Extra #2

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Un sonido hizo que me levantara de la cama, era mi celular chirriando como loco.

- ¿Qué demon...? - Midorima era de estos que se levantaba por cualquier cosa, así que inmediatamente se levantó.
Tomé el teléfono, era Aomine.

- ¿Aomine? ¿Pasa algo? Son las 2 de la madrugada - dije casi gritando.

- Momoi ya tiene dolores de parto, el bebé va a nacer ¡me dijo que te llame para que vinieras! - Aomine estaba tenso.

- ¿Están en Osaka? Queda como a tres horas, saldré para allá ahora mismo - dije tomando mi bolso y echando alguna que otra ropa, mi cepillo de dientes y dinero.

- Bien - Aomine colgó.

- ¿Hana? - Midorima me miró confuso.

- Es Momoi, ya va a dar a luz. Tienes que encargarte de los niños, vengo mañana - dije mientras lo besaba. Miré a nuestra pequeña hija, Sora. Dormía tranquilamente mientras se chupaba el dedo, era muy hermosa con el cabello negro al igual que el mío y los ojos de su padre, verdes.

- Joder... yo no soy bueno cuidando - dijo Midorima levantándose mientras buscaba sus lentes.

Fui al cuarto de nuestro primogénito, Hayato, era nuestro hijo más grande de cinco años.
Le di un beso para salir corriendo por la puerta mientras Midorima me perseguía con cara de irritado.

- Tenemos suficiente comida ¿Verdad? - preguntó serio.

- Por supuesto - respondí.

- Ven aquí - dijo dándome un abrazo.

- Te amo - dije dándole un segundo beso que este correspondió. Vivíamos felices, trabajábamos y ya teníamos dos hermosos hijos. Había cumplido veinticinco años mientras que Midorima veintiséis.

- Yo también, cualquier cosa me llamas, y salúdame a Momoi y Aomine - respondió.

- Claro - respondí saliendo.

Hana se marchó por la puerta, así que fui directo a la cama para irme a dormir.
A las siete ya Sora estaba gritando como si la estuvieran matando.

- J-Joder... - dije gruñendo, mientras me ponía una almohada sobre la cabeza, pero Sora seguía gritando cada vez más fuerte.

- Cielos, cierto que Hana no está - fui a la cocina y abrí la nevera. Hana me había dejado cuatro biberones de leche para Sora, tomé uno y fui corriendo frente a la pequeña.
La tomé en brazos, lloraba con fuerza y eso me molestaba. Le di el biberón en la boca y se lo tomó todo en un santiamén.

- Parece que tenías hambre - dije riendo, después de todo no era tan malo.
Me tiré en la cama y la puse a mi lado, estaba gateando y se volvió a mi, mirándome con sus ojos similares a los míos, estaba riendo.

- Eres muy hermosa al igual que tu madre - la tomé en brazos y le acaricié el cabello, que ya lo tenía largo.

Se oyó un golpe en la sala, así que tomé a Sora en brazos y me dirigí rápidamente.

- ¡No! ¡El carro rojo se ha roto! - Hayato gritaba enojado.

- Vaya... parece que se te ha roto tu auto favorito - coloqué a Sora en el piso para ayudar a Hayato.

- Papá ¿puedes arreglarlo? - Hayato ya hablaba con algo de fluidez para su corta edad. Tenía el cabello rubio acaramelado con los ojos rojos de su madre.

- Creo - fui en busca de pegamento a la cocina, para después pegarle el cristal delantero al auto, que se había quitado por completo.

- ¡Ah! ¡Genial! - gritó, y el cristal se volvió a despegar.

Rebote [Kuroko no basket: Midorima] {EDITANDO}Where stories live. Discover now