• Quédate conmigo • Bangchan

1; encuentro predestinado

La tarde sin dudas estaba helada. Tomé mi bufanda y la acomodé para que cubriera mi nariz, que estaba comenzando a doler por el frío.

—Un boleto a Seúl, por favor.
—Señorita, el tren a Seúl quizás se atrase por la nieve, le recomiendo que tome otro en un par de horas—me respondió el hombre detrás de la ventanilla.
Sonreí.
—No importa, quiero llegar lo más antes posible.

Compré mi boleto y me subí al tren, emocionada. A pesar de tener complicaciones por el clima, este estaba bastante lleno. Caminé buscando un lugar, y encontré uno al lado de un chico. Su cabello era castaño, tenía los ojos rasgados, la nariz y los labios grandes. Se veía muy atractivo, y en vez de preguntarle si el asiento a su lado estaba libre, me quedé mirándolo, como si el tiempo se hubiera detenido... ni siquiera noté que el tren había comenzado a moverse, hasta que frenó de golpe, haciéndome caer encima de sus piernas.

Bangchan

Había estado perdido en mis pensamientos, hasta que sentí que algo cayó sobre mis piernas. Al despegar mi mirada de la ventana del tren, observé a una chica bonita de pelo largo rubio y sedoso levantándose rápidamente.

—L--lo siento tanto—tartamudeó avergonzada, acomodándose el cabello y agarrándose del asiento para evitar caerse otra vez.
Su rostro estaba rojo de vergüenza y solo dirigió su mirada hacia mí por un par de segundos, sus ojos cafés eran tiernos como los de un cachorrito, y sus pestañas largas. Sonreí amablemente.
—No te preocupes, no te preocupes—reí un poco para aliviarla—la nieve provocará eso todo el viaje, supongo—dirigí mi mirada nuevamente hacia la ventana, que estaba empañándose por el frío.
—¿Podría sentarme aquí?—preguntó en voz baja, aún tímidamente.
Asentí.
En ese minuto no pensé mucho. Solo era una chica bonita sentándose casualmente a mi lado en el tren. Pero todo cambió cuando escuché su llamada por teléfono.
La miré de reojo, por curiosidad. Sé que no está bien escuchar llamadas de teléfono ajenas, pero ella estaba sentada a mi lado; sería inevitable.

—Si mamá—bufó—te he dicho que no te preocupes, apenas llegue me quedaré en la casa de Yuna.... no, no mamá, no molesto allí, Yuna vive sola con su novio... si, mamá, mañana—su tono de voz cambió a uno emocionado, parecía casi una niña pequeña—así es, mañana buscaré un buen apartamento en el centro y progresivamente un trabajo, como te he dicho—y ahora en su rostro se podía ver una tierna sonrisa—trabajaré duro para entrar a JYP.

En el momento en el que oí JYP dejé de prestar atención a lo que decía y dirigí mi mirada nuevamente hacia la ventana, con una leve sonrisa. Cuando terminó su llamada, volví a mirarla.
—No pude evitar escuchar... ¿JYP?
Ella sonrió tímidamente.
—Así es... quiero cantar.

El resto del viaje, que duró unas largas cuatro horas, me la pasé hablando con ella. Sin embargo, en ningún momento le mencioné nada sobre mí, sobre mis sueños o el hecho de que yo soy un aprendiz en JYP hace años. Simplemente la escuché hablar a ella hasta el final del viaje, realmente hablaba con entusiasmo, y me resultaba muy tierna. Luego nos despedimos, pero en ningún momento dejé de pensar en ella.

---------------------------al día siguiente

Tú

Salí de la casa de Yuna temprano. No quería darle más molestias. Le dejé una nota en la mesa de la cocina, junto a unas galletas que hornee para ella y para su novio.

"Muchas gracias por recibirme, te visitaré seguido jiji :3"

Ahora estaba esperando a que me llevaran a conocer la casa que alquilaría. Si, una casa. En vez de un apartamento, me ofrecieron una casa muy grande, a un precio muy reducido. "Debe ser alguna estafa" me había dicho mi madre cuando le conté, desconfiada, y esas palabras aún seguían en mi mente. Pero no me importó.

Al llegar, me topé con una gran sorpresa. Dos personas se encontraban viendo la casa en ese momento, y una de ellas era ese chico, el chico del tren, Bangchan. Como si fuera un encuentro predestinado, volví a cruzarme con él.

Inspirado en NANA