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—Mamá.

—Sí, Rusia.

—¿Me prestas la cuerda con la que amarraste al señor América?

—¿Para qué?

—Porque quiero casarme con Canadá —sonrió orgullosa.

—Ah... Vas a usar mi estrategia de secuestro y manipulación —le palmeó la cabeza—. Bien por ti. Está en la bodega junto al recuerdo de mi boda.

—¡Gracias! Te quiero mamá.

Indispensable [Canadá x Rusia]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora