Cap.21 "Siempre te amaré".

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Brown City, Michigan. Marzo, 1993.

Entré en la cafetería para encontrar un mundo de gente dispersa. Scarlet se sentaba a la mesa mientras que Destiny se reía de algo con Jaxon. Caminé hasta ellos y me senté.

—Hola Zoey —saludó Jaxon—. ¿Dónde está tu novio? —Lo miré mal.

—Hola Jaxon, estoy bien, gracias. ¿Tu estás bien? Me alegro mucho —dije con sarcasmo. Scarlett y Destiny se rieron.

—Lo siento, quedamos en que hoy haríamos el proyecto de química y me ayudaría con música —respondió dándole un mordisco a su sándwich.

—Tal vez se quedó dormido —dije encogiéndome de hombros.

Yo sabía que Atlas tenía que llevar a Brooke de vuelta a la universidad y que según el, iba a tener que pasar dos o tres días allí. De igual forma, seguro había dejado a Rose con la excusa perfecta para que si alguno de los chicos llegaba preguntando por el, ella diría que está muy enfermo, o que no tiene ganas de ver a nadie. En fin, excusas.

Hoy me tocaba trabajar en la tienda, ya que Becky había ido ayer. Al menos los días martes no había tanto movimiento.

El día de clases pasó igual que ayer, lento. Pero al menos ayer tuve a Atlas junto a mi en la cafetería. Dijo que hoy al mediodía llevaría a Brooke de vuelta, así que seguro ya estaba en su casa.

Después del almuerzo en casa y un rato de televisión con Teo, salí directo para tienda. El clima iba mejorando cada vez más y me agradaba no tener que salir con treinta prendas encima. Quince minutos más tarde, ya estaba dentro de la tienda.

Subí las rejas, prendí las luces y por supuesto, puse música. Pretty Woman de Roy Orbison comenzó a sonar cuando apoyé la púa en el vinilo. Papá decía que podía poner música de la radio si me apetecía pero estaba acostumbrada a los vinilos de la tienda. Aunque la gente venía a buscar más cassettes y pronto, vendrían por los nuevos cds que papá había encargado.

El martes terminó, al igual que el miércoles y el jueves. Atlas no apareció en la escuela ni en la tienda en ningún momento. Me pregunté si en realidad estaba enfermo o algo había pasado, pero estaba segura de que seguro su madre le pediría que esté toda la semana allí, más aún si iba a venir el fin de semana.

Entonces pasó el fin de semana. Él no no apareció y creí que lo vería hoy lunes en la escuela pero ya estábamos en la última hora. Me pareció que ya era demasiado tiempo para estar fuera, o tal vez Rose sabía cuando volvería.

Salí de mi casa hacia la tienda una hora antes, puesto que primero haría una parada. Caminé hasta la casa de Rose con mis auriculares puestos y los guardé en mi mochila cuando estuve en la puerta. Ella apareció y me sonrió.

—Hola Zoey, ¿cómo estás? —preguntó alegre de verme. Solía verla cada tres o cuatros días cuando venía o simplemente pasaba a saludar pero había pasado una semana.

—Pues bien —mentí ocultando mi nerviosismo de que Atlas no abriera la puerta—, ¿cómo estás tu? —pregunté de vuelta porque yo no era ninguna maleducada.

—Estoy muy bien —respondió sonriendo—. ¿Quieres pasar a tomar una taza de té? —Abrió la puerta para hacerme entrar pero la detuve porque algo me decía que él no estaba aquí.

—No Rose, está bien. Solo pasaba para saber si Atlas estaba bien —dije moviendo mis dedos algo nerviosa.

—Atlas no está aquí, cariño —respondió apoyando su rostro en la puerta.

Nosotros ante todoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora