Capítulo 27

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— Deme un helado de chocolate con chispas de chocolate y jarabe de chocolate. —enumeró la ojimiel mientras realizaba su pedido.

— Creo que te llamaré Fatcroft Junior.

Anabeth miró al niño de mala gana.

— ¿Algo más, señorita? —habló el heladero en un tono servicial.

— Creo que eso será todo... —dijo con malicia, observando al niño de reojo.

— Bien. Me retracto. —se cruzó de brazos, desviando la vista hacia un costado.

— Y deme otro para el niño. —se volteó hacia el menor—. ¿Qué sabor quieres, Sherlock?

— Fresa... Solo fresa.

El heladero asintió y puso manos a la obra. Anabeth pagó lo debido y en menos de dos minutos el dúo se encontraba sentado en una banca a orillas del Támesis degustando sus helados.

— Repasemos lo que tenemos. —habló la castaña, rompiendo el silencio instaurado.

Sherlock asintió en acuerdo y comenzó a narrar los hechos.

— El 9 de abril, Carl Powers sufrió una aparente muerte súbita durante una competencia de nado. Las causas del ataque aún son desconocidas.

— Su casillero fue forzado y robaron sus zapatillas. Ahora sabemos cómo desaparecieron. —añadió la joven, antes de darle otra lamida a su helado.

— El que lo hizo sabía lo que hacía.

Anabeth frunció el ceño, extrañada.

— Explícate.

— Viste las marcas en la cerradura. Eran muy leves. Solo podrías verlas si realmente las estás buscando.

— Lo que explica por qué a la policía se le pasó por alto.

Sherlock ignoró la obvia aclaración y continuó hablando.

— El alambre fue insertado con cuidado y precisión, aplicando la presión justa para que la cerradura cediera. Quien lo haya hecho tenía experiencia.

— Y, aprovechando el evento deportivo, nadie prestaría atención a un extraño merodeando por el predio. —Anabeth ladeó la cabeza, pensativa—. Pero aún hay algo que no me cuadra.

Sherlock volteó a verla.

— Sabemos que Carl murió en la alberca. Y también sabemos que alguien robó sus zapatillas. ¿Pero cuál es el hilo que conecta A con B? —Anabeth pensó con cuidado sus palabras—. Si fue asesinato, ¿qué podrían tener unas zapatillas de incriminatorio, puesto que murió en el agua? Y si solo se trata de un ladrón oportunista, ¿por qué robar unas viejas zapatillas cuando puedes llevarte el bolso completo?

— ¿Aún sigues creyendo que fue un accidente?

— Sherlock, ya te dije desde el inicio que mantendría las dos líneas de investigación abiertas. —le recordó—. Pero sí admito que este caso se está volviendo cada vez más retorcido.

El niño rodó los ojos con fastidio. Aun así, para bien o para mal, Anabeth le había ayudado mucho en su investigación con sus pequeñas colaboraciones. Quizá por eso decidió respetar su postura neutral y se abstuvo de hacer algún comentario despectivo al respecto. En su lugar, se tomó la molestia de contestar su pregunta.

— Mi teoría es que Powers fue envenenado antes de la competencia. —soltó al fin. Era la primera vez que hablaba abiertamente sobre esa posibilidad—. Y el asesino tomó las zapatillas para cubrir sus huellas. Quizá había algo incriminatorio ellas... No lo sé y me molesta no saber. Pero sí sé algo. Hay una relación entre el hurto y la muerte de Powers. El universo rara vez es perezoso. —sentenció, mordiendo el crocante cono.

La Clase del 89' (Mycroft y tú)Where stories live. Discover now