46.

827 110 7
                                    


—Es solo un niño. No sabe lo que quiere.

USA podía tener razón, porque Rusia era muy joven a comparación de ellos, pero no por eso dejaba de ser un adulto que tomaba decisiones.

—¿Necesitas algo de mí, Russie? —un día cualquiera, le sonrió.

—Nada concreto.

Siempre respuestas evasivas ante sus intentos por platicar, pero Canadá sabía que Rusia escondía algo, porque podía percibir aquellas miradas hacia su persona y no lo entendía. No tenían malas relaciones o conflictos, por eso, la atención del eslavo era extraña.

Hasta que un día se dio cuenta.

—¿Te gustaría ir por un café?

—Claro.

No estaba seguro, pero después de tratarlo un poco, se dio cuenta de la timidez e inseguridad que guardaba el niño que tuvo que madurar demasiado rápido.

Tal vez solo debía empujarlo un poquito.

—¿Has besado a alguien antes? —sonrió ante la sorpresa del albino—. ¿Te has fijado en sus expresiones?

—Sí —desvió la mirada.

—Los nervios y las miradas intensas, las ansias y el miedo... —Canadá insistió, porque era hora de terminar con ese silencio—. Esos ojos que se concentran en los labios ajenos.

—Sí.

—Rusia... he visto todo eso en ti.

—Yo no... —se alteró mucho.

—¿Quieres besarme? —susurró en secreto antes de sonreír—. Si tienes curiosidad, puedes hacerlo.

USA tenía razón. Rusia era solo un "niño". Uno que tenía miedo de lo que podía descubrir. Uno que albergaba curiosidad reprimida.

O puede ser que USA estuviera equivocado.

—¿Por qué me dices eso?

—Porque ya no eres un niño, y las decisiones que tomes... dependen solo de ti.

—Eso no tiene sentido.

—Tampoco tiene sentido que me mires de lejos tan insistentemente que hasta ONU se haya dado cuenta —rio bajito—. No tenía sentido para mí, hasta que me di cuenta que solo tenías curiosidad.

—No es curiosidad.

—Besar a otro country, es curiosidad... Pero si se vuelve algo más, se trasforma en decisión... Los adultos están capacitados para tomar decisiones.

—¿Estás diciendo que sigo siendo un niño? —bufó.

—No lo sé... Eso depende de tu respuesta.

Estaban equivocados.

Rusia no era un niño, solo era inexperto... y algo rudo.

Canadá evitó reírse cuando esos dedos sujetaron demasiado fuerte su mentón, y esos labios se apretaron contra los suyos con ansias. Porque solo era un roce, no era un beso, y, aun así, le pareció uno de los besos más tiernos que compartió en su vida.

Se quedó quieto, interesado en lo que pasaría después.

Pero no pasó más.

Entonces tomó el control.

Alejó aquellas manos toscas de su rostro, enredó esos dedos con los suyos, sonrió, y se alejó unos instantes antes de cederle un beso de piquito al ruso que pareció impresionado por su acción.

—Esa fue una decisión impulsiva, Russie.

—Lo sé —pareció avergonzado y se alejó.

—Podemos repetirla en otra oportunidad —sonrió—. Solo debes decirme.

—Yo...

—Y si no quieres decirlo, solo toma mi mano e invítame un café. Yo voy a entender.

—¿Puedo?

—Claro —sonrió—. Ahora debo irme... Nos veremos, Russie.

Fue después de eso que Canadá se dio cuenta que tal vez se metería en algunos problemas por su pequeño amor juvenil, pero ya después pensaría en eso.

Notas finales:

Las edades entre representaciones son relativas, creo yo, no lo sé. Aun no me acostumbro a que un fandom sea tan flexible en cuanto aspectos como estos.

Indispensable [Canadá x Rusia]Where stories live. Discover now