Capítulo 1 🚲

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El rugido de los vehículos deportivos me da vida. Debe ser por eso que a los dieciséis años me uní a este mundo. Recuerdo que comencé que con un Chevrolet Spark. Como todas las novatas, los profesionales me hicieron burlas de que jamás sería como ellos. Pero hoy, un año después me convertí en una de las mejores corredoras y más respetadas de todas.

Con las victorias vienen los premios, gané demasiados dólares y me logré comprar un Chevrolet Camaro ZL1 que personalicé un poco, solo le agregué unas luces de neón de color celeste que identifica mi identidad de día. Le queda perfecta al color negro que representa mi rebeldía y personalidad de noche.

—Damas y caballeros, a qué esperan enciendan sus motores, quiero oir a esas bestias —grita a todo pulmón Yack, el animador al cuál le toca éste
fin de semana.

Comenzar a echar andar mi auto es una de las mejores sensaciones.

—Hoy se enfrenta nuestra queridísima Géminis contra el furioso Lobo, que busca su revancha.

Lobo, la semana pasada se comió su ego. Le gané con una amplia ventaja a su Hyundai Veloster. Recuerdo que apostamos nuestros vehículos. Si él ganaba se llevaba mi Chevrolet, pero si yo ganaba me llevaba su Hyundai. El cuál ahora es de mi hermano menor. Andrew quiere seguir mis pasos, así que se convertirá en mi aprendiz.

—¿Qué quieres apostar ésta vez querida Géminis? —me habla cuándo baja de su Camaro azul.

Me apetecería el Camaro, pero ya tengo uno, además mis padres no saben que estoy metida en las carreras clandestinas.

—4,000 dólares. Ni más ni menos —digo tratando de estrechar su mano.

Tengo que ganar esos 8,000 que serían en total, debo hacerle algunos arreglos a mi bebé.

—De acuerdo, pero si gano tienes que devolverme mi Hyundai, el Camaro es prestado.

—Ya lo veremos papi —bromeo tirando un beso y giñándole un ojo.

El ambiente está demasiado caliente, los gritos eufóricos se mezclan con el rugir de las bestias.

—A sus autos dama y caballero —indica Yack.

Suelto mi melena negra rebelde, como es de costumbre antes de iniciar la carrera. Creo que mi cabello es mi sello. Por el día lo llevo ordenado, pero cuándo llego aquí mis rulos se forman solos.

—¿Preparados? —pregunta la chica que da la partida.

Ambos respondimos con una aceleración a fondo. Ya siento la adrenalina correr por mis venas.

—¿Listos?

Otra vez acelero a fondo.

La chica deja caer el pañuelo y salgo muy rápido.

Lobo me sigue de cerca, sé que en cualquier momento me repasará. Así compite él, te hace pensar que ganarás, pero en el último instante acelera a fondo y gana.

¡Conmigo no baby!

Mantengo la calma, creo que en las carreras clandestinas, la determinación, tranquilidad y perseverancia son la clave para ser una increíble corredora.

No soy la primera mujer en correr aquí, antes lo hacía Lady Fuego, su apodo era básicamente que cuándo corría, se contaba que los neumáticos llegaban a llamear. Fue una mujer ejemplar, hasta que murió en la pista hace más de diez años. Desde entonces ninguna ha llegado más lejos, espero poder alcanzar a una diosa como ella.

Lobo comienza a acelerar su Camaro prestado, me alcanza, me giña un ojo, se adelanta y piensa que ya tiene todo ganado.

Analizo sus movimientos y noto que se mantiene siempre en el mismo lado. La pista comienza a llegar al final, cerca de los edificios de Philadelphia, lugar dónde la multitud espera al vencedor.

MI CHICO BUENODonde viven las historias. Descúbrelo ahora