INTRODUCCIÓN

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«Septiembre, 2017
Calle 977-2

La vida es... Extraña, en este preciso momento mientras escribo esto, no encuentro otra manera de definirla, al menos no por ahora. Se encarga de dividir constantemente nuestras creencias entre: "vivir como si lo fueras a hacer siempre" y "vivir como si tu vida se acabara mañana", o al menos eso solía decir el abuelo. Normalmente solo nos inclinamos hacia la primera, como si dejar de existir de la noche a la mañana ni siquiera se pudiera considerar una opción.

Y eso es un problema, a mi parecer.

¿Qué sucedería si mañana dejara de existir todo lo que hoy conocemos?

¿Qué nos hace creer que estaremos aquí para siempre?

¿Qué?

Tú, más que nadie, sabes cuánto me cuesta no sobreanalizar las cosas y después de darle tantas vueltas llegué a una conclusión, o lo más cercano a una... Todo se reduce a dos pequeñas pero complejas palabras: «para siempre», ese es el verdadero problema y ni siquiera nos damos cuenta de él.

Siempre logra, de una manera u otra, pasar de desapercibido.

Las personas se esmeran en creer que la mayoría de las cosas, personas, sentimientos y momentos durarán para siempre, incluyéndome; sin tomar en cuenta que los «para siempre» siguen siendo algo que contiene un inicio y un fin, uno que muchas veces no podemos medir.

Como el nuestro...

Un «para siempre» puede ser el equivalente a unos años, unos meses, unos días... En algunos casos más extremos, unas horas, incluso unos cuantos minutos.

Es tan jodidamente inestable pero, a pesar de las circunstancias, nos enseña, la vida nos enseña mucho.

Nos enseña que a veces el amor no todo lo puede, que a veces la amistad no perdurará sobre las circunstancias o el tiempo, aunque puede que el amor sí lo haga. También nos enseña a pedir perdón y a perdonarnos, arrepentirnos y aceptar las consecuencias de las decisiones que una vez tomamos en ella, quizá sin querer.

A veces es dura, complicada, dolorosa y algo injusta en ocasiones; pero es parte de ella.

Esa es la razón por la que me encuentro aquí, escribiéndote.

Quizá esta sea la última vez que sabrás de mí, por ello, quisiera pedirte perdón.

Perdón por si alguna vez mis acciones llegaron a herirte. De verdad, lo lamento mucho. De verdad, espero que seas muy feliz ahora que no estaré aquí.

Sin ningún tipo de rencor, Zía».

Quisiera pedirte perdón  | PAUSADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora