Capítulo 23

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No te interrumpas. Date permiso, date tiempo, date lugar, date todo… Tú eres, para ti, el centro del mundo
—Jorge Bucay.

FRANCESCA

Te va a romper el corazón, las personas como Alec no saben querer.

Las palabras de Sebastián hacen ruido en mi. Esperaba muchas cosas, muchas decepciones, pero ¿esto?, ni en broma. Ver a Alec con otra chica me está afectando más de lo que debería.

Una sensación amarga se instala en mi. la chica no es cualquier chica, es la chica. Su cabello es rubio platinado. Se ve que invierte bastante en él ya que se ve sedoso, brillante y bien cuidado. Su piel es color canela y tiene un cuerpo precioso a simple vista.

Si bien lo primero que me dio la bienvenida fue su trasero a punto de explotar en una minifalda diminuta, lo que realmente llama mi atención son las manos de Alec, las cuales están sujetando sus muslos, las mismas manos con las que me tocó a mi hace menos de media hora.

Alec parece darse cuenta ya que las retira y baja a la chica como si esta quemara. Ella un poco molesta por la acción brusca de Alec, voltea a ver que es lo que se está llevando la atención de él, que vendría siendo yo...

—Te estoy hablando —dice la chica agitando su mano frente a mi despertándome del transe.

—¿Que? —pregunto con confusión.

—Te preguntaba si se te había perdido algo —responde irritada.

—Si, mi móvil, está en... —no puedo seguir hablando—. Permiso —intento avanzar hasta el sofá.

—Y tú, ¿quien eres? —pregunta interponiéndose en mi camino.

Intento esquivarla, pero vuelve a interponerse esperando una respuesta como si fuese ama y señora de este sitio.

—Carla... —comienza Alec en tono de advertencia.

Lo silencio con una mirada. ¿Por qué demonios me mira como si fuese a golpear a esta chica? Pelear por un hombre es una de las cosas que está en la lista de no hacer jamás.

Suspiro con resignación —Francesca Prada —respondo por cortesía.

—Tú eres la nueva prima de los Prada. Yo soy Gianna.

¿Gianna?, recuerdo que Alec la mencionó una vez...

—¿La amiga de Florencia y Valentina? —intento recordar.

—La novia de Alec, hace siete meses —corrige marcando territorio evidentemente—. Pero también soy la amiga de las chicas. Por cierto...—se acerca a mi prudencialmente e inhala—. Creo que exageraron, no hueles tanto a corral, espera... ¿corral?, ¡no!, era establo. Eso es lo que mi Baby Alec dice, ellas me contaron todo. Si quieres puedo regalarte uno de mis perfumes...

—¡Gianna! —le reprende Alec.

«Si, claro. Regálame uno de tus perfumes con fragancia a zorra maldita»

Me gustaría contestar eso, pero me rehúso a ser yo la que inicie una pelea por Alec.

Avanzo sin importarme nada y tomo mi teléfono del sofá lo más antes posible. Al levantar la cabeza mi vista se encuentra con la de Bruno y los trillizos.

—¿Lo sabían? —pregunto en un susurro mientras Alec habla con... su novia.

Los chicos bajan la mirada apenados y esa es suficiente acción para darme la respuesta.

—Pensé que eran mi familia, ¿saben?, a la mierda. No necesito su patético circo de hermanos protectores, porque al momento de protegerme les valí mierda. Todos jódanse —digo aún susurrando en tono calmado.

Ante los ojos de Roma | [Roma #1]Where stories live. Discover now