Capítulo 21

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Luego de esa fatídica pelea en el laboratorio, ninguno de los dos volvió a dirigirse la palabra. Anabeth estaba profundamente arrepentida por cómo se dieron las cosas. Apenas podía mirarlo a los ojos cuando compartían la mesa del laboratorio. Era lo único que compartían ahora. No más visitas a casa, no más reuniones en el árbol. Las horas de química se habían vuelto su única conexión, pero no por eso resultó menos incómodo.

La castaña llegó al laboratorio arrastrando los pies. No quería entrar. No quería sentarse junto a Mycroft. Pero, sobre todo, no quería ver esos ojos azules fríos, indiferentes, decepcionados.

La joven se paró frente a la puerta, respiró profundamente dándose valor y entró. El ambiente estaba tranquilo ese día. Con las vacaciones de verano a la vuelta de la esquina, podía percibirse el buen estado de ánimo general de los estudiantes. 

Anabeth no podía decir lo mismo.

Se acercó a su mesa. Mycroft ya se encontraba en su lugar, con sus materiales perfectamente acomodados.

— Hola, Mycroft. —tomando asiento junto a él.

— Smith. —saludó en un tono plano.

El chico ni siquiera había volteado a verla.

"Ahora soy Smith, no Anabeth."

Ese saludo solo era una mera formalidad. Ya no había tacto, ni sonrisas, ni bromas ni provocaciones. Mycroft ya no expresaba nada. Había vuelto a ser el mismo joven apático y distante de a principio de año.

La chica tragó saliva. Comprendió que ese día tampoco hablarían. Quería disculparse, quería arreglar las cosas. ¿Pero cómo hacerlo cuando la otra persona no está dispuesta a dirigirte la palabra?

Ella tampoco rogaría. A pesar de todo, tenía su orgullo y si bien sabía que se había equivocado, Mycroft tampoco estaba exento de errores.

"Ambos tenemos razón y a la vez estamos equivocados. Tú ocultas tu corazón, yo mi cerebro. Pero reducir el problema a solo esa oración sería demasiado sencillo. Y ambos sabemos que estas cosas rara vez son sencillas." 

Crane entró al laboratorio, luciendo igual de amargada que de costumbre. Comenzó a hablar sobre una nueva fórmula inorgánica. Anabeth anotaba inconscientemente en su libreta lo que estaba escrito en la pizarra. Pero su mente estaba muy lejos de la clase.

"Las cosas no pueden quedarse así."

Sin darse cuenta, había escrito ese pensamiento en su carpeta. Observó la frase, reparando en el error.

No se molestó en borrarla.

***

Ese mismo martes por la tarde, Anabeth regresó a su hogar. Ese había sido un largo día. Como predijo, Mycroft no le había dirigido la palabra en ningún momento de la clase. Ni siquiera a la salida cuando ella lo despidió.

La chica soltó un suspiro. Ya tenía una vaga idea de cómo tendría que proceder. Pero necesitaba una segunda opinión.

— Papá, necesito pedirte algo. —habló, sentándose junto a él en el sofá.

Walter bajó el volumen de la televisión. Ahora podía escucharla sin problemas.

— Annie, no tengo dinero. —se apresuró a decir, medio en broma, medio en serio.

Ella sonrió a medias.

— Lástima, pero no era por eso. Necesito un consejo.

Walter la observó. La conocía demasiado bien como para saber que se trataba de un asunto serio. Tomó el control de la tele y la apagó, depositando toda su atención en su hija.

La Clase del 89' (Mycroft y tú)Where stories live. Discover now