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Fue todo un reto detener a Xanthe para que no fuera en busca de Isabella, la pelinegra estaba en pleno ataque de furia y atacaría al primero que se le cruzara en frente, más pudo ser detenida por Emmett y Jasper

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Fue todo un reto detener a Xanthe para que no fuera en busca de Isabella, la pelinegra estaba en pleno ataque de furia y atacaría al primero que se le cruzara en frente, más pudo ser detenida por Emmett y Jasper.

Carlisle intentaba hacerla entrar en razón, prometiendo que ni él ni el resto la dejarían sola, al fin y al cabo Aithne también era parte de la familia. Aquello consiguió tranquilizar un poco a la pelinegra, el alivio que sintió al escuchar aquellas palabras se pudo notar en el ambiente. Rosalie fue la que se ofreció para ir a buscar al castaño, por lo poco que había visto de Keon, sabía que no dudaría en volver si la vida de la menor estaba en peligro. La rubia partió junto a Esme unas horas más tarde hacía el sur de América.

Fue la misma Xanthe quien llamó a su casa y explicó la situación a ambos lobos, quienes a su vez le dijeron a Sue Clearwater que pasarían unos días en casa de los Cullen, la mujer fue la encargada de notificar al padre de la pelinegra sobre la situación, claramente obviando muchos detalles.

Para cuando Edward Cullen regresó a su hogar se lo encontró lleno, con varias personas de más en el lugar. No le fue muy complicado enterarse de la situación y, sorprendentemente, su reacción fue parecida a la de Xanthe. Rara vez lo habían visto tan furioso como en aquel momento, por lo que era una situación completamente novedosa para todos.

Si le preguntaban qué sentía el cobrizo hacia Isabella Swan, perfectamente podría contestar que puro odio y repulsión, si bien él no había sido buen padre, nunca se le ocurriría abandonar a ninguna de las dos ahora que sabía de la existencia de Aithne. Era totalmente consciente de que Xanthe no le concedería el puesto de padre con facilidad, así como también sabía que su hija llamaba papá al vampiro de castaño cabello, pero aún así no la dejaría de lado.

Con el pasar de los meses, Edward se había dado cuenta de cuanto daño le había hecho a Xanthe y asumiría las consecuencias. Una vez que ambas niñas estuvieran completamente a salvo, le permitiría a la pelinegra hacer lo quisiera con él. Su patética vida era lo mínimo que podía ofrecerle a la menor por todo el daño causado.

Carlisle fue quien llamó a Jacob y Edward a su despacho, dejando a las niñas bajo el cuidado de Seth. Aithne parecía haberse encariñado mucho con el joven lobo, cosa que le parecía completamente bien. La pelinegra se alegraba de tener a Keon a su lado para cuidar a la niña, Jacob también era de mucha ayuda aunque se quejara de que las híbridas lo molestaban a cada instante; ahora, Seth se había unido a ese pequeño grupo de personas que compartían gran parte de su día con las pequeñas y, aunque ella quisiera negarlo, Xanthe sabía que Leah Clearwater había comenzado a sentir apego por su hija también.

Embry se encargó de relatar con sumo detalle todo el dialogo que tuvieron con la vampiresa en la reserva, también les contó sobre las fechas en las que Sam había partido en busca de Bella  así como también les indicó el lugar donde ella había dicho que la buscaran. Xanthe fue la primera en querer ir a buscarla, más Carlisle la detuvo alegando que aquel sería un movimiento muy obvio de su parte y sería más complicado para ellos; Si bien las visiones de Alice le parecían bastante molestas a la pelinegra, en ese momento los ayudaban. La de corto cabello visualizó la llegada de su hermana en una semana justa, en el mismo claro en el que los Volturi los habían visitado meses atrás.

Al día siguiente, cuando las niñas hubieron descansado, ocho vampiros partieron hacia el conocido claro seguidos por cuatro lobos. El ambiente no era el mejor, sin embargo las joviales risas que soltaban las menores al ir subidas sobre el lomo de Jacob hicieron que la tensión se disipara y disfrutaran de los días restantes que les quedaban.

Xanthe había evitado al cobrizo la mayoría del tiempo, no le apetecía tener que cruzar palabra con vampiro en aquel momento, menos aún cuando estaba segura de que si le dirigía la palabra era muy probable que terminara estrellándolo contra alguna roca.

Su humor había ido empeorando con el pasar de los días, cuando la fecha del encuentro estaba cada vez más cerca. Había intentado compartir el mayor tiempo posible junto con su hija, de igual forma había pasado tiempo con Renesmee. Xanthe entendía de primera mano lo que se sentía que tu propia madre te rechace o no quiera saber nada de ti, la pelinegra empatizó fuertemente con Renesmee, y Renesmee se dejó querer por la mayor.

A dos días del encuentro, Esme y Rosalie volvieron junto a Keon, esto desencadenó que el cobrizo cambiara su humor repentinamente y en vez de tener un vampiro malhumorado, ahora tenían dos. Esme observaba la situación, su cara demostraba la tristeza que aquella imagen le provocaba. La mujer sabía que nada justificaba las acciones de su hijo adoptivo, es más, ella había sido la primera en sentirse decepcionada con lo que éste había hecho. Sin embargo, Esme lo único que deseaba era la felicidad para todos sus hijos, y sabía que Xanthe hubiera sido una buena opción. Tenía la falsa esperanza de que, aunque fuera muy difícil, ambos pudieran estar juntos y criar a las niñas como una familia.

Edward podía oír los pensamientos de su madre, una mueca parecía haberse tatuado en su rostro. El cobrizo no fue capaz de decirle que aquello era algo totalmente imposible, incluso él no se perdonaría nunca a sí mismo. Luego de terminar con aquello, el eterno adolescente le daría a conocer su decisión a su familia.

Edward giró su cabeza y se encontró con el preocupado rostro de su hija, intentó saber lo que pensaba más su mente parecía estar completamente en blanco. El vampiro se acercó a la menor y acarició su cabello con suavidad.

— ¿Qué sucede?—la baja voz de su padre hizo que volviera en sí y lo mirara.

Las achocolatados ojos de Renesmee se clavaron en los dorados de su padre, todas las emociones siendo transmitidas con solo una mirada. El mayor ya sabía de qué trataba todo aquello, más quería que fuera su hija quien se lo dijera directamente.

— Papá, ¿Aithne estará bien?

El cobrizo levantó la vista en el momento en el que la niña que compartía sus mismos rasgos se acercaba a ellos y se sentaba junto a Renesmee. Aithne lo miró y le dedicó una sincera sonrisa. Aunque no lo admitieran, tenían al resto de doce pares de ojos puestos en ellos.

— Por supuesto que estará bien, no dejaremos que os pase nada a ninguna de las dos. No los dejaré.

Las palabras de Edward terminaron por destrozar a la pelinegra que estaba atentos a ellos.

DESIRES; edward cullenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora