Al final, no me decido por ninguno de los que me probé. Tomo los vestidos y busco al asesor para devolvérselos y seguir mirando otras opciones. Esta tienda tiene variedad de diseños perfectos y estoy segura de que encontraré el ideal.

—¿Cómo te fue? —me pregunta, pero noto un tono extraño en su voz; esta apagada, como si algo malo le hubiera pasado. Esta totalmente distinto a como se encontraba unos segundos atrás.

—No muy bien, en realidad —confieso, cautelosa—. Los vestidos no terminan de convencerme.

—Ya veo —dice secamente, y me hace un gesto con las manos para que se los entregue. Eso es justo lo que hago—. ¿Seguirás buscando?

—Esa es la idea... —hago un leve encogimiento de hombros—. Necesito un vestido para esta noche, ninguno de los que me he probado me ha parecido el ideal.

Por extrañas e inexplicables razones, eso pareció irritarlo. 

—Si ningún vestido de esta tienda te convence ¿Por qué sigues aquí?, si nada te gusta, simplemente puedes irte a otro almacén —me lo dice con un tono de brusquedad en su voz, lo que me obliga a abrir mis ojos de par en par, impactada por tal comportamiento.

—¿Disculpa? —digo un poco confundida a la vez que ofendida. ¿Por qué me está hablando así?

—Ya me has oído —me responde de forma grosera.

—¿Crees que esa es la forma de hablarle a un cliente? —le recrimino. No sé qué le pasó, pero no tiene el derecho de hablarme así, ni a mí, ni a nadie.

—Mira, solo te estoy diciendo que si no te gusta nada de aquí, simplemente puedes irte a otra tienda, y si me disculpas, hay otras personas que si quieren comprar y están esperando a ser atendidas. 

Y con eso se va.

¿¡Pero qué le pasa!? 

No comprendo su actitud. 

Cuando llegué, estaba dispuesto a atenderme, y ahora se ha comportado de forma grosera conmigo. Si algo malo le pasó, bien, lo comprendo, pero ¿¡Por qué se tiene que desquitar de sus problemas con otras personas!? ¡Personas como yo que ni siquiera conoce!

Decido mejor salir de la tienda e ir a otra en búsqueda del vestido antes de que sea muy tarde. 

Él tiene suerte de que no me gusten los problemas, de lo contrario, lo habría reportado con su jefe.

*

Cuando llegué a casa, subí las escaleras con pasos acelerados para llegar al segundo piso y poder ir a mi habitación. Ya se estaba haciendo tarde, tenía que arreglarme y darme prisa, Lara había quedado de recogerme a las siete y ya eran más de las seis.

Al final, me decidí por comprarme un vestido de color vinotinto de tiras. El vestido me llega a la altura de las rodillas. Me lo pongo y decido pasar a arreglar el desastre de cabello que traigo. Mi cabello es muy común, es café y algo ondulado. No sé muy bien que peinado hacerme, así que, opté por lo más fácil y decidí alisarlo.

No me gusta el maquillaje y no sé mucho de el, normalmente solo utilizo pestañita y algún brillo labial, pero cuando es una ocasión especial, como la cena de hoy, a parte de utilizar pestañita y brillo labial, también me aplico un poco de sombra en mis parpados y polvo compacto en mi rostro.

Para finalizar, me pongo unos tacones de color piel y organizo los últimos detalles, como mis aretes y una pulsera que me regaló mi mamá cuando cumplí dieciséis años. Esa pulsera es el objeto más valioso que tengo, cada vez que la traigo puesta, siento como si de algún modo, ella estuviera aquí, conmigo.

No Soy Esa ChicaWhere stories live. Discover now