Capítulo 49 🚲

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Bebo todo el contenido líquido de la botella. La sed se apoderó de mí desde esta tarde, producto de los nervios. Cómo no estarlo, si mi hermano menor corre, nuevamente. 

Desde que llegó la tarde, solo estuve pensando en él. Hoy se enfrenta a un chico novato, su nombre es Dylan. Lleva dos carreras con esta y Drew la alcanza la sexta, más de un mes corriendo. Lo que me incomoda ahora es la pista. Tanto mi carrera como la de él se hará en la autopista. Yo lo haré en segundo lugar, lo cuál inclementará más mis pensamientos durante la espera. Le dije a Drew que me enviara un texto cuando llegara a la meta. Obviamente y a pesar de todo, deseo que llegue primero.

Salgo del taller y conduzco el Camaro con tranquilidad. Necesito respirar y calmarme.

—Lo harán bien, estoy seguro —expresa mi ex novio. Desde el asiento del copiloto.

Su mirada está más cansada que el día de mi cumpleaños. Ni siquiera le insistí para que se quedara en el taller. De todos modos él no me escucharía.  Además anoche estuvo con fuertes nauseas y dolores de cabeza. Evan recomendó visitar nuevamente al oncólogo, para ver si el puede recetar subir la dosis de calmantes. Su cuerpo se hace resistente casa día. Y espero que aún no llegue el momento en que la dosis máxima no sea lo suficiente. No quiero ver sufrir a Gregory Rogers, mi God.

Paro en el semáforo. Mis labios vuelven a secarse.
—¿Qué sucede? —interroga God.

—No me gusta la idea de qué Andrew corra en la autopista. Es demasiado peligroso y él aun no está listo.

God guarda silencio unos segundos. Sabe que estoy en lo correcto.

—A mí tampoco me agrada. Pero este momento llegaría tarde o temprano. Andrew es listo, lo hará bién.

Intenta convencerme. Su tono de voz en neutro, sé que en su interior está igual de preocupado que yo.

El vehículo se mueve nuevamente cuando el semáforo da luz verde.  Acelero con delicadeza. God se acomoda en el asiento y recuesta su cabeza. Su mirada va hacia afuera.

—¿Estás bien? —pregunto.

—Sí. Es que me encanta cuando conduces así. Siento que viajo en una nube suave y me hace querer estar siempre aquí.

—Puedes quedarte, hasta la eternidad incluso.

—Eso sería ser egoista.

—¿Por qué? —interrogo.

—Porque en algun momento, tendremos que despedirnos.

Silencio. Solo hay calma.

—Te amé tanto, Gregory —confieso.
Él deja de mirar por la ventana y se concentra en mis ojos.

—Yo aún te sigo amando, Gema —dice —. Y lo haré hasta que muera.

No quiero llorar, juro que no. Pero no resisto. Limpio cada lágrima que abandona mis ojos. Él es la persona más importante que he conocido. Me apoyó cuando iniciaba en las carreras y me incentibó a no abandonar mi sueño.

Sus palabras suenan a despedida. Y yo no quiero despedirme.

Nos quedamos en silencio el resto del trayecto. Yo no sé que añadir y él lo respeta. Desde que nos enteramos de su diagnostico, todos los días son dificiles.

La euforia transpasa el vehículo y nos llega. Es increible la cantidad de público que logró el debut de mi hermano. Su talento es indiscutible y me alegra que los demás lo apoyen.

Su Hyundai se encuentra estacionado, las personas lo rodean. Distingo a Annie junto a Drew.

Estaciono y God baja primero. Lo sigo de cerca.

MI CHICO BUENOWhere stories live. Discover now