Bohemia vida de un inusual hechicero. - [ Victuuri ]

Capítulo 19

Recuerdos de ojos esmeralda.

Yuuri se dejó aprisionar por los brazos del platinado junto a su sobrina en lo que se podía oír su risa, aún no comprendía del todo qué clase de relación buscaba en Victor, pero de algo estaba seguro, alejarse no parecía ser una opción que ni él ni su sobrina quisieran. La niña era más sincera con sus emociones, él apenas se estaba descubriendo a sí mismo y el hecho de dejar entrar a otras personas a su corazón. Se sentía vulnerable pero eso no era del todo malo, era como dejarse caer de espalda con temor y aterrizar en una montaña de flores.

Victor intentó observar el rostro del hechicero pero este no se lo permitía, se ocultaba entre su pecho y su sobrina, no quería que viera una expresión extraña o se burlara. Ni siquiera había tenido tiempo de calmarse, estaba en modo: trágame tierra. Había muchos detalles de los que quería aclarar pero no podría hacerlo hasta tranquilizarse, agregando que la sonrisa de Victor era obstáculo para su seriedad.

—Entonces, ¿debo considerar esto como tu respuesta? —pronunció el platinado cerca de su oído.

—Mmm —Yuuri sintió un escalofrío por el tibio aliento en su oído y se animó a levantar levemente su mirada, no del todo para descubrir por completo su rostro, pero sí lo suficiente para revelar sus mejillas enrojecidas—. No es... no es la respuesta del todo, quiero decir... —levantó su mano para frotar sus ojos—, dijiste que querías ser mi pareja. Yo no estoy listo para algo como eso, es raro.

—Lo sé —su sonrisa no podía borrarse de su rostro. Comprendía lo que Yuuri quería decirle—. Me darás la oportunidad de estar a tu lado hasta que te sientas listo ¿es eso?

Yuuri asintió y descendió su mirada. Su sobrina miraba curiosa, a los dos que mantenían esa interesante conversación.

—¡Tío, ¿Victor vendrá a vivir con nosotros?! —preguntó para asegurarse en que volverían todos juntos a casa, en saber que de ahora en más en su pequeña familia se unirían más miembros.

—Bueno... —para ser sincero, esa parte debían discutirla seriamente si le permitiría vivir con ellos. Que no se metiera en sus trabajos y respetara su espacio, que ayudara en las tareas, el planear la obtención de recursos... Claro que debían hablarlo, pero por el momento solo podía ver en esa persona un brillo en sus ojos y una felicidad cuyo lobo agitaba su rabo y el humano parecía agitar uno igual de forma imaginaria—. Si quieren venir con nosotros, creo que podríamos tratar de convivir ¡pero en el camino de vuelta hay que discutirlo, no voy a permitir que solo sean huéspedes sin trabajo!

—¡Yuuri! —Victor los abrazó con mayor fuerza, acercando su rostro al pelinegro, como si su mirada tratara de seducirlo—, daré lo mejor de mí, voy a hacer todo para que Yuuri no se moleste conmigo, te prepararé tu baño caliente y cocinaré deliciosas cenas, ¿debo ponerme un delantal sin nada debajo? —dijo con voz provocativa.

—¡¡Eso no era a lo que me refería. Lo haces al propósito!! —intentó forcejear. Su sobrina simplemente reía por los chistes de esa persona.