Capítulo 6

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Fría mano.

El transcurso de la tarde se sintió con un ambiente denso, sin importar qué diálogos Yuuri le brindara a su sobrina, ella no se sentía conforme con lo ocurrido; era una niña pero percibía cuando algo estaba mal y cuando no

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El transcurso de la tarde se sintió con un ambiente denso, sin importar qué diálogos Yuuri le brindara a su sobrina, ella no se sentía conforme con lo ocurrido; era una niña pero percibía cuando algo estaba mal y cuando no. Arrodillada sobre la hierba, acariciaba el suave pelaje del gran lobo que descansaba profundamente y ningún sonido o tacto exterior lograría despertar ya que el potente somnífero no se lo permitía. Ella no tenía excusas porque sabía que cada cosa que hiciera su tío tenía su porqué. Yuuri se defendió ante un posible ataque, eso era todo lo que importaba. Pero ¿Qué ocurriría con Makkachin y Victor?

La niña sentía tristeza y el pelinegro podía percibirlo desde el interior a medida que limpiaba esos rastros de pócima esparcida por todo el suelo del comedor. Era un lamento perder un líquido tan importante como ese, suspiraba cabizbajo. Iba a tener que preparar más del correspondiente al beta para reponerlo. Para su desgracia, el laboratorio subterráneo sería incapaz de utilizarlo por el momento, hasta que decidiera el destino del platinado que se hallaba confinado allí; la idea era aguardar a que ese potente celo finalizara en su efecto. Si se negó a volver a ser un beta entonces su castigo sería el soportar esas sensaciones, seguro serviría como una gran lección aprendida en parte.

—Shiori, ¿vas a continuar cuidando de ese lobo? Solo está durmiendo, no pongas esa cara —se asomó desde la puerta para consolar a su afligida niña.

—Entonces, ¿Cuándo despertará? ¿Y por qué Victor está allá abajo? ¿Volverá? ¿Acaso hizo algo muy malo? —preguntaba la inocente, aferrándose al inmóvil animal.

—Shiori... —suspiró despeinando sus cabellos—. No debes preocuparte por eso, todo regresará a la normalidad pronto. Mientras tanto —buscó un pequeño cuchillo, una bolsa de tela y se la acercó— ¿Por qué no buscas algunas verduras en la huerta? Así las tenemos preparadas para cenar esta noche —sonrió.

—Mmm —miró por última vez al gran lobo y miró los objetos en las manos de su tío—. ¿Y Victor comerá con nosotros?

—Eh... —expresó una mueca de dudas—. Eso ya se verá. Por el momento, hazme ese favor.

La niña, sin mucho ánimo, obedeció y tomó esos materiales para dirigirse a la parte trasera de la cabaña, en el cual, poseían varios tipos de verduras cosechadas.

En cambio, el pelinegro se dedicó a revisar entre sus posesiones, diferentes tipos de rociadores. Las esencias guardaban el aroma de diversos componentes entre ellos hierbas, flores y frutas. La idea de utilizarlos, fue el de rociar por alrededores de su hogar y de esa manera camuflar cualquier otro olor sospecho que atrajera otros seres. Con esto hacía referencia al celo de un omega. Al finalizar ese trabajo, se observó de pies a cabeza, tocando su húmeda vestimenta en el que no había tenido tiempo de cambiar.

—¡Shiori! Me daré un baño —exclamó en dirección al huerto.

—¡Bien! —respondió la pequeña ocupada en su quehacer.

Bohemia vida de un inusual hechicero. - [ Victuuri ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora