Capítulo 16

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Un encuentro, un rechazo.

Guang continuó aferrándose a la prenda de Victor, sin saber qué hacer en realidad, sabía que algo le sucedía a Yuuri pero a la vez temía a que si soltaba a ese beta, este se iría corriendo a proteger a ese omega y ninguno de los dos les interesarí...

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Guang continuó aferrándose a la prenda de Victor, sin saber qué hacer en realidad, sabía que algo le sucedía a Yuuri pero a la vez temía a que si soltaba a ese beta, este se iría corriendo a proteger a ese omega y ninguno de los dos les interesaría ayudarlo. ¿Ayudarlo? ¿No quería que cualquiera se alejara de él y no lo ayude? ¿Por qué ahora estaba tan desesperado si quedaba solo? Todo esto fue su culpa para comenzar, pensó. Arrastró y se aprovechó de la amabilidad ajena, este castigo era merecido.

Victor sujetó ambas manos del castaño y lo miró fijamente, demostrando la aflicción en sus ojos.

—¡Guang. Vamos a ayudarte pero por favor, suéltame! Tengo que ir hasta Yuuri, quiero saber qué le ocurre, ¿puedes verlo, verdad? —pronunció rápidamente.

Yuuri recuperaba su estabilidad pero no dejada de jadear y sentir un dolor horrible en su cuerpo, no podía permitirse colapsar en esta ciudad, nadie podía tener acceso médico a su cuerpo; si alguien averiguaba el uso que poseía de lo elixires lo retendrían como un conejillo de indias, imaginaba. Si conseguía llegar a beber de nuevo el elixir, su cuerpo se estabilizaría. Observó la escena que se efectuaba frente a él, ni siquiera sabía si allí estaría Victor, mucho menos Guang.

Guang no pudo mantener su egoísmo, entendía lo difícil que era ver a la persona que quieres en mal estado, sea algo grave o no, te preocuparás en todos los sentidos por él. Si fuese Leo el que estuviese en problemas, no dudaría en apartar todo para acudirlo, no era justo pensar en sí mismo. Con sus lágrimas escurriendo cual torrente de sentimientos y dolor, soltó el cuello de la camisa del platinado y sin intercambiar miradas, con su vista fija al suelo, sintió como ese muchacho se arrastró de espalda para separarse de su cercanía y corrió deprisa directo a la persona más importante. Luego, con sus manos se abrazó a sí mismo, apretando su vientre por las sensaciones del celo y descendió su frente hasta tocar el suelo. Dolía, la soledad lo asfixiaba, el celo lo quemaba y le recordaba que este era su castigo, que nadie vendría a por él, que debería sufrir sus celos como venía haciendo este par de años: ojalá nunca hubiese nacido omega, concluyó en su mente.

Cuando Victor sostuvo al pelirrojo, poseía la misma expresión con la que le pidió a Guang dejarlo ir, desesperada, preocupada...

—No pongas esa cara, voy a estar bien —dijo Yuuri, sintiendo cierta incomodidad por esa reacción, era la primera vez que una persona, sin ser familiar ni nada, demostraba tal preocupación extrema ante él.

—¿Qué te ocurre? Estás pálido y estás respirando muy rápido, ¿te duele algo? Dime —apoyó su mano sobre su frente, para captar si poseía fiebre.

—Es el elixir —informó, susurrante cerca del oído ajeno—. Está perdiendo su efecto, debo regresar al bar cuanto antes, antes de que se neutralice por completo en mis glándulas.

—De acuerdo, te ayudaré, te llevaré deprisa —respondió sin hacerle más preguntas, cualquier duda que le surgiera por los síntomas de la falta de los elixires las podía hacer en otra ocasión. Solo se abstendría a realizar todo para ayudar a Yuuri. La presencia de Guang todavía le dificultaba tomar una decisión, pero la salud de Yuuri era lo primero, no dejaría a ninguno abandonado—. ¡Guang, ¿puedes esperar unos minutos hasta que ayude a Yuuri?! —preguntó mirando hacia atrás, al muchacho agazapado y llorando en el suelo.

Bohemia vida de un inusual hechicero. - [ Victuuri ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora