Una completa pérdida de tiempo. —masculló entre dientes con molestia.

Arrojó los libros a su mochila sin el menor cuidado y se la colgó al hombro.

"¿Y ahora cómo voy a explicarle esto a madre?" Se lamentó para sí mientras salía del establecimiento. >>

Fin del Flashback.

Mycroft tragó saliva y le tendió el informe sin parsimonias.

"Terminemos con esto de una vez por todas."

Se mantuvo de pie, con las manos tras su espalda, esperando a que Margaret terminara de leer el ensayo.

Cuando la mujer llegó al final de la última hoja, levantó la cabeza y observó a su hijo. No dijo nada a favor ni en contra. No hubo reprimendas. Ni siquiera una palabra. Solo una mirada prolongada.

Mycroft abrió la boca y volvió a cerrarla, optando por permanecer en silencio. Esa mirada era más expresiva que cualquier discurso.

"La mirada de decepción." Pensó con amargura.

— Está bien... Pero podría estar mejor. —habló con calma, colocando el informe sobre la mesa.

Las palabras de Margaret fueron suaves y moderadas. Siempre lo eran. Jamás levantaba el tono de voz ni expresaba su disgusto abiertamente. Nunca fue de ese estilo. Pero había algo filoso en sus comentarios sutiles y gestos que eran más dañinos que cualquier insulto.

— La literatura clásica puede ser difícil de comprender. —ladeó la cabeza hacia un costado, mostrándose comprensiva. Mycroft tuvo que reprimir el impulso de poner los ojos en blanco—. Tengo un amigo que fue profesor de literatura. Puede ayudarte si lo deseas.

"¡Solo es una B+ por Dios Santo! ¿¡Qué más quieres?! ¿¡No te das cuenta que solo estoy haciendo lo mejor que puedo?!" Gritó para sus adentros.

Agradeció haber adoptado aquella postura. De esa manera, su madre no podría ver sus dedos, los cuales estaban siendo presionados fuertemente contra la palma de su mano. El leve dolor de las uñas siendo clavadas en la piel eran una desagradable, pero discreta forma de desahogo.

Su rostro, aun así, permaneció impasible en todo momento.

— No es necesario, madre. Solo fue un pequeño traspié. Puedo arreglármelas por mi cuenta. —habló con calma—. Además, Anabeth tiene un promedio excepcional en la materia. Si surge algún inconveniente, ella podrá ayudarme.

Por supuesto que no iba a molestar a su amiga con una nimiedad como esa. Pero nunca estaba de más decirlo. Solo así evitaría que su madre llamara a alguno de sus amigos docentes.

Margaret asintió y sonrió con aprobación. Mycroft respiró, sintiéndose un poco más aliviado.

Sin mediar palabra, salió del comedor, dejando a su madre atrás. 

No estaba bien. Definitivamente no estaba bien.

<< Si quieres hablar, mi puerta siempre está abierta. >>

En ese momento, las palabras de Anabeth vinieron a su mente, haciéndose oír por encima de sus pensamientos.

"No estoy del todo seguro de querer hablar. Pero definitivamente necesito una distracción."

Sin darle muchas vueltas al asunto, se dirigió a su cuarto, tomó su mochila y avanzó con decisión hacia la entrada. Su madre elevó ambas cejas, en una mezcla de sorpresa y curiosidad, cuando vio a su hijo girando el picaporte.

La Clase del 89' (Mycroft y tú)Where stories live. Discover now