Cap.4 "Desaparecer".

500 98 67
                                    

Brown City, Michigan. Diciembre, 1992.

Una semana pasó más rápido de lo que creí y fue estupenda.

Atlas y Jaxon terminaron el trabajo en el depósito el miércoles que yo estuve en cama por la fiebre. Papá les dio su paga y les agradeció por su trabajo, también le hizo una seña de "te estoy vigilando" a Atlas, lo que me hizo saber que Becky había abierto su boca porque papá no era tan despierto.

Aún así, tal vez nos delatamos jueves y viernes, que cuando él llegaba a la tienda Atlas estaba allí, bebiendo café conmigo mientras me hacía compañía cuando no entraban clientes. Pero para mi padre, cualquier cosa era mejor a que estar sola en la tienda, así que no se negó.

El sábado habíamos disfrutado de una bella tarde de sol en Helados Capricho. Destiny y Jaxon se veían muy unidos. Scarlett invitó a una de sus compañeras de clase y Atlas sugirió que también le avisáramos a Wells, al parecer le había caído bien.

El domingo no lo vi. Dijo que su abuela Rose y el habían programando un largo partido de ajedrez y una tarde de té. Él admitió que no le gusta el té pero jamás se lo dijo a su abuela para poder compartir con ella. Estos días estuvimos muy unidos y no he dejado que pase demasiado tiempo con ella, que fue la primera razón para venir a Michigan, así que no intervine.

Al estar desocupada, me sumé a los planes familiares de mamá y papá. Los cuales consistían en llevarnos a comer a algún restaurante y luego a tomar un helado a alguna plaza. Si, como cuando teníamos diez años. Había quedado como una especie de rutina, cómo los martes de tacos o los jueves de videojuegos. Para nosotros, esa era nuestra salida.

El lunes no vi a Atlas. No fue a la escuela ni se apareció por la tienda por la tarde. Jaxon me dijo durante el almuerzo que no le dijo nada respecto a faltar, así que era una sorpresa para todos.

Por otro lado, Destiny aprovechó que no tenía otros planes y me invitó a almorzar a su casa. Pasamos un muy buen rato hasta que se hicieron las cuatro y tuve que entrar a la tienda.

Pensé qué tal vez estaba ocupado o que a esto se refería cuando dijo "No quiero dejar de lado a Rose". Pero al menos podía pasar a saludar y avisar que no estaría estos días.

No tenía celular porque estaban muy caros. Papá estaba planeando comprarse uno muy pronto y seguro ese sería mío cuando tuviese dinero para comprarse otro nuevo. En casa teníamos teléfono fijo pero no sabía el número de Rose y no iba a llamarla sin que ella me conociera. Así que esperaría, no me haría daño extrañarlo un poco.

Pero no era cuestión de querer estar con él, era necesidad de saber si estaba bien, porque el martes tampoco apareció. Ni en la escuela, ni en la tienda, ni en mi casa que tampoco era una locura porque ya había estado allí dos veces. Pero Jaxon me dijo que llamó a su casa, pidiendo el teléfono de la mía.

Y el martes por la noche, luego de un largo día y una ducha caliente, el teléfono sonó en mi sala a las nueve y media de la noche.

¿Hola? —pregunté esperando oír su voz.

—Hola. ¿Hablo con la casa de Zoey Parker? —Escuché la voz de una anciana amable y me petrifiqué en mi lugar.

—Si, soy yo —respondí—. ¿Quién habla? —pregunté a pesar de que ya sabía pero ella no tenía que saberlo.

Nosotros ante todoWhere stories live. Discover now