familia de mi madre vive aya, pero ella es Japonesa por alguna extraña razón -

- No te atrevas a engañarme - bromeé.

- Ni tu a mi - me sacó la lengua.

- Realmente no desconfío de ti - le sonreí.

- Ni yo de ti - me beso la mejilla.

Comencé a tararear una canción. Midorima me observó con cara de pocos amigos y yo no pude evitar ponerme roja.

- Tenemos que levantarnos a las 5 de la mañana, ya duérmete y deja de cantar bobadas - ordenó.

- Pareces mi padre -

- Por cierto ¿y tu padre? -

- Vive en Estados Unidos - sonreí.

- Entonces ¿le vas a ver? -

- Sí, me quedaré en su casa - bostecé.

- Espero conocerlo algún día -

- Lo harás -
Aquella noche nos abrazamos como nunca, por que mañana, nuestras vidas tomarían un giro distinto.

Rebote [Kuroko no basket: Midorima] {EDITANDO}Where stories live. Discover now