Capítulo Catorce

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Harry había quedado en salir con Camille el viernes, pero no a un encuentro eventual por la noche en un bar, sino a una cita. Una cita de verdad. De esas en las que se suponía que debían pasear por la ciudad o ir a un romántico picnic en el parque más hermoso. En las que se supondría que él tenía que actuar como todo un caballero y regalarle rosas. Decirle lo hermosa que se veía contrastando con la luz del atardecer y elogiar su vestido. Insistir en pagar. Comprarle y consentirle todos sus caprichos.

"Completas cursilerías e idioteces basadas en el esteriotipos irónicos de la vida"

-¡Harry! ¿Estás escuchándome al menos?

Camille lucía algo molesta, llevaban media hora caminando sin rumbo durante las cuales el rizado no había articulado palabra alguna. Se había limitado a criticar de todas las maneras posibles las ideas básicas de "una cita perfecta" en su mente, sin escuchar nada de lo que su acompañante le decía.

-Por supuesto que sí, Camille. Hablabas de los vestidos y de lo bien que te quedan para...

-¿Acaso crees que soy idiota?- le grito la chica.

-Em...- al notar que se había quedado un segundo dudando se apresuró a agregar:- no, obvio que no. Eres de las personas más inteligentes que he conocido en toda mi extraordinaria vida.

Mentira. Camille si era idiota y su vida no era para nada extraordinaria.

Pero Louis sí era inteligente.

-Si vamos a estar así durante toda la tarde prefiero irme. Hay una fila de chicos que quisieran ocupar tu lugar, Styles.

-Ah.

Quizá se estaba comportando demasiado distante, la verdad le daba igual. No quería estar allí y le importaba un demonio la cantidad de personas que quisieran salir a escuchar a la chica hablar de cosas estúpidas y para nada relevantes.

-¡Por favor! Se supone que ahí debes decirme que no, que no me vaya y que me lo recompensarás- dijo como si no pudiera creer lo que estaba viviendo-. ¿Es tu primera cita o algo?

-No. Para que sepas también hay una fila de personas que quisieran estar en tu lugar, entonces ¿por qué no nos vamos y dejamos que la cola empiece a correr?- preguntó Harry.

-Esto es increíble- exclamó Camille llevándose las manos a la cabeza-. Me agradas más cuando estás borracho, no eres así de impotente.

-Lo anotaré, gracias- le contestó él.

La chica reboleó los ojos y siguió caminando indignada, Harry la siguió.

-¿Entonces terminó el encuentro?- le dijo.

-Si, espero recibir un mensaje tuyo luego en el que te disculpes y me invites a una mejor. Pero antes quiero comer algo, compraré para llevar así no tienes que esperarme y sufrir.

-Que amable eres- contestó con una sonrisa el ojiverde.

Camille asintió con una sonrisa forzada y el chico la imitó. Sin embargo ella seguía ahí parada, no había partido. Harry presentía saber la razón.

-¿No sabes donde hay una roticería, verdad?

-Por supuesto que sí...

-Ven. Te llevaré a una, conozco una panadería por aquí cerca.

El chico hizo un además indicando que la siguiera. Caminaron unas dos cuadras en completo silencio para detenerse en frente de un local con pinta hogareño. A Harry le traía bonitos recuerdos que creía haber olvidado. Al parecer seguían guardados en un rincón poco concurrido de su memoria.

-Entra- le ordenó.

-¿No me vas a acompañar?

El rizado asintió de mala gana, ingresando en el local con gesto malhumorado y aburrido, mirando al suelo como de costumbre. En cambio algo le hizo levantar la cabeza de inmediato. Una voz.

-Buenos días, ¿qué se le...?

Harry se encontró frente a frente con un rostro familiar, uno con hermosos ojos azules. ¿Cómo era eso posible? ¿Cual era la probabilidad?

Al parecer el otro había quedado igual de sorprendido, porque se había interrumpido abrupta y repentinamente al verlo.

-¡Hey! ¡Una docena de bizcochos! ¿Por qué nadie me escucha hoy?- gritó Camille.

-Lo siento. Perdone señorita, ya se los voy a traer.

Louis desapareció por detrás de una puerta sin apartar los ojos de Harry. Al chico le había dolido que no lo haya saludado pero entendía que era más importante cumplir con su trabajo. Era demasiado increíble que ahora el muchacho trabajase donde él hacía unos años. El destino parecía querer unirlos en todo.

-Cada vez las personas son más incompetentes, ni siquiera saben atender- se quejó Camille.

Al ojiverde le molestó particularmente el comentario:

-¿Lo conoces a caso? Podría haberle pasado algo o visto a alguien, quizá no tuvo un buen día o simplemente una buena vida. ¿Qué necesidad de hablar así de una persona que no ha hecho nada más que tardar un poco?

-¡Por dios! No dije nada malo Styles- se defendió la chica, algo sorprendida por la inesperada defensa del muchacho-, ¿por qué te importa tanto? ¿Tú lo conoces?

A Harry no le dio tiempo de contestar porque el ojiazul reapareció con una bolsa de bizcochitos, extendiendosela a la chica.

-Aquí tiene. 

Camille pagó sin dejar de repetirle a Louis que no podía tardar tanto en llenar una bolsa con la comida y que tampoco debería actuar tan despreocupado al respecto porque lo acabarían despidiendo. Durante ese tiempo el rizado estuvo conteniendo las ganas de intervenir y callarla de una vez. El ojiazul no dejaba de repetir que lo sentía.

-Esta bien. Ya vámonos- ordenó la chica a Harry.

-Qué tengan un buen día- deseó Louis y cuando Camille ya se hallaba fuera del local agregó:- adiós Harry.

El lo miró y asintió, sonriéndole.

-

bueno este cap es la caca mas grande que van a ver, me disculpo.

voten y comenten.

escuchen en este momento estoy terminando de escribir la primera parte de una libro que no es fanfic, es una propia historia original. voy 300 paginas y de verdad me gustaría subirlo (es por eso que a veces me ausento tanto, dedico mas tiempo a escribir la otra historia) no se que opinan. no tiene nada q ver con larry o 1d, es una historia de amor ambiantada en un tiempo en el que las ciudades estan muy divididas por las clases sociales, pero en una situación extrema.

nada eso, q pasen bien la semana.

Catorce Días (Larry Stylinson)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora