Bronx - Timothée Chalamet (ADAPTADA)

𝐁𝐚𝐥𝐚𝐬.

Encontré mis pies saliendo de la sala hacia los ascensores. —Voy al baño.— murmuré distraídamente a Blake y Troy que estaban inmersos n una conversación sobre coches. No me llamen cruel por dejar a mi hermano con el arrogante de Troy porque siempre lo ha admirado por algún motivo desconocido e inexplicable. Ni siquiera me notaron así que me deslicé en silencio hasta el final del pasillo, asegurándome de que nadie me viera.

Golpeé mi pie en el suelo con impaciencia esperando a que las puertas del ascensor se abrieran. Una sensación nerviosa comenzó a sentarse en mi estómago. Me comprobé a mi misma en el espejo del ascensor, no habían manchas en mi vestido, ni en mi pelo, ni restos de comida cerca de mi boca, no es que haya comido mucho. El viaje nunca parecía terminar ya que había tomado el ascensor en el piso 68 y tenía que llegar al sótano número 2.

Cuando el ascensor finalmente se detuvo y las puertas se abrieron con un chasquido me encontré con un pasillo oscuro y vacío. Un nudo se me formó en el estómago mientras estaba allí. Esto era demasiado similar a las películas de SAW y ese payaso me daba miedo aquí y en el fin del mundo. Las puertas volvieron a cerrarse pero presioné el botón para detenerlo y llamar a Timothée. —¿Timothée?— mi voz era aguda y temblorosa. No obtuve respuesta pero una luz estaba encendida al final del pasillo.

¿Qué pasa si Timothée había sido secuestrado y alguien me había enviado ese mensaje para torturarme? Brooklyn, contrólate.

Caminé hacia adelante temblando más a cada paso que daba abandonando la seguridad del ascensor detrás y llevando mi cuerpo a la luz. —¡Timothée!, ¿estás ahí? Si esto es una broma ¡no me gusta!— grité pero mi voz no salió tan fuerte como yo quería. Entonces escuché un ruido, algo como una rata arrastrándose cerca de mí. Chillé. ¿Por qué tiene que pasarme esto a mi? Me sentí como si alguien fuera a salir con un cuchillo en cualquier momento y apuñalarme... dejándome morir lenta y dolorosamente en este sótano frío y húmedo en el que nadie podía oír mis gritos de...

—¡Boo!

—¡Aaaaaaaaaaaah!— salté cinco metros de altura dejando caer mi teléfono para taparme la boca. Tan pronto como oí una risita me di la vuelta. Timothée estaba allí de pie agarrándose el estómago y riendo como si no hubiera mañana. Traté de contener el aliento mientras mis latidos del corazón en mi pecho iban demasiado rápidos amenazando con explotar. —¡Idiota!— empecé a pegarle con mi puño lo que le hizo dar un paso hacia atrás secándose las lágrimas de la risa que bajaban de sus ojos. 

—Lo siento, pero fue demasiado gracioso.— tartamudeó entre risas. 

—Casi tuve un ataque al corazón.— susurré golpeándolo de nuevo. 

—Bueno, bueno, basta.— me agarró las muñecas mirándome a los ojos y justo cuando pensaba que iba a dejar de reír, empezó de nuevo. Me burlé saliendo de su agarre y alejándome hacia la luz, ya no estaba en absoluto. Jigsaw puedes salir y darle una patada en los huevos. 

—Voy a llamarte Boo desde ahora.— decidió arrastrándose tras de mí con una sonrisa estúpida todavía pegada en su rostro. 

—Demasiados apodos me tienes.— yo me burlé, algo molesta.

—Vamos nena, no seas así. Era solo una broma.— él me abrazó por detrás acariciando mi cuello y yo casi le devolví el abrazo. 

—Te odio.— me di la vuelta poniendo mala cara, tratando de parecer loca. 

—No, no lo haces.— cantó. —Porque he venido aquí a verte. 

Luché contra la sonrisa tonta que se abría paso a través de mis labios. —¿Qué haces aquí, Timothée?