Capítulo 14

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Discusiones y malentendidos.

Discusiones y malentendidos

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Yuuri, Victor, Magna y Guang, se encontraban reunidos en un comedor ubicado en la parte trasera del bar, que era la vivienda de Magna, su esposo Roy y su hijo; mientras tanto, Roy se encargó de distraer a los niños ofreciéndoles una cena en el comedor del bar para que el grupo pudiera conversar tranquilo del problema que atravesaba a Guang. El castaño, sentado con un vaso de agua frente a él, lloraba sin lograr explicar correctamente qué le ocurría.

Yuuri no sabía cómo manejar la situación y se quedó en silencio, sentado en la silla opuesta, aguardaba a que el muchacho se calmara un poco y decidiera hablar por su cuenta.

—¿Te sientes mejor? ¿Deseas más agua o algo de comer? —preguntó Magna al acongojado chico del cual solo recibió una negación con su cabeza.

—¿Quieres hablarnos de lo que ocurrió y por qué te querías marchar de la ciudad? —preguntó ahora Victor con más impaciencia, creía que mientras más rápido se pusiera el problema sobre la mesa, se podría hallar alguna clase de solución, pero no recibió respuesta alguna.

—Bueno, supongo que lo ideal es dejarlo tranquilo y que hable cuando lo desee —habló Magna en dirección al platinado—. ¿Llevarás tu lobo afuera de la ciudad?

—Sí, iba a sacarlo pero podemos esperar, no puedo dejar a Guang así...

—No se preocupen, yo me quedaré con él —habló Yuuri—. Vayan ustedes.

Guang no opinaba al respecto, de a poco calmaba su llanto entre una expresión malhumorada, sosteniendo el vaso de agua con sus dos manos y observando el reflejo de su rostro sobre la superficie. Victor y Magna se miraron entre sí, quedarse los cuatro en silencio no ayudaría en nada, por lo que decidieron dejar a Yuuri con Guang y ellos aprovechar a liberar a Makkachin afuera de las murallas.

—Bien, regresaré más tarde —dijo Victor en acompañamiento. Pese a no conocer a Guang lo suficiente, no podía obviar el hecho de preocuparse por ese estado tan sufrido, ¿qué le ocurrió? ¿No iba a buscar a su alfa? Sean o no tan cercanos, lo consideraba un amigo. Esperaba que no ocurriese algo demasiado grave.

El silencio reinó en esa habitación; Yuuri reconocía que ese chico no era un extraño, pero ¿en qué le ayudaría él? No quería involucrarse en una cuestión que no lo comprometía, lo que le haya ocurrido no debería importarle. Aún así, allí se encontraba, sentado y aguardando a que el otro se tranquilizara.

Al transcurso de un par de minutos, Guang levantó su mirada al hechicero, con extrema seriedad, visibilizando el rojo de sus ojos y respirando con dificultad a medida que sus lágrimas se detenían. Observó al chico frente a él con cierto enojo, como si descargara su tensión con la mirada.

—Bien, puedes reírte ahora, tenías razón —pronunció angustioso el castaño—. Alfas y omegas solo son bestias que no saben controlarse.

—¿Qué? —se sorprendió—. ¿De qué estás hablando?

Bohemia vida de un inusual hechicero. - [ Victuuri ]Where stories live. Discover now