Capítulo 1

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«El momento en que algo muere no es precisamente el mismo en el que deja de existir. Por eso la muerte es un evento longitudinal. No se muere cuando tu corazón se detiene, se muere de a poco hasta el día en que ya no importa tu ausencia».

...

Recuperó la conciencia al ver la luz que atravesaba el muro por una rajadura y hasta chocarse en el suelo. Un espejismo de halos de colores se dibujaba en el aire. Sus oídos zumbaban todavía por el estruendo de la explosión y ahora no escuchaba nada más que un ligero pitido. Vio escombros a su alrededor, una capa de polvo, humo y partículas de concreto volando en el ambiente. Estaba oscuro, demasiado oscuro.

"Alucino...", dijo dentro de sí, y suspiró tan profundo que sus pulmones se expandieron al punto de encontrar el límite del apretado chaleco antibalas. No se movía, no sabía si podía hacerlo. Estaba todavía muy conmocionada.

Varios minutos transcurrieron en ese trance. A medida que su claridad mental regresaba, comenzó a correr un escaneo corporal para registrar alguna herida grave: cortes profundos, articulaciones afectadas, algún hueso roto... Nada, estaba ilesa, milagrosamente ilesa. Esperó un poco más hasta recobrar su sentido auditivo, y luego llevó la mano hacia su oreja para presionar el botón del intercomunicador.

—Estoy bien... —comenzó a reportar —Voy a tratar de salir.

Sus compañeros habían estado intentando hacer contacto para verificar su estado. Respondieron aliviados.

Se levantó y se sacudió el polvo. Le dolía la mandíbula como si se la hubieran golpeado con un combo, aunque podía moverla y hablar con normalidad.

Debía hallar una forma de escapar, pero bajar por las escaleras ya no era una opción; habían quedado bloqueadas por uno de los muros derrumbados. Se echó el cabello hacia un lado y comenzó a caminar hacia la rendija de luz del muro, pensando que por allí podría encontrar una salida. Revisó, del otro lado se veía el balcón. La planta no había cedido. A excepción de algunos destrozos en el suelo, su estructura base permanecía intacta. De no haber sido así, habría quedado enterrada debajo de los escombros y quién sabe si con vida o no. La puerta que daba al balcón no tuvo la misma suerte, estaba doblada y a medio desmoronarse, y eso hacía que fuera imposible abrirla.

"Estoy atrapada...".

Su primer impulso fue lanzar un gran resoplido de frustración, pero el polvo continuaba en el aire y ya había contaminado bastante sus pulmones, así que prefirió evitarlo. Tomó su bufanda y se la envolvió en el rostro, desde la nariz para abajo. Pensó que debía informar a sus compañeros para que vinieran a por ella, y justo cuando estaba por volver a presionar el botón del intercomunicador, recordó que al entrar al edificio había visto que todas las ventanas tenían balcones.

"Debo pasar a la siguiente habitación", pensó mirando a su alrededor. Halló una puerta. Fue hasta esta y se sorprendió de que nada la hubiera siquiera agrietado, aunque eso estaba por cambiar. Como la manija no funcionaba, le dio un tiro para abrirla. Pasó al otro lado, el espacio era exactamente igual, una réplica en diseño y decoración. La única diferencia era que el día entraba ampliamente por la ventana. Le pareció extraño que el daño fuera menor, pero pronto se dio cuenta. En el lugar anterior, al momento de la explosión, había varias personas, al menos una docena. Les había disparado a unas cuantas, en piernas y brazos, ya que la orden era atrapar vivos a la mayoría. Pero cuando reaccionó, no había nadie más que ella, vivo o muerto.

Y recordó que su francotirador le había informado sobre las bombas en los muros, pero... en esa habitación yacía la prueba de que no solo habían instalado explosivos en las paredes, y se enteró de este detalle de la forma más grotesca. Observó los destrozos en el cuarto, los muebles caídos, las paredes dañadas, y los cuerpos a medio perecer de algunos de los terroristas, en el piso, retorciéndose en la agonía de sus últimos momentos. La impresión por imaginar el dolor de tan horrorosas heridas le hizo sentir escalofríos. A primera vista se podía observar que los explosivos habían detonado a medias, causando mutilaciones, pero no la muerte.

𝚂í𝚗𝚍𝚛𝚘𝚖𝚎 𝚁𝚎𝚍𝚏𝚒𝚎𝚕𝚍 - 𝙿𝚊𝚛𝚝𝚎 𝟸, 𝙰𝚗𝚝í𝚍𝚘𝚝𝚘Where stories live. Discover now