Cap.35 "En otra vida".

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Manhattan, New York. Junio, 2011.

Mi patineta rodaba debajo de mis pies. Mi gorra evitaba que mi cabello molestara en mi cara y de paso, evitaba que el sol me cegara. Moví mi pie impulsándome hacia adelante con fuerza, sintiendo la brisa de la tarde veraniega en mi rostro.

Key me rebasó y me señaló mi izquierda para que doblara detrás de él. Obedecí mientras me reía de que casi se tropieza. Me subí al cordón de la vereda para derrapar e hice girar mi skate con un salto.

—Presumido —se burló riéndose y me encogí de hombros a pesar de que no me estaba viendo.

Llevábamos casi una hora y media dando vueltas por los suburbios de la ciudad. Cada tanto nos proponíamos andar un día completo pero la escuela u otra actividad nos dejaba agotados para estar toda la tarde andando. Nos detuvimos cuando llegamos a la puerta de mi casa, respirando agitados.

—Estoy exhausto —dije haciendo saltar la tabla a mis manos.

El sol brillaba sobre nosotros desde hacía rato, lo que evitaba que una capa de sudor se formara en mi frente y en la nuca de Key. En la patineta no sentía tanto al calor porque venía el viento a mi cara y estaba acostumbrado. Pero había perdido un poco la práctica de cómo respirar, no tenía la facilidad que tenía a los quince años.

—También yo —agregó secándose el sudor de la frente con el dorso de la mano—. Promete que recordarás lo que te dije hace rato —pidió ladeando la cabeza. Lo miré confundido, sin entender de qué me hablaba y revoleó los ojos, sin poder creer que ya me había olvidado de nuestra charla hace solo media hora. —Lo de Zoey, Atlas.

Asentí con la cabeza y tomé la botella de agua que había dejado en la escalera. Le di un buen trago y la tapé para tirársela. La atrapó en el aire y como yo, bebió sediento.

—Dijiste que este fin de semana tenías su baile de graduación. Espero estés más presente que en el nuestro —dijo riéndose y me reí con él.

Nuestro baile y graduación había sido la semana pasada y estuve totalmente distraído. Ellos lo notaron, Brooke lo notó y hasta mis padres dijeron que me veían algo aturido. Y no, no era porque estaba graduándome en una escuela donde casi no hice mi último año. La verdad, me sorprendió que la escuela me admitiera y me permitiera graduarme luego de haber estado los primeros semestres fuera. Pero al parecer, confiaron en mí cuando les dije que estaba en una escuela de Brown City, lo cual fue totalmente cierto. Sin embargo, mi mente vagaba por 1993 y esa era la única razón de estar tan distraído.

—Lo intentaré —jadeé recuperando aire en mis pulmones—. Pero es difícil. No sé que va a pasar mañana ni mucho menos en unos meses —repliqué encogiéndome de hombros.

—Si, lo sé. No es como si pudieses ver el futuro —bromeó riéndose un poco pero mi cuerpo no reaccionó como él.

Click, hizo mi mente. No es como si pudieses ver el futuro. ¿Estás seguro, Key? Verlo no, puedo hacer algo mejor. Viajar.

Solo me quedé en silencio unos segundos, respirando pesadamente, mirándolo beber agua otra vez. Mi cuerpo se había agotado por completo pero algo en lo que dijo Key me dio una  pizca de esperanza que me animó. Porque había algo cierto allí. En su intento de ser divertido, me había dado una loca, estúpida, peligrosa pero brillante idea.

—Bueno, mantén la calma y luego me dices que sucedió. Adiós amigo —saludó para chocarme los cinco y volver a andar. Reaccioné un poco tarde de que se estaba por ir pero extendí mi mano a él.

Me quedé parado en la puerta de mi casa, mirándolo irse y pensando en sus palabras. Las cuales sin quererlo, me habían dado una idea.

¿Era una locura? Pues sí, si lo era. ¿Era arriesgado? Muchísimo. ¿Cambiaría lo que siento por ella? Para nada. ¿Pero todo saldría bien si tenía cuidado? Técnicamente, si. ¿Tendría que dejar de hacerme preguntas a mí mismo como un idiota, aún parado en la entrada de mi casa? Si, por favor Atlas.

Nosotros ante todoWhere stories live. Discover now