Capítulo 22

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Mycroft observó la nota. Su primer pensamiento fue: 

"Ingenioso."

La castaña sabía perfectamente cómo llamar su atención. Ahora solo quedaba una pregunta en su cabeza.

"¿Debo asistir?"

El mensaje era conciso e intrigante. Si bien estaba escrito adrede con ese propósito, el pelirrojo meditó seriamente la cuestión. Podía tratarse de un simple anzuelo. Solo un intento en vano por parte de Smith para disculparse de nuevo. No quería escuchar los mismos argumentos. ¿Pero y si de verdad era algo importante?

Guardó el papel en su bolsillo y caminó rumbo a su siguiente clase. Ya tendría tiempo para pensar.

La profesora de literatura entró en el salón tres minutos más tarde de lo habitual. De su bolso extrajo la versión de bolsillo de la obra Macbeth, escrita por William Shakespeare. Tomó asiento sobre el escritorio, cruzó sus largas y esbeltas piernas y comenzó a leer.

Los estudiantes permanecieron en silencio, haciendo un esfuerzo por no sucumbir en los brazos de Morfeo. La voz suave y modulada de la profesora, sumado al poco interés que generaba el viejo manuscrito, lograban adormecer a cualquiera.

Mycroft conocía la obra de memoria, por lo que no se vio en necesidad de prestar atención a la clase. En su lugar, decidió hacer un mejor uso de su tiempo meditando cuestiones más apremiantes que rondaban por su cabeza.

Debía decidir qué hacer con respecto a Anabeth y la nota.

Recordó la pelea en el laboratorio. En especial las últimas palabras de Anabeth antes de su huida.

<< Lo siento. >>

Ella estaba genuinamente arrepentida. La semana intentó hablar con él en reiteradas ocasiones, fallando en cada oportunidad.

A pesar de los esfuerzos de la castaña, una parte de él se resistía a perdonarla. No podía aceptar sus disculpas así nada más. Durante todo este tiempo se había preguntado qué era lo que impulsaba a Anabeth a querer pasar tiempo con él. Al final, las palabras de la ojimiel lo habían decepcionado hasta lo más profundo.

"¿Al final todo se reducía en eso? ¿Sentías pena por mí? ¿Te acercaste solo porque veías que nadie más lo hacía?"

<< ¡Porque no quiero terminar sola como tú! >>

Durante años había tolerado insultos de la peor calaña por parte de sus compañeros, incluso soportó las críticas de algún que otro adulto sin cerebro. Siempre supo mantenerse fuerte, repelente a cualquier tipo de agresión verbal. Entonces, ¿por qué esas palabras le habían hecho tanto daño?

Recordó lo enojada que estaba Anabeth cuando las dijo. No lo hizo conscientemente. Solo quería que se detuviera, que dejaran de presionarla.

Mycroft reconoció que tenía parte de la culpa. Él mismo había jurado averiguar la verdad a toda cosa. Pero solo consiguió empujar a Anabeth hasta el borde. Dejó que el deseo de saciar su curiosidad se impusiera por sobre el bienestar de su amiga. Estaba cegado y no se dio cuenta del daño que le estaba produciendo hasta que fue demasiado tarde.

La había acorralado, como un gato atrapado contra un rincón. Sin escapatoria, ella solo se defendió, soltando ese comentario hiriente.

<< ¡Porque no quiero terminar sola como tú! >>

Fue un golpe contundente y, por más que no quisiera admitirlo, muy en el fondo sabía que era verdad. Pero no era la frase en sí lo que le dolía, sino que fuera Anabeth quien se lo dijo. No se suponía que le afectara tanto. Ninguna persona había logrado tener tanta influencia en él.

La Clase del 89' (Mycroft y tú)Where stories live. Discover now