Capítulo V

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Narra Martha:

Llegué al coche en apenas cinco minutos. Guau, un mercerdes, si que van cómodos estos chicos. Me sonaban mucho, pero no estaba segura de saber de qué.
Abrí el maletero y vi el equipaje. Era enorme, no iba a poder con todas en un solo viaje. Coloqué las amarras en el lomo de Aquiles y colgué de ellas tres maletas. Subí a mi caballo y corrí en dirección a la casa. Me pareció ver un par de ojos de algún lobo en la oscuridad, pero el ruido de los cascos le asustaron y se fue corriendo.
Las dejé en el salón y fui otra vez a por las dos que faltaban.
Cuando estaban todas juntas, subí las escaleras y pegué la oreja a la puerta de la habitación de los chicos. Llamé y entré. Los colchones ya estaban en el suelo, uno al lado del otro.

Martha: Ya tenéis vuestras cosas abajo. Ir a buscarlas y os haré algo de cenar. Ayer bajé al pueblo a por carne, asi que haré unos filetes y patatas ¿Vale? -los dos asintieron.- poneros cómodos y os llamaré cuando esté lista la comida. Pero acordaros que mañana me ayudaréis a hacer cosas de la casa, no vais a vivir de gratis. -les sonreí y bajamos todos.-

Cada uno se subió su maleta mientras yo hacía la comida.
Puse la mesa y les llamé a cenar cuando acabaron de hacerse los filetes.

Martha: ¡A CENAR! -grité con todas las fuerzas de mis pulmones, para asegurarme de que me oían. Diez minutos después ya estabamos todos comiendo.-

Martha: Bueno, y ¿Como es que os habéis perdido? ¿A dónde íbais?

Agus: Nosotros íbamos a un crucero, veníamos desde Argentina, pero nos perdimos.
       
Maxi: Por culpa de el GPS de alguien -dijo mirando a Agus.-

Agus: El GPS iba bien. -yo me reí.- Martha, ¿Y tú vives aquí sola? ¿No vas a la ciudad?

Martha: Todo lo que necesito esta aquí, la ciudad no me gusta. Si, vivo sola, pero porque quiero.

Agus: Hombre, aquí no se está mal.

Maxi: A mi no me gusta esto.

Martha: Pues debería gustarte, Jack.

Maxi: No me llamo Jack, me llamo Maxi.

Martha: Pues eso, ¿Que más da?

Maxi: No me gusta el campo, está lleno de bichos, y hay que trabajar mucho.

Martha: ¡Oh! ¡Dios mío! ¡Hay bichos! ¡Nos comerán a todos! Seguro que se rebelan contra nosotros, ¡Huyamos! -dije irónicamente. Agus se rio, menos Jack, digo.. Maxi, que miró su plato y no volvió a levantar la vista de él.- Bueno -dije cuando terminamos de comer- A fregar platos.

Agus: ¿Nosotros?

Martha: Claro, ¿Quien si no? Yo he hecho la comida, es justo ¿No?

Maxi: Yo no voy a fregar.

Martha: Pues no haberte perdido por el campo Jack.

Maxi: Que me llamo Maxi.

Martha: Ves, era más sencillo llamarte gorrilla, ese nombre si que se me queda -le guiñé un ojo pícaramente.- Venga, a fregar platos, yo me voy a dormir ya. Y no rompáis nada. -los dos dijeron un "si" con desgana.- La vagancia hay que quitarla, es mala. -sonreí y me fui a mi habitación.-

Heché un vistazo por la ventana, para asegurarme de que Aquiles se había dormido ya y de que Mulán seguía tan tranquila en su caseta.
Me puse el pijama. Bajé las escaleras, para ver si ya habían terminado de fregar.
Pero no, todo estaba lleno de espuma y vi a los dos tirándosela uno a otro.

Martha: ¿Pero que hacéis? -una bola de espuma me llegó a la cabeza.- os vais a enterar -dije sonriendo.-

Fui al fregadero y me uní a la lucha.
Fue divertidísmo, media hora después acabamos todos cubiertos de espuma hasta los huesos y sentados en el suelo.
Cogí una pompa de jabón y la soplé en dirección a Maxi. Le estalló en la nariz, asustándolo.

Maxi: ¡Eh! -en ese momento estornudó. Los dos nos reimos.-

Martha: Bueno, ya nos hemos divertido bastante, ahora, vamos a limpiar todo esto.

Los chicos y yo nos pusimos con trapos y fregonas a quitar la espuma restante.

Martha: Mañana os llevaré a un río que hay aquí, asi nos podremos lavar del todo, ahora, a dormir que mañana hay muchas cosas que hacer.

Agus me lanzó un chorro de agua.

Agus: Aguafiestas. -me dijo con una sonrisa.-

Martha: ¿Ah si? -cogí la botella de agua de la mesa y le lancé su contenido.-

Y la lucha volvió a empezar, esta vez con agua.
Estuvimos así hasta las doce de la noche.
Me  agité el pelo, para quitarme el agua que me quedaba.

Martha: ¿Estáis contentos? Mirar como hemos dejado todo, parece que ha habido un tsunami. Dejarlo que mañana ya se habrá secado, ahora si que nos vamos todos a dormir. Vamos, que os daré toallas. -todos estábamos muertos de frío y nos vino genial una buena toalla calentita.-

Martha: Os voy a dar un poco de chocolate caliente que me sobró por la mañana, así entrareis mejor en calor. Y no empecéis una pelea de chocolate, que eso si que cuesta quitarlo de la ropa y del suelo.

Reimos. Yo bajé a la cocina y encendí un fuego en la parte de atrás de mi casa, para calentar el chocolate.
Cuando se lo di lo tomaron, verdaderamente agradecidos.

Martha: No me vais a negar que esto es mejor que un crucero ¿Eh?

Agus: La verdad es que ha sido muy divertido, yo me lo he pasado bien. -Maxi estuvo de acuerdo.-

Martha: Ostras, si os faltan sábanas para las camas, esperar, que voy a buscarlas. -una vez las camas estuvieron hechas y nosotros secos y con el pijama puesto, nos fuimos a dormir verdaderamente agotados.-

Las estrellas no son de campo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora