Ante los ojos de Roma | [Roma #1]

Capítulo 39

Un gran logro generalmente nace de un gran sacrificio, y nunca es el resultado del egoísmo —Napoleon Hill.

Segundos, siempre he pensado que las decisiones mas importantes se toman en segundos, sin meditar nada, sin medir las consecuencias, solo segundos...

Así inicio todo, como una vez dije, un segundo fui una granjera que practicaba defensa personal con su padre y estudiaba en casa con su madre y al siguiente segundo... al siguiente segundo me convertí en una asesina, una asesina que estaba dispuesta a todo por salvar a sus padres, esa decisión cambió mi vida por completo y lo curioso es que la tomé en segundos, nunca la planee, nunca planee que fueran a mi casa y me convirtieran en lo que soy.

Lo mismo sucede ahora, un segundo todo está bien, un segundo a pesar de haber pasado por tanto estoy tranquila por el simple hecho de ver la sonrisa de Alec, su sonrisa que me dice que todo va a estar bien y al siguiente segundo noto como todos nuestros planes se desmoronan, en ese segundo veo como mi vida está por terminar, porque sí, Alec es mi vida y ahí me doy cuenta que por mas que planees las cosas, si el destino quiere joderte lo hará de una y mil maneras, pero me rehúso, me rehúso a que esto termine así, me rehúso a que el destino me quite a Alec, no así, no ahora.

Alec parece notar el cambio en mi porque frunce el entrecejo, pero aún no nota como está a segundos de perder la vida, pese al dolor en mi cuerpo hago lo único que puedo hacer, soy realista, no tengo un arma asique corro rápidamente en dirección a Alec, sé que no voy a llegar hasta el en tan poco tiempo, pero puedo evitar que lo maten.

Cuando el tipo presiona el gatillo mi cuerpo alcanza a interponerse entre la bala y Alec, uno, dos, tres...

Tres balas son las que impactan justo en mi espalda, luego, luego solo veo a Alec...

ALEC

Veo como Carla corre hasta mi, sé que no viene a abrazarme y a besarme, algo anda mal, lo vi en su mirada.

El sonido de un balazo me hace ponerme de pie abruptamente, Carla se queda quieta, ella no se aparta, no se mueve, ella se queda ahí a recibir dos balas mas que llegan a su espalda, el impacto hace que su rostro adquiera una mueca de dolor, mi corazón se para en ese momento, Bruno es el que mas rápido en reaccionar y dispara en dirección al tipo dándole un balazo justo entre las cejas, realmente en otra ocasión me detendría a aplaudirle, Bruno tiene una puntería de mierda y ahora acaba de hacer un tiro perfecto. Estoy en shock, no puedo creer que esta mierda este pasando, no puedo perder a Carla, no así, no ahora, ella es todo...

Pasan unos segundos de quedarme ahí como idiota parado si poder hacer nada para que ella me regale una de sus sonrisas de superioridad, no logro entender como sigue de pie... ¡mierda!, el jodido chaleco, ¿cómo pude haberlo olvidado?, es la misma sonrisa que me regaló cuando Marcelo le disparó y ella tenía un chaleco bajo la ropa. Corro hasta ella y tomo su rostro entre mis palmas.

—Dios, me asustaste, pensé que...

—Todo está bien Alec.

—Te juro que nunca mas volveré a estar en una misión sin chaleco.

—Eso es bueno —murmura algo cansada.

Le doy un beso apasionado sin importarme que a mi espalda hayan personas, ellos no saben el miedo que sentí de perder a mi chica, ella apoya todo su peso en mi, llevo mis manos hasta sus caderas para sujetarla mejor, debe estar exhausta, en el tiempo que se me perdió de vista tubo que tener una buena pelea como para estar tan agotada, sigo besándola sin intenciones de parar, mis manos comienzan a ascender de sus caderas a su cintura despreocupadamente, luego llevo mis manos a su espalda con la intención de pegar su cuerpo mas al mío y es ahí cuando me doy cuenta que algo anda mal, siento algo húmedo en su sedadera, sé que no es sudor, es demasiado para ser sudor, al mismo tiempo siento un sabor metálico en la boca, mis sentidos comienzan a ponerse alerta y me separo inmediatamente de ella sin soltarla, miro sus labios y veo como la sangre los tiñe, retiro una mano de su espalda y la miro, está manchada en sangre.