Capítulo 68

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El gusto a la nostalgia.

En Ágape, Yuri se hallaba quitando un poco el polvo sobre las tumbas de mármol de sus ambos padres ubicadas en el cementerio de la familia Real a poca distancia de su hogar, pese a no concurrir tantas veces aún respetaba la memoria de ellos y muy ...

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En Ágape, Yuri se hallaba quitando un poco el polvo sobre las tumbas de mármol de sus ambos padres ubicadas en el cementerio de la familia Real a poca distancia de su hogar, pese a no concurrir tantas veces aún respetaba la memoria de ellos y muy adentro suyo parecía que en ese tiempo se dedicara a relatar cuál futuro quería construir aunque fuese el opuesto al que sus padres anticiparan; nunca sabría qué hubieran pensado realmente ellos de seguir con vida pero estaba seguro que en algún momento estarían de acuerdo con su decisión, en pocos meses esas tumbas, esa ciudad dejarían de ser su hogar permanente y se quería asegurar de no llevarse ningún remordimiento encima, estas visitas a sus padres eran parte de su despedida.

Mientras tanto, el lince que parecía crecer día a día, correteaba entre medio de las tumbas cazando alguna que otra mariposa, cuando un sutil sonido hizo que sus puntiagudas orejas se giraran a la dirección del mismo y alguien se aproximara a ellos.

—Sabía que estarías aquí.

Yuri se giró y vio a Otabek.

—No es como si hubiesen demasiados lugares en los que podría estar. Pensé que estarías afuera de las murallas.

—Por ahora no tengo necesidad de salir, ¿sigues estudiando y entrenando a Potya? —se acercó al lince para acariciar su cabeza.

—Sigue siendo un cachorro pero por ahora no se aleja demasiado de mi, en el jardín de casa no se podía alejar demasiado por las rejas pero ahora no hay nada que le impida irse por las calles de la ciudad, de todas maneras se queda cerca, ¿no te parece raro? Es un animal salvaje pero en tan poco tiempo entiende que debe seguirme el paso y eso que no he hecho casi nada para que se comportara así —miraba con curiosidad al animal.

—Quizás es como los pollitos cuando rompen el cascarón y creen que lo primero que ven es su madre —se rió—, fue un polizón que se metió en mi chaqueta cuando escapamos de L'Homme Armé, seguro solo buscaba el calor de otro ser y no una fría jaula, y todo lo que ha recibido aquí son mimos y comodidad. Normal que se encariñara, además tu personalidad y la suya se parecen demasiados en ocasiones.

Yuri arrugó el seño y lo comenzó a patear suave en sus tobillos.

—¡No te burles! ¿Acaso solo has venido a eso? —se cruzó de brazos— ¿o entrenarás conmigo? Me debes combates, no te preocupes que no te haré mucho daño —se burló con egolatría.

—Si quieres, podemos. Aunque no te buscaba por eso justamente —se puso serio por un momento—. ¿Recuerdas lo que te conté cuando llegué de aquella ciudad, cierto? Como me pediste que no te guardara nada, eso hice.

—Lo recuerdo, las noticias aún no se detienen de lo que ocurrió allí, y aquel tipo, Jean Jacques Leroy se lo llevaron por ocultar información y no querer colaborar con los agentes por las muerte de su padre, aún ronda un gran misterio en todo eso, ¿es mejor así, no?

Bohemia vida de un inusual hechicero. - [ Victuuri ]Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora