Solo... Tengo que dejar de pensar en él.

*

Son la seis de la tarde y puedo decir que por fin he terminado de hacer lo que tenía pendiente.

Me encuentro acostada en mi cama con el control en mi mano mientras busco alguna película que me llame la atención en Netflix.

Mi papá todavía no ha llegado a casa, pero es entendible, dijo que llegaría tarde, así que estoy sola desde temprano.

Mis sábados no suelen ser emocionantes, siempre termino viendo alguna película o leyendo un libro, nada del otro mundo.

Después de tanto buscar, buscar y buscar, no encuentro nada interesante para ver y me rindo. Decido enviarle un mensaje de texto a Lara, para preguntarle que está haciendo y ver si se puede pasar por mi casa.

Escribo un mensaje saludándola y al segundo siguiente presiono el botón de enviar. De inmediato, me llega un mensaje de ella respondiéndome. 

Larita: ¡Holaa!

Le respondo al instante.

Yo: ¿Estás ocupada?, ¿No quieres venir a hacerle visita a tu linda mejor amiga?

Larita: No, no estoy ocupada, y sí, sí quiero ir a tu casa. Estoy allá en diez. 

Su mensaje hizo que una gigantesca sonrisa se formara en mis labios.

Yo: ¡Te adoro, nos vemos! 

Por último, le mando un tierno Emoji de besito.

Lara cumplió con su palabra. Pasan exactamente diez minutos y el timbre de mi casa suena. Bajo a toda prisa de mi habitación y voy corriendo hacia la puerta principal para poderle abrir.

Lo primero que tenía planeado hacer al verla, era saludarla, pero cuando la veo, me doy cuenta de que tiene una maleta colgando de su hombro derecho.

—¡Pijamada! —dice en un tono muy alegre—. Espero que no te moleste, mi casa es un caos.

Sonrío, entendiéndola.

—Claro que no me molesta, amo tenerte en mi casa —le soy sincera—. Pero... ¿Qué pasó?

—Mi hermano pasó —no oculta el desánimo, dejando la alegría de hace unos segundos atrás, mientras le doy paso para que entre—. Pero no me gusta hablar sobre él, ni con él. Espero que comprendas.

—Comprendo —le digo junto con una sonrisa—. Tú solo pasa.

Ella entra del todo a la casa y subimos las escaleras para entrar y acomodarnos en mi habitación. Cuando llegamos, Lara deja su maleta en el suelo a un lado de mi armario, se sienta en mi cama y yo hago los mismo del otro lado.

—¿Vemos una película? —le sugiero para tratar de animarla un poco.

—Sí, por favor —acepta—. También podríamos hacer palomitas.

—No, palomitas no —la detengo—. Tengo que bajar las escaleras y cocinar para eso —le digo con un aire perezoso en mi voz.

—¡Pero que perezosa eres! —me recrimina—. ¿Cómo es que no te da pereza hacer las tareas?

—¡También me da pereza hacer tareas! —me defiendo—. Pero prefiero hacer tareas a tener que volver a limpiar la cocina. ¡Se va a volver toda grasosa!, además, no quiero defraudar a mi madre y a mi padre, eso lo sabes.

—¡Bien! —concuerda—. Entonces pidamos una pizza.

—Está bien, pero tú bajarás por ella —le advierto, señalándola.

—No hay problema —estableció—. Busca una buena película mientras la pido.

—¡No! —la contradigo de inmediato—. Tú búscala y yo pido la pizza. Ahora pasé más de una hora buscando una, y al final, no encontré nada.

—Okey —acepta para contentarme—. Entonces, yo busco la película y tú llama a la pizzería.

—Me parece perfecto.

No tardo nada en tomar mi celular para llamar a la pizzería más cercana y, por supuesto, nuestra favorita; la Pizzería de Boo's. Después del tercer timbre, me contestan y encargo una pizza grande de pepperoni con doble queso y una adición de orégano. Esa es la que siempre pedimos, y me informan que llegará aproximadamente en cuarenta y cinco minutos.

—Listo —le digo a Lara—. ¿Qué película escogiste?

—Crepúsculo, así podemos hacer un maratón y quedarnos despiertas hasta tarde.

—Me encanta —le sonrío por la buena elección.

—¿Esperamos a que llegue la pizza o la empezamos a ver de una vez? —me pregunta Lara.

—Es mejor empezarla de una vez —le sugiero—. La pizza tardará un poco...

Ella concuerda conmigo y nos ponemos cómodas, para seguidamente, Lara darle play a la película.

No pasan más de quince minutos desde que comenzamos a ver la película y decido interrumpirla haciéndole una pregunta a Lara, pregunta que desde hace tiempo tengo en mi mente, la cual no me deja en paz.

—Puedo preguntar... ¿Qué fue lo que hizo tu hermano?

—Él... —Lara se pelea entre qué decir—. Suele discutir con mis padres, pero no tengo ni idea del porqué.

—Oh —no sé qué más decir.

Me pregunto por qué el hermano de Lara pelea tanto con sus padres, es algo que me da demasiada curiosidad, pero eso no es asunto mío, por ende, es mejor no meterme, así que, decido dejar atrás el tema de las peleas de la casa de Lara y aprovecho que estamos hablando sobre su hermano para hacerle otra pregunta un poco menos privada.

—¿Cómo se llama tu hermano?

Lara pone pausa a la película para fijar su completa atención en mí, pero antes de que ella pueda responder, el timbre de mi casa suena, indicándonos que llegó la pizza.


No Soy Esa ChicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora