𝐌𝐢𝐧𝐭𝐢𝐞𝐧𝐝𝐨.

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Brooklyn Reed's Point of View.

—¡Me gusta tu perfume, por cierto!— gritó Timothée antes de desaparecer en el interior del edificio. Voy a marcar este día en el calendario como el día en que me reí y sonrojé al máximo en toda mi vida. ¿Qué está haciendo este chico en mi?

Me aseguré de que todas las ventanas y puertas estuvieran cerradas antes de irme a casa. Las calles estaban casi desiertas, salvo por algunas personas borrachas tiradas en la acera y algunas prostitutas mostrando sus atributos a los coches que pasaban. Sí, eso incluye a mi coche. Sacudí la cabeza para deshacerme de esa imagen y me detuve en un semáforo en rojo, justo al lado de la "Oficina de Trabajo Social". La persiana metálica ocultaba la puerta de cristal que había visto antes y estaba cubierta de una pintura de color naranja que decía "tumor". He visto la misma palabra más de una vez por aquí.

Seguí conduciendo, tratando de no mirar a los lados y sólo concentrarme en llegar a casa. Era difícil ya que podía oír a la gente gritando incluso cuando el coche era casi insonoro. Y pensé que este lugar era aterrador de día y noche. De repente sentí que alguien golpeaba mi ventanilla cuando me detuve en un semáforo en rojo. Me di la vuelta con una expresión de terror sólo para encontrar a un chico negro alrededor de veinte años sonriéndome. 

—Hey, bebé— gritó, pero me negué incluso a contestar. — baja esto para que podamos hablar— me guiñó un ojo.

Dios, sé que nunca rezo, pero si me salvas de este tipo voy a ir a la iglesia todos los domingos, lo prometo. 

Negué con la cabeza y pisé el acelerador a pesar de que la luz no era verde. —¡Vete a la mierda!— gritó antes de que fuera demasiado lejos. Eso estuvo cerca.

El resto del viaje estaba temblando por lo que cuando empecé a ver las animadas calles de Manhattan, suspiré de alivio. Aparqué en el interior del garaje y comprobé la hora en mi teléfono. Eran casi las diez de la noche y tenía tres llamadas perdidas de mi mamá. Estoy jodida. El chico negro no se veía tan terrible ahora, en comparación con lo que me esperaba cuando llegará a casa. Si tengo suerte mis padres estarán cenando con algunos amigos importantes. 

Me pasé todo el tiempo en el ascensor pensando en excusas para contar a mis padres. No pude llegar a nada creíbles y yo era un manojo de nervios. Supongo que voy a tener que recurrir a la  -me encontré con una amiga en la calle- vieja excusa.  

Tan pronto como salí del ascensor fui de puntillas a la puerta y en silencio tomé el juego de llaves de mi bolso, deslizando la correcta en la cerradura y girando suavemente, pero con rapidez. La puerta chirrió haciéndome maldecir por lo bajo. Me sentí como si estuviera regresando a casa a las cuatro de la mañana en lugar de las diez. Miré a mi izquierda. No había luz procedente de la sala de estar.

—¿Dónde estaba usted, señorita?— la severa voz de mi madre vino desde mi derecha, sorprendiéndome. 

—Dios mamá, que susto — dejé escapar una risa, tratando de aliviar la tensión.

No funcionó.

Podía sentir como sus ojos trataban de descifrar mi cerebro. Traté de mantener una expresión en blanco para que no sospechara nada, pero estaba siendo difícil incluso mantenerle la mirada.

—Probablemente te estés preguntando por qué no he llamado...— me detuve casual, riendo nerviosamente. 

Su cara me dijo que así era.

Bronx - Timothée Chalamet (ADAPTADA)Место, где живут истории. Откройте их для себя