Capítulo 11 🚲

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Narra Tom

Aún me cuesta abrir los ojos. Anoche me quedé estudiando matemáticas y siento que mi cabeza va a explotar. Llevo la cuchara con cereal con toda la pereza del mundo.

Mamá se fue al trabajo al igual que tía Helen, ambas trabajan de contadoras en un supermercado.

Eric lleva duchándose cómo treinta minutos. Anoche después de cenar, me bombardeó con sus preguntas estúpidas.

¿Tom, era Géminis?

¿Te acostaste con ella?, dime ¿es fogosa?

¿God lo sabe? Te matará.

No me mientas, estoy seguro que era ella.

Muevo la cabeza para borrar su voz latente en mis pensamientos. Espero haber sido muy convincente con mis palabras, mentir no se me da muy bien.

Termino mi desayuno y alisto mis materiales para las clases de hoy.

Me he estado acostumbrando al nuevo instituto. Para mi suerte Eric estudia conmigo.

— ¡Apúrate primo!, no quiero llegar tarde por tu culpa —grito colocándome mi mochila.

Escucho cómo cierra su puerta muy fuerte, no le gusta levantarse temprano, bueno en realidad a nadie le gusta.

Miro la hora y ya falta poco para iniciar. Una emoción me invade y no sé por qué se produce.

—Necesito desayunar —dice tocando su estómago.

—Olvídate del desayuno, ya es tarde.

Salimos de casa y vamos al instituto en nuestras bicicletas.

Es mi medio de transporte favorito y me hoy me ayuda con el sueño que tengo.

Eric se queda más atrás, su ritmo es más lento. No debe estar acostumbrado.

El bullicio de la ciudad es enorme, un poco más intenso que mi hogar natal.

Nos paramos para esperar que el semáforo nos de luz verde.

Mi primo recupera el aliento.

—Ya veo que no estás acostumbrado a este medio de transporte —bromeo.

Él me dedica una mirada llena de odio. Me provoca risa.

—No le veo lo chistoso primito —dice enojado —. Prefiero viajar en autobús —se defiende ya recuperando el aliento.

El semáforo cambia y comienzo a pedalear.

Un rugido muy fuerte me hace girar hacia mi derecha. Logro ver un auto de color rojo que viene a toda velocidad, parece ser que escapa de la policía.

Eric queda un poco rezagado.

El chofer del vehículo deportivo ignora el semáforo que está en rojo. Mi primo está a punto de cruzar, pero el sujeto no parece percatarse de su presencia, pues acelera aún más.

— ¡Eric!, ¡Cuidado! —grito y bajo de la bicicleta.

Mi primo parece reaccionar, porque pedalea más fuerte. De milagro sale ileso y el auto se pierde, seguido de varios vehículos policiales.

— ¿Estás bien? —le pregunto.

Él asiente algo asustado.

—Casi no la cuento primito —se lleva una mano al pecho —. Si mis cálculos no me fallan ese era el auto de Dragon.

—Eso no interesa ahora —bufo enojado —es un imprudente y casi te choca, no ves la gravedad de la situación.

—Calma, estoy bien —dice tranquilo —es un privilegio ver correr ese auto.

MI CHICO BUENOWhere stories live. Discover now