Capítulo XXVII

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Narra Martha:

Bueno, no os voy a aburrir con detalles tontos. Lo único que cabe decir es que la fiesta fue la noche que mejor lo pasé de mi vida. Bebimos (sin acabar borrachos), comimos, bailamos, escuché algunas canciones de los chicos y acabamos muertos de sueño, con la tripa a reventar y con unos grados de alcohol encima. Hicimos fotos, cantamos, gastamos bromas entre nosotros e hicimos peleas de patatas y olivas.

Por la mañana me levanté más tarde de lo normal, con una ligera jaqueca y pinchazos por todo el cuerpo. Decidí dejar a los chicos dormir, por lo menos, hasta la hora de comer. Así que, como no tenía nada que hacer, cogí un libro que me empecé a leer hace unos días. Me chifla leer, sobre todo cosas de fantasía. De echo, los chicos me llaman "la friki de los libros". Para mi, leer una novela, es transportarte al lugar donde se narra la historia y vivir los echos como si fueses tú quien hace las hazañas . Es una sensación maravillosa que te dura bastante, dependiendo de lo largo que sea el libro y lo que tardes en acabarlo. He de decir, que yo era bastante rápida leyendo y me acababa los libros en un abrir y cerrar de ojos. En mi habitación tenía cuatro estanterías que guardaban todos los que había leído a lo largo de mi vida, sin contar un pequeño baúl resguardado bajo mi cama.
Por lo tanto, me pasé la mañana leyendo un ejemplar de El nombre del viento, ya iba por la mitad y me encanta ese libro, es genial, cuenta una historia maravillosa, os lo recomiendo, es muy entretenido.

Cuando despertó Agus, yo seguía en el sofá, tumbada, con mi ejemplar de El nombre del viento entre las manos.

Agus: Buenos días -dijo desperezándose.-

Martha: Hola -dije sin apartar la vista de las páginas.-

Agus: ¿Ya está leyendo la friki esta? -dijo con una sonrisa.-

Martha: Que bobos sois. -Cerré el libro, dejando un marcador en la página en la que me había quedado.- Ya no os hago desayuno, porque vamos a comer enseguida.

Agus: Jo, yo tengo hambre.

Martha: Pues haberos despertado antes.

Agus: La culpa es tuya, por prepararnos esa fiesta haciendo que nos acostáramos a las tantas -dijo guiñándome un ojo.-

Martha: Oh, perdona -dije sarcástica con una sonrisa irónica- siento haber preparado la mejor noche que habéis pasado aquí con una fiesta maravillosa.

Agus: Eres como una hermanita pequeña -dijo sacándome la lengua.-

Martha: No soy tan pequeña... solo me sacas tres años.

Agus: Siempre estás a la defensiva -me sonrió. Yo le saqué la lengua.-

Agus: Yo sigo teniendo hambre.

Martha: Siempre le pillo comiendo cosas en los cajones -reí. Él se sonrojó.- Bueno, cambiando de tema. Hoy no he cazado, así que solo os haré una ensalada y algo de pescado.

Agus: Y yo ahora me pregunto. ¿porque cazas si tienes un supermercado a diez minutos?

Martha: Por que la carne de allí no está siempre buena. Normalmente esta pasada y te puedes poner malo. Es más sencillo lo que yo hago, y más higiénico, aun que no lo parezca. Yo cazo el animal y un señor que se llama Bailey me lo prepara listo para cocinar y a cambio el se queda parte de la carne.

Agus: Yo quiero aprender a cazar. -volví a reir.-

Martha: Es muy dificil, negrito. -le pasé una mano por el pelo, con cariño- yo uso el arco con flechas y es más complicado de lo que parece.

Agus: Me da igual, yo quiero aprender. -en ese momento entró Maxi-

Maxi: ¿Aprender el que? -se restregó un ojo, con cansancio y se sentó a nuestro lado en el sofá.-

Martha: A cazar con el arco y las flechas, como yo.

Maxi: Guay. Yo también quiero -dijo con decisión.-

Martha: Estáis los dos de guasa. No puedo enseñaros, os podríais hacer daño, no voy a correr ese riesgo.

Maxi: Venga ya, no puede ser tan difícil.

Martha: ¿Que te apuestas a que no le das a un blanco de medio metro de grande a cinco metros de él?

Maxi: Yo apuesto a que sí.

Martha: Muy bien -dije sonriendo maliciosamente- ¿Que nos jugamos?

Maxi: Si acierto, me tienes que escribir una canción.

Martha: Vale, pero si gano yo, me la tienes que dedicar tú a mi.

Maxi: Hecho. Pero tengo tres intentos.

Martha: Está bien. Tres flechas. Un blanco de medio metro a cinco metros de distancia entonces. -Los dos sonreimos y nos estrechamos la mano.-

Maxi: Después de comer.

Martha: Después de comer -afirmé.-

Las estrellas no son de campo Where stories live. Discover now